Hace algunos meses me jugué el brazo derecho a que " Quatermain, el tesoro de la ciudad perdida " era la peor película de todos los tiempos.
Manco pues, tullido de por vida estoy. Porque ayer de madrugada, rudo sacerdocio el del insomne, tuve ocasión de ver, entre vómito y vómito, la media hora q pude soportar de una producción española llamada El Cid Cabreador.
Ahora sí q me juego no el brazo, sino el cuello, a q es imposible superar este contradios. Es q ni siquiera puedes creerte lo q ves. Alucinante.

Esta es , la primera de las miles y miles de películas que ví en un cine. Roxy se llamaba la sala, ya extinta, como tantas otras.

Aprovechàndome de que casi nunca se hacen públicas mis críticas, he de decir que me ciscado cien veces en la medre que parió a los americanos que crearon esa fàbica de sueños, muy a menudo pesadillas, que es Hollywood.

Sin embargo, tienen ítems irrepetibles, irreemplazables . Y nada sería lo mismo en nuestras vidas sin ellos.

Esta película es una jauría de fieras gritonas. En España , se doblaban las cintas con una sobraúra teatral que, siendo los actores de doblaje extraordinarios ( de lo que yo he oído, los mejores, quizà juntó a los argentinos ), a veces, oídas hoy, resultan casi hirientes.

Pero en el caso de esta cinta, creo que ese decibelio sobrante, es buscado. Esta película retrata, o lo intenta sin duda, el momento de mayor repercusión en toda la historia del cine. Esto es, la transición entre el cine mudo y el sonoro. Desde Chaplin hasta Solado Ryan ( la cumbre absoluta del montaje sonoro ) esta película es la bisagra.

Como ademàs, Sir Stanley asombrosamente sigue vivo, he pensado que antes de que palme, aunque nunca leerà estas líneas ( caso de que fueran publicadas, cosa que me permito dudar ) este humilde visionador de películas tenía aún hoy, un par de cosas que decir.

Hay muchas cosas que para nosotros, hermanos, resultan distintas cuando ves cine. Glamour, le dicen algunos. No sé, yo le digo encanto. Y a encanto, a esta película, no le gana ninguna otra.

Como conocéis esta cinta tan exhaustivamente , me ahorraré cualquier comentario técnico. Sobra y sobra. Para mí encarna las mejores virtudes de Hollywood, vendamos alegría, vendamos arte, y si alguien no le gusta, que se j... ( era joda, pero temo que esta palabra no està admitida por la Real Academia de FA ). La ultra famosa escena, considerada una de las diez màs emblemàticas de la historia del cine, efectivamente es la h ( era hostia, pero no sé si està permitido este vocablo, aquí ). Es ESPECTACULAR.

Declaro solemnente mi amor incondicional por esta.... obra. A pesar de los chillidos de la rubia, o precisamente por ellos. No fuimos nunca Gene, a pesar de que tanto lo deseamos.

Se deja ver, y al día siguiente no recordarás haberla visto. Algo muy impactante, la estampa que ofrece Johnny, q tiene un aspecto memorable, es lo único que recordaremos del film en poco tiempo. No me ha gustado nada, pero nada, la fotografía de interior, tan oscura y tan al contraluz que muchas veces solo ofrece siluetas. Si lo pretendía, a mi no me parece un acierto; si no lo pretendía, es un error técnico de bulto.

Blandita blandita, parece una producción para televisión sueca o alemana, de las que las grandes cadenas de televisión compran por volquetes y que antena 3 pasa los sábados y domingos a la hora de la siesta. Mejor rodada, por un director experto; con un par de bellos planos americanos de la protagonista. Con un inicio prometedor, con un desarrollo poco verosímil, y un final tipo cuento de hadas buenas. Si te gastas más de 5 pavos ( día del espectador), estás palmando pasta.

Como era de Denis Villeneuve, mi chica la compró. Habíamos visto Incendies y Prisioneros y nos habían llamado la atención. Procuramos verla con cierta entrega, pues. Pero vaya chasco, todo por ese empeño a veces malsano de llevar a la pantalla lo q no està hecho para el cine. Lo mejor q puedo decir es q es un coñazo a fuego menos que lento. Pero quizás lo más justo sería meter al director un mes en una casa de reposo. O mejor hacemos una derrama y lo dejamos allí hasta nueva orden...