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Críticas de Alfie
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Críticas 256
Críticas ordenadas por utilidad
8
17 de diciembre de 2008
42 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
O como el maestro Huston es capaz de sacarse una obra magnífica del bolsillo. Viendo la película es innegable que el regustillo a "La Reina de África" está presente. Sobre todo cuando la relación entre el marine Allison y la hermana Ángela empieza a tomar tintes humanos. Pero antes de que esto ocurra Huston se encarga de meternos a través de su excelente cámara en una película que se termina conviertiendo en una de esas pequeñas joyas que el cine esconde en sus rincones. El saber disfrutarlas, admiradlas y comprenderlas te da ese billete para viajar a esos rincones.

Comienzan los primeros fotogramas con un excelente Mitchum a la deriva en medio del océano. Comiéndose la nerviosa cámara de Huston tras su desembarco solitario en una desconocida isla del Pacífico a la que la suerte o la desgracia, o simplemente las olas, le han llevado. Estamos en plena guerra mundial y el cabo de los Estados Unidos Allison se dispone a vivir una experiencia que le cambiará seguro su vida. No necesitan ni Huston ni Mitchum ninguna palabra. Se hablan a través de la cámara. Mitchum llega a la playa, se esconde, avanza desesperadamente a través de la vegetación en busca de agua dulce. Bebe. Se camufla de nuevo y nadando entre las aguas divisa e inspecciona lo que parece ser un asentamiento. No, una colonia. Hay una iglesia en lo alto de una pequeña colina. Aparece la hermana Ángela (Deborah Kerr) e inmediatamente la cámara se tranquiliza. Mitchum se calma. Terminan así unos primeros ocho minutos inolvidables, tremendamente dinámicos y que sirven perfectamente para demostrarnos lo que pueden hacer dos grandes en un abrir y cerrar de ojos.

A partir de aquí Huston filma algo que le gustaba y a lo que ya anteriormente en su carrera se había referido: la relación entre un hombre y una mujer tremendamente diferentes ambos y que consiguen, en medio de terribles difilcutades, encontrar fuertes nexos de unión entre ellos y que muestran al espectador de una forma tremendamente metafórica y simbólica. Esto le gustaba mucho al director americano. La casi-poesía que termina invadiendo la relación del cabo Allison y la hermana Ángela la convierten en una preciosa y evocadora historia de amor. Historia de amor que durante toda la película es imposible pero que Huston arregla con un final en el que el espectador es el auténtico guionista.

Pocos medios pero mucho talento. Fuegos de artificio bien utilizados y casi paremos de contar. Lo demás es plena magia interpretativa y de dirección. Totalmente imprescindible a la hora de seguir la carrera del director americano y para reafirmarse en que cuatro décadas rodando maestro todavía me parecen pocas...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alfie
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8
10 de marzo de 2010
41 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cómo un director tan poco prolífico como Ophüls es considerado sin embargo uno de los cineastas más importantes por críticos, entendidos y otros compañeros de profesión? Películas como esta “The Reckless Moment” sirven como respuesta y efectivamente sitúan al vienés en un escalón donde muy pocos pueden llegar. Director sutil, esmerado, cuidadoso y estilista, supo crear ambientes como nadie e incluir en ellos a sus protagonistas con una naturalidad pasmosa. Su comienzo, bajo el cobijo del mejor expresionismo alemán, sus trabajos en Estados Unidos o su vuelta a Francia para rodar esos exquisitos dramas de época, suponen uno de los recorridos más fantásticos en la historia del cine y elevan a su filmografía a la categoría de excelente.

Pero centrémonos en esta “The Reckless Moment”, un film trascendental, con una importante denuncia a las estructuras familiares americanas y que supuso la vuelta a territorio europeo del cineasta tras la evidente poca aceptación que tuvo en los Estados Unidos. Y es que no podemos obviar la crítica de Max a la situación familiar de Lucia Harper (Bennett), una mujer que ya desde el primer fotograma se nos muestra como una esclava, una prisionera de su propia familia que la mantiene controlada y ocupada en asuntos generalmente triviales e insignificantes. Ante la ausencia de su marido, un hombre de negocios que no regresa a casa ni por Navidad, Lucía ejercerá un matriarcado basado en unas reglas austeras y que la anuncian como una mujer de costumbres tradicionales y conservadoras. Sin embargo, todo ese mundo creado por ella misma se vendrá abajo cuando su hija Bea se mezcla con un tipo de dudosa reputación que, tras resultar muerto accidentalmente en una disputa con la propia Bea, propiciará la aparición en escena de un delincuente de L.A., Martin Donnelly (Mason) quien, aprovechándose de la situación, hará chantaje a Lucia.

Llegados a este punto el film toma un peso brutal. La relación entre Lucía y Martin será una de las más increíbles que uno haya visto en la pantalla. La evolución de ambos será tan impresionante como su final, uno de los más logrados de la época. Por una parte Lucía conocerá lo que hay fuera del mundo tan hermético que ella ha creado. Saldrá de su casa, en las afueras de L.A., y transitará por los lugares más sórdidos de la ciudad sintiéndose extraña y conociendo sus propias limitaciones como mujer y esposa. Martin, por otro lado, se acercará al calor de la vida familiar y decente que nunca tuvo, ansiándola desde el primer momento. Y mientras uno va conociendo la vida del otro…el amor. Pero un amor contenido, imposible, sacrificado y con terribles consecuencias que hará sucumbir a nuestros dos protagonistas.

Escuela alemana para filmar esta historia llena de tintes negros, de suspense, de intriga y de clase, de mucha clase. Ophüls, director con mayúsculas de un film que, como tantos otros, es imprescindible recuperar y mantenerlo donde debe estar: en la cima de la cúspide y más allá.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alfie
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7
12 de febrero de 2009
42 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues sí, esta ha sido la ganadora del Sundance ´08. Ópera Prima de la directora Courtney Hunt (alguién pregunta acertadísimamente donde ha estado esta mujer todo este tiempo) y que añade en noventa y siete minutos los mejores ingredientes para tener lo que por aquí en mi tierra se dice "una película de mamaso". Pocos medios, personajes corrientes, actores en su máximo estado de expresión, una directora consciente de su trabajo para y por la película y como no un rinconcito perdido el la frontera este entre Canadá y Estados Unidos. Qué más se necesita cuando hay ganas de hacer buen cine.

El encuentro de dos mujeres necesitadas, al límite de sus posibilidades sobre todo financieras, es el punto de partida que utiliza Courtney Hunt para llevarnos entre el frío y la nieve a través de una relación que poco a poco se va llenado de comprensión, de amistad, de solidaridad. Y paralelamente el drama. El drama de Ray Eddy abandonada por su marido y dejándola en la más absoluta estacada junto con sus dos hijos y sin la casa de sus sueños. El drama de Lila Littlewolf, una chica mohawk que contrabandea a través de la frontera y que tiene que lidiar en su interior con no poder tener a su hijo bajo su tutela debido a las difíciles circustancias que la rodean. Y por último el drama de los inmigrantes ilegales que en busca de un sueño meten sus cabezas en un maletero a cambio de una deuda que para todos termina siendo casi imposible de saldar.

Resaltar también a los actores, sobre todo en la figura de la veterana Melissa Leoy pero sin dejar de destacar a los demás, a quienes les corresponde una parte muy importante del verdadero mérito de la cinta: la humanidad que invade a cada uno de sus personajes. Cada uno de ellos entra en esa dinámica requerida por la directora y que termina haciendo de la cinta una historia de personas por encima de cualquier otra cosa. El fondo real del tema del contrabando a través de los territorios de Quebec y Nueva York por la superficie helada del río Saint Lawrence sin duda así lo exige.

Grata sorpresa otra vez proveniente de ese cada vez más maravilloso festival ideado en la cabeza de un grande y al que esperemos sigamos agradeciendo los buenos títulos que nos descubre y que hace que año tras año sigamos disfrutando. Gracias Robert.
Alfie
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9
10 de mayo de 2010
38 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Totó. No, no es el niño de “Cinema Paradiso” ni el inmortal actor italiano. Es, seguramente, el último de los grandes hijos de puta. Menudo tipo. Los que tenemos ya unos añitos, aunque pocos aún, podemos recordar perfectamente como a principios de los noventa se cargaban espectacularmente al súper juez italiano Falcone que, decían, era el primero que ponía todos los cojones encima de la mesa contra eso que llamaban mafia. Digo eso que llamaban porque hasta que el arrepentido Tomazzo Buscheta no le contó a Falcone todos los detalles de aquella “Cosa Suya” no se sabía muy bien cómo, dónde ni quién. Al menos desde fuera, porque en Sicilia siempre lo supieron.

Seis capítulos. Seis películas de más de hora y media. ¿Exagerado? No, necesario. Porque, créanme, contar la vida de este elemento en menos tiempo se haría imposible. Nada más dedicar un ínfimo porcentaje a los asesinatos que cometió y mandó ejecutar alcanzaría el metraje de “Lo Que el Viento se Llevó”. Y ahora podemos entrar en disquisiciones de las razones socio-políticas de la aparición de la mafia siciliana en el siglo XIX, de sus relaciones con los gobiernos italianos, con el tráfico de drogas internacional o con el desembarco de los americanos en la isla italiana. Pero me parece que eso no es lo importante. “Il Capo dei Capi” huye de análisis profundos y se centra única y exclusivamente en todo lo que significó la figura de este cabronazo y sus colegas corleoneses que, haciendo un guiño a la ficción cinematográfica, convirtieron su pueblo, el pueblo de Don Vito, en un lugar de leyenda.

Apoyada en la única figura ficticia de la serie, Biagio Schiró, la historia avanza contándonos el ascenso y encumbramiento de Riina, ese vejete que vemos en los vídeos declarando ante un Tribunal y que parece poca cosa: “Yo soy un trabajador honrado, un pobre campesino de Corleone, yo no sé nada”, dice con semblante tranquilo y aparentemente inocente. Qué huevos los del corleonés y sus adláteres. Yo tengo que darme un viaje a Sicilia y llegar hasta allí. La cuna, el mito, la fábula de la delincuencia criminal más acojonadora que haya existido. Lo demás son burdas imitaciones, más o menos crueles, pero nadie, repito, nadie hasta hoy ha he llegado a controlar o a plantearle una guerra a todo un Estado moderno como hicieron ellos.

La serie no tiene desperdicio. No posee la espectacularidad de las de la HBO pero presume de un aire a realidad que no se lo puede quitar de encima. Uno la ve y piensa que lo que ocurrió por aquellos lares durante todo el siglo pasado tuvo que ser algo muy parecido a lo enseñado. Y ese es su tremendo éxito. Cuando termine de verla no le pasará como con Al Pacino, con quien uno termina simpatizando. Aquí, pensará en el personaje, le entrará un repelús y dará gracias por no haber nacido un poquito más al este y unos años antes. Serie para no perdérsela y totalmente recomendable sobre un personaje para el que todo calificativo se queda corto: Il capo di tutti capi.
Alfie
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8
15 de septiembre de 2009
38 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me encanta Nicholas Ray. Me encanta su gusto para filmar cualquier tipo de historias y para hacer partícipe al espectador de lo que está viendo. Me encanta el análisis que hace de cada uno de sus personajes y como profundiza en sus conflictos personales. Me encanta como los hace evolucionar y como llena sus vidas de disyuntivas y dilemas. Me encanta su gusto para elegir la música y como la utiliza para adornar su siempre magnífica puesta en escena. Me encantan sus movimientos de cámara y como sigue sigilosamente a los protagonistas captando unos magníficos planos una y otra vez.

“The Lusty Men” es otra muestra más de esa manera de hacer cine tan personal que tenía el cineasta. Es una historia de dos hombres diferentes pero que tienen en el mundo del espectáculo su punto de encuentro. Robert Mitchum es Jeff McCloud, un cowboy que se retira del mundo del rodeo tras una carrera plagada de éxitos y popularidad. Hombre solitario, conocedor absoluto de su profesión pero que decide abandonarla tras años y años de peligro continuo. En su camino de vuelta se cruzará con Wes Merrit (Kennedy), un jornalero de la espuela que tiene como sueño comprar su propio rancho. Sueño que comparte felizmente con Louise (Hayward), su honrada y fiel mujer. Ambos, movidos por la necesidad de dinero rápido y a pesar de los deseos de Louise, se embarcarán junto con Jeff en un viaje donde Wes se hará cowboy profesional: Jeff pondrá su experiencia y Wes su talento encima de la silla.

Así, dos futuros muy distintos se unen en un mismo camino. Camino que se hace tumultuoso cuando Louise toma protagonismo (como siempre las mujeres cogen la batuta en el cine de Ray). Ella se erige como la única persona cabal y coherente dentro de tanto polvo, toro, novillo, fiesta y gente de complicado pasado y presente. Con el único anhelo de que Wes consiga el dinero que necesitan y deje el peligroso mundo en el que se ha metido, Louise verá como poco a poco se produce un acercamiento con Jeff mientras que irremediablemente ve como Wes se aleja de ella. Creado ya el triángulo (qué te gustaba Ray, qué te gustaba) las miradas y los diálogos toman presencia hasta llegar a un fina fatal que servirá como punto de reencuentro de Louise, Wes y Jeff.

Excelente montaje que mezcla imágenes reales con imágenes filmadas, y que llenan un fondo dramático con un envoltorio de acción y entretenimiento. Héroes caídos, sueños, amores imposibles e intereses egoístas se mezclan con la tira de lazo, el derribo de novillo y la monta de toros salvajes y potros. Espectáculo fantástico que ha llegado hasta nuestros días y que ha formado parte importante del western dando grandes títulos como sin duda lo es este “The Lusty Men”.
Alfie
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