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España España · Madrid
Críticas de Feisal
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Críticas 51
Críticas ordenadas por utilidad
10
30 de octubre de 2008
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Conmovedora, real y dura como la jodida vida misma, pero al mismo tiempo con un humor y un toque de esperanza que nos dicen que no todo está vendido. "Los lunes al sol" sorprendió en su día a casi todos, a los que creían (creíamos) que iba a ser otra de tantas películas españolas sosas y grises, a los que ya conocían a Fernando León después de "Familia" y "Barrio", y en general, a todo el mundo. No parecía que una película sobre el día a día y las desventuras de un grupo de parados de un ciudad gallega o asturiana (está rodada en Vigo, pero se inspira en sucesos reales acaecidos en Gijón) pudiera dar demasiado juego. Pero es que Fernando León, como ya demostró en sus anteriores películas, insufla a todos sus personajes una inspiración distinta a lo habitual. Puede que estén en el paro o que sean un grupo de chavales que viven en un barrio obrero de la periferia, pero siempre contarán con el humor, la imaginación y la perseverancia en sus modos de ver la vida. Con una mezcla de humor negro, cinismo e integridad, que son, básicamente, las características de Santa (Javier Bardem), piedra angular y nexo de unión para todos sus compañeros, este grupo de amigos, a los que pronto adoptamos como nuestros, suponen todo un catálogo de situaciones humanas, desde el matrimonio en el cual es ella la que trabaja (Luis Tosar y Nieve de Medina), pasando por el que no se rinde, y sigue yendo a mil entrevistas, a pesar de su edad (José Ángel Egido), por el que sí ha conseguido trabajo y eso provoca fricciones con los demás (Enrique Villén), o el que ha perdido toda esperanza y se refugia en la bebida (Celso Bugallo). La película no comienza planteándonos un problema, y acaba mostrándonos la situación, sino que es más bien un fresco, un día a día, en el que asistimos a las conversaciones, ilusiones, frustraciones, miedos y risas de este grupo de amigos, cada cual con su propia situación, pero que todos ponen en común en su propio refugio (el bar, propiedad de otro del grupo, Joaquín Climent). Los diálogos, certeros, humanos, y hasta cómicos, no aburren en ningún momento, sino que hace que te impliques y que sigas las luchas diarias de estos amigos, como si estuvieras a su lado. Al final, cada uno resolverá los pequeños problemas que tiene, pero seguirán buscando trabajo, y pasando los lunes al sol. Película humana, película sólida y tierna, veraz y emotiva... capitaneada por unas interpretaciones absolutamente magistrales, desde un Bardem inmenso, pasando por Tosar, Egido, Nieve de Medina, Bugallo, etc. La música suave y tranquila de Lucio Godoy termina por enmarcar esta pequeña obra de arte, que nos demuestra que sí, que como diría Santa, a veces también se hace un cine distinto en este país, en las antípodas de lo de siempre.
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Feisal
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6
17 de junio de 2008
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocos libros han levantado tanta polémica en tan poco tiempo como El Código da Vinci. Dan Brown aun sigue haciendo caja de las ventas de esta historia de intriga-acción-misterios religiosos-enigmas, entretenida, trepidante y olvidable. La película sobre las andanzas de Robert Langdon no se hizo esperar, y, la verdad, yo esperaba que hicieran un producto bien hecho, con estilo, intriga y buen ritmo. Soñaba con que Steven Spielberg, Michael Mann, David Fincher o incluso el mejor Ridley Scott la dirigieran, pero pronto me bajé de la burra. Cuando supe que era Ron Howard el elegido, empecé a quitarme ilusiones respecto a esta película. Y bien que hice. Porque aunque Howard venía de rodar su probable mejor película, "Cinderella Man" (que tampoco era una obra maestra), no le veía yo sabiendo sacar partido al misterio y al suspense al estilo de Mann o Fincher. Y acerté. Porque no solamente no saca partido a nada, sino que, rizando el rizo, consigue aburrir con una historia que tendría que provocar lo contrario. Howard y su inseparable y mediocre guionista Akiva Goldsman se enredan en la historia de secretos religiosos y persecuciones por París y Londres, y ponen a correr a un Tom Hanks voluntarioso, solvente (y con un pelo largo que no venía a cuento) pero que no acaba de dar el tallo como el criptógrafo Langdon; al lado de nuestra Amélie, una Audrey Tautou que no tiene química con Hanks y que se hunde con su personaje. De enigma en enigma, de explicación en explicación, de sorpresa en sorpresa, y de bostezo en bostezo, llegamos al final, donde se destapan todas las carencias de Howard. Gracias a Dios, existen Ian McKellen y Paul Bettany, que se comen la pantalla, junto con unos desaprovechadísimos Jean Reno, Alfred Molina y Jürgen Prochnow. Ese desfile de grandes actores, junto con la buena banda sonora compuesta por Hans Zimmer, salvan mínimamente el honor de esta aburridilla película de gran factura técnica, todo sea dicho. Un 5 por el leve interés con que se sigue, por sus actores, su factura y su música.
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Feisal
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8
20 de julio de 2005
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si "Batman"(1989) me pareció algo así como casi una obra maestra del cómic, ésta me parece algo así como casi una obra maestra de las secuelas de cómic. Lo bueno de toda secuela es que si en la primera película se presenta al personaje y sus motivaciones, en la secuela puedes ahondar en su personalidad y psicología. Pues sencillamente eso es lo que ha hecho Tim Burton aquí. Tiene sus fallos, claro, pero los aciertos son el doble: mantener a Michael Keaton como Batman (para mí, junto con Christian Bale, es el Bruce Wayne auténtico, Val Kilmer y George Clooney no cuentan), contratar a la Pfeiffer como la sensualidad encarnada en Catwoman (me río de la pobre Halle Berry y sus saltos), a Danny DeVito como el Pingüino (magnífico personaje, magnífica interpretación), al siempre perfecto Christopher Walken como la amenaza fantasma de este filme, mantener a Danny Elfman, que compuso aquí una excelentísima música (atención a los créditos iniciales, con los coros de niños), ampliar los decorados góticos (más Gotham, el zoo congelado, la mansión Cobblepot, la mansión de Wayne, la guarida del Pingüino...), etc., etc. Podría escribir todo el día sobre los aciertos de este estupendo filme. Burton también acierta en la relación entre Batman y Catwoman (saltan chispas, y no de odio precisamente), entre Max Shreck (Walken) y el Pingüino... ¡Ah!, y también hay más gadgets (me encantan las alas de murciélago), más vehículos, más acción. En definitiva, ésta película debería haberse titulado "Batman vuelve, o cómo hacer una secuela dignamente". Un apunte más: para quienes (como yo) hayan disfrutado como niños con estas dos películas de Batman no les recomiendo ver las dos infumables continuaciones de Joel Schumacher, porque destroza tranquilamente toda la labor de Tim Burton. El que avisa no es traidor.
Feisal
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3
4 de septiembre de 2006
13 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
A esta película la tengo un cariño especial porque se estrenó al año en que yo nací, y fua la primera película que me compré en DVD, cuando todavía no sabía distinguir entre lo malo y lo bueno. La vi en vídeo con un amigo por primera vez, en una época en la que yo me pirraba por los aviones y los cazas (incluso coleccionaba unas figurillas de aviones de combate de metal, ¡qué tiempos!). Es por ello que esta película me encantó, ni me fijé en lo ridículamente patriota que es, en lo increíble del argumento (una chaval- Doug -que, por lo visto, sabe más de cazas que el más experimentado piloto, roba dos cazas con la ayuda de sus amigos frikis locos por los aviones, y consigue la ayuda de un veterano piloto negro, y traza un plan para rescatar a su padre, también piloto, que ha sido apresado en un malvado y muy malo país de Oriente Medio, y para ello tendrá que liquidar a toda la flota de cazas y helicópteros de la Fuerza Aérea de ese país, casi ná), ni en lo malo que es el tal Jason Gedrick actuando.

Eso sí, me lo pasaba bomba viendo a los cazas explotar en los aires, y ver cómo al prota le da tiempo de aterrizar en el aeropuerto enemigo y recoger a su papi. Ahora, con la perspectiva del tiempo, me doy cuenta de lo mala que es, de lo buenos que son los yanquis, y de lo malos que son los árabes. Eso sí, aun me gusta ver a tanto caza surcar los aires. Y es que esta película me la veo sin parpadear bien tumbado en el sofá, y evocando mis tiempos de chiquillo.

P.D. : Eso sí, Louis Gossett Jr., Oscar al Mejor Secundario por "Oficial y caballero", actúa como pocos, y el doblaje del fenómeno Constantino Romero lo hace más grande aún.
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Feisal
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10
30 de enero de 2006
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Existen a veces películas que, más allá de los Oscar que han ganado, o del valor cinematográfico que poseen, que tienen una especie de halo que las envuelve, y que las convierte en míticas para la eternidad. "Matar a un ruiseñor" es una de estas películas, y por varias razones. La historia de Atticus Finch (Gregory Peck), el abogado padre de dos hijos huérfanos, que los educa con dulzura pero sin ñoñerías, hablándoles con respeto y tranquilidad, y sabiéndoles escuchar. A la vez que educa a su hijo Jem y a su hija Scout, debe enfrentarse a un caso muy complicado, el de la acusación por parte de un granjero de que su hija ha sido violada por un negro, Tom Robinson (Brock Peters), a pesar de que no existen pruebas. La gente, en un comportamiento típico del sur de los EEUU de los años 30, da por hecho que Tom es culpable. Y Atticus se encarga personalmente de su defensa, acarreándole enemistades de sus vecinos, pero que él soporta sin rechistar, pues cree en su dignidad y en sus valores, y en la inocencia de Tom. Sus hijos son testigos de la lucha de su padre contra los valores establecidos por una sociedad racista e ignorante. Gregory Peck compone el que, seguramente, es el mejor personaje de toda su carrera, y que le valió justamente el Oscar (aunque yo se lo habría dado ex-aequo con Peter O'Toole, por su Lawrence de Arabia), en una interpretación llena de honradez, dignidad, sabiduría, fe en unos principios morales, y firmeza en sus convicciones. Los actores Philip Alford y Mary Badham, interpretando a sus hijos pequeños, lo hacen muy bien, especialmente la pequeña Mary, que trasmite toda la admiración que un hijo puede sentir por su padre. La música de Elmer Bernstein es apacible, bellísima y evocadora, y la dirección de Robert Mulligan plasma a la perfección la novela de Harper Lee en la pantalla, sin dejarse ningún detalle o matiz. Estamos ante una película que educa, que enseña, y que nos muestra cómo debería ser el hombre ante ciertas situaciones, pero, sobre todo, emociona.
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Feisal
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