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Críticas de Sandro Fiorito
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Críticas 372
Críticas ordenadas por utilidad
6
2 de febrero de 2012
64 de 86 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las historias protagonizadas por niños siempre albergan grandes alicientes: citarnos de nuevo con nuestras más inocentes ilusiones, hacernos soñar de la misma manera que cuando aún no éramos conscientes de las miserias que componen esta vida, devolvernos parte de la infancia que perdimos, transportarnos a un mundo mágico en el que los problemas siempre tienen alguna solución… Martin Scorsese (“Shutter Island“, 2010) pretende resucitar ese espíritu traicionando -de nuevo- su propia identidad artística. Y es que el trabajo del realizador italoamericano a lo largo de su carrera puede dividirse en dos partes: la auténtica (urbana, reflexiva, oscura, delincuente, polémica, única, llena de personajes convertidos en icono) y la que inició una vez entrado el nuevo siglo: más densa, arriesgada, comprometida con historias enrevesadas, transmitiendo la sensación de que tuviera que saldar alguna deuda con esa parte del cine que nunca tocó.

A todos sorprendió su anuncio de una película familiar en 3D, producto en las antípodas de lo que hasta ahora había hecho el director. John Logan (“Gladiator“, 2000) adapta la novela escrita por Brian Selznick ‘La invención de Hugo Cabret‘, cuyo argumento nos habla de un niño huérfano llamado Hugo que vive sólo entre los grandes relojes de una estación de tren. Allí los mantiene y repara, y cuando el hambre acucia baja a darse algún paseo entre los andenes para birlar algún tierno croissant. Su mayor reliquia es un robot estropeado y oxidado cuyo funcionamiento se acciona a cuerda, y su mayor objetivo, el de repararlo, por toda la historia sentimental que hay detrás de él. En su odisea se cruzarán personajes que intentarán darle caza para meterlo a un orfanato, como el Inspector (Sacha Baron Cohen), o ayudarle, como es el caso de la entrañable niña ansiosa de aventuras, Isabelle (Chloë Moretz). El mayor enigma se esconde tras las barbas del personaje interpretado por Sir Ben Kingsley, George, que regenta una tienda de reparación de juguetes dentro de la estación.

La película quiere ser un sentido homenaje al cine y una experiencia llena de sueños infantiles, y aunque en su conjunto es preciosa y la atmósfera de la que está compuesta puede considerarse como mágica, hay algo que deja vacías las emociones o la capacidad de transmitir de esta historia. Como película infantil, “La invención de Hugo” es brillante: si yo tuviera siete años estaría saltando de alegría sobre mi butaca, celebrando esta bella e inocente fábula nostálgica. Pero como hace ya muchos años dejé atrás esa edad, sólo puedo contemplarla desde una percepción adulta que no logra sobrecogerse, ni emocionarse, ni vibrar con esta película, encontrando múltiples desenlaces bastante predecibles y multitud de historietas demasiado impuestas e ingenuas como para sorprender.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
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Sandro Fiorito
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8
2 de marzo de 2010
43 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es Clint Eastwood rodando sobre algún vistoso Ford Custom del '66 entre los edificios de San Francisco buscando malhechores en “Harry el Sucio”. Es Alfredo Landa en “El crack” encarnando al detective privado Germán Areta, en un Simca 1000 Barreiros recorriendo la Gran Vía madrileña de inicios de los años 80, después de zamparse un filete con patatas en una sombría tasca con suelo cubierto por cientos de servilletas arrugadas y palillos. Con un estilo claramente inspirado en el cine estadounidense, ésta película no deja de ser una joya del cine español, enterrada y olvidada por muchos y merecedora del más grato de los homenajes, recordándola humildemente al menos desde las líneas de esta crítica. Ya desde su primera escena se vislumbran las buenas maneras de una gran película y se garantiza que pasaremos 119 minutos que seguro acabaremos agradeciendo por la gran calidad de la cinta en su conjunto.

¿Quién es Germán Areta? Según sus palabras, “un tipo duro y solitario que trata de sobrevivir en una sociedad podrida gracias a un trabajo sucio”. Un detective privado que tiempo atrás fue policía y que hoy, revólver al cinto, se dedica a realizar todo tipo de investigaciones menores que se verán desplazadas por el nacimiento de un caso mayor. La nueva historia que le trae su recadero-detective “Moro” (Miguel Rellán), -un antaño delincuente reinsertado en la sociedad gracias a la confianza brindada por Areta- pinta aparentemente de forma convencional, pues parece un trabajo bastante sencillo: encontrar a Isabel Medina, la hija de un misterioso cliente. Isabel escapó años antes del hogar familiar y se refugió en los brazos de un universitario que acabaría siendo locutor de radio en la SER. Después de interrogar al profesional de las ondas, comienzan a aparecer complicaciones en el caso hasta estar envuelto Areta, también conocido como "El Piojo", en algo demasiado gordo para lo que acostumbra.

Pero esto no evita que a pesar de ser un solitario de rostro melancólico, disfrute de agradables momentos en compañía de una amiga (María Casanova) y la pequeña hija de ésta. Con ambas consigue estrechar unos lazos que superan el cariño y prácticamente entre los tres, forman una familia. También tiene algo parecido a un amigo, su peluquero, que no para de hablarle de Nueva York y su puente de Brooklyn, a la par que plantea debate sobre cuales eran los mejores boxeadores de entonces.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
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Sandro Fiorito
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10
22 de diciembre de 2009
42 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Fue traspasado por nuestras rebeldías, triturado por nuestras culpas; por sus llagas hemos sido sanados." Isaías 53 - 700 a.C.

Y acto seguido comienza La pasión de Cristo, que me mantiene inmóvil durante toda su duración, casi olvidándome de parpadear e ignorando el hecho de que lo que tenía ante mis ojos, era una película, debido al descomunal realismo que transmite su historia.

Totalmente inmerso en su trama y sorprendiéndome con lo conmovedor y sangriento de sus escenas, que muestran las últimas y agónicas horas de vida de Jesús camino a su crucifixión, según el Nuevo Testamento, he disfrutado de su esperanza y he sufrido por la crueldad de lo físico.

Rodada en arameo, latín y hebreo, (que eran las lenguas que se hablaban en la época de Jesucristo) y ofrecida con subtítulos, obtuvo la crítica favorable por parte de las autoridades eclesíasticas y gran división de opiniones en general, convirtiéndose en una de las películas más controvertidas.

Pero lo cierto es que estamos ante un film bestial, en el que James Caviezel parece ser el mismísimo Jesús traído por Mel Gibson (Braveheart, El hombre sin rostro) para la ocasión. Sus escenas perfectamente enlazadas, una fotografía impecable y la música de John Debney sostienen firmemente su grandioso, intenso y bíblico guión.

Uno de los preciosos eslóganes con los que se promocionó la película en su estreno fue: "Hace 2000 años, un hombre desafió al mundo. Su mensaje era de amor."
Sandro Fiorito
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7
24 de mayo de 2012
38 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Brendan Gleeson encarna a Gerry Boyle, uno de esos personajes cuyas características conquistan la pantalla. Un peculiar policía de un pequeño pueblo, racista, aficionado a las putas, el alcohol y no muy distanciado de las drogas, con una forma de trabajar más propia de un Sheriff del Lejano Oeste que de un agente contemporáneo, y que de la noche a la mañana se ve inmerso junto al FBI en una descomunal operación contra el narcotráfico internacional. Ópera prima de John Michael McDonagh (guionista de “Ned Kelly: Comienza la leyenda”, 2003) en la que se nota mucho más acierto del que podríamos esperar de un director novel.

Aunque el pilar fundamental de la película es la completa descripción del protagonista, las formas del realizador se palpan en la creación de la deprimente atmósfera sobre la que se inyecta una exquisita dosis de un humor letrado, inteligente, trabajado, que rehuye el mal gusto pese a la tosquedad de su personaje principal. Estos son los principales puntos que nos hacen ver en “El irlandés” una comedia distinta, divertida, muy interesante, que logra disimular el gran pero que supone haber elaborado su parte de thriller sobre la base de una historia que ya hemos visto muchas veces y cuyos patrones más básicos pueden palparse fácilmente.

Aún con ello, se notan los esfuerzos de la realización en crear un producto auténtico, que no cae en lo pretencioso ni recurre a los típicos artificios que buscan llegar al espectador por la vía fácil. El director se la juega y pese a que, insisto, trabaja sobre una base convencional que no está exenta incluso de algún vicio inocente, es fiel a su apuesta y la película mantiene durante casi toda su duración la firmeza que el realizador ha impuesto para llegar al resultado que él quería conseguir.

Sumado esto a la gran interpretación de Brendan Gleeson (“El invitado“, 2012) y el buen apoyo del siempre agradecido Don Cheadle (“Los amos de Brooklyn“, 2009), sin olvidarnos del inestimable malo de rigor encarnado por todo un especialista en la materia (Mark Strong, “Sherlock Holmes“, 2009) y la corrección del resto del reparto, se tiene como resultado una original comedia negra cuyo máximo aliciente es el retrato de la personalidad de su solitario protagonista y la irónica relación que mantiene con el agente del FBI, quedando en segundo plano todo aquello relacionado con la operación policial.

El característico y agradable grupo estadounidense Calexico se encarga de la cara musical de la película, que contribuye a crear ambientes cercanos al western en un puñado de escenas orientadas hacia ese género.
Sandro Fiorito
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8
29 de octubre de 2010
49 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si con “Adiós, pequeña, adiós” (2007) algunos justificaron que los malos actores (por Affleck, al que personalmente no considero mal actor, sino simplemente desafortunado en la elección de sus papeles) podían llegar a ser buenos directores (debido al grato resultado de su ópera prima), en “The Town: Ciudad de ladrones” nos encontramos con que el 'patito' feo se convierte en guapo y ofrece un resultado notable por ambas caras de la moneda. Dirigiendo, lleva a cabo un trabajo maduro, alejado de artificios y recursos comerciales, consiguiendo como resultado una película seria, vibrante, veraz y muy entretenida. Actuando, logra dar vida a un personaje que le viene como anillo al dedo, habiendo sabido muy bien escoger la idiosincrasia del mismo por lo acertado que resulta ver a Ben Affleck en la piel de un tipo obligado a llevar un tipo de vida al margen de la ley, pero siempre sin renunciar a sus principios morales y emocionales. Y es que el citado actor está hecho un sentimental. Y a partir del éxito que presupongo obtendrá esta película -que reafirmará la calidad de Affleck tras la cámara-, un verdadero artista.

Terminado el apartado de elogios hacia el director y principal protagonista de esta historia, me adentro pues a resumir el argumento que da vida a la misma, nacido de la novela de Chuck Hogan. La trama guarda una relación muy estrecha con lo urbano, estando ambientada esta cinta en Charlestown (Boston), un barrio en el que vive el grueso del elenco protagonista y en el que su sentido va más allá del geográfico, convirtiéndose la vida de barrio en toda una filosofía que marca el ritmo del compás de este filme, pauta que ya siguió el director en su primera película. En ese barrio se encuentra una peligrosa banda organizada de atracadores de bancos y furgones blindados, que opera con efectividad y demuestra una gran profesionalidad en sus trabajos. Comandada por Doug MacRay (Ben Affleck, que hoy puede cerrar la boca a muchos de sus detractores gracias su buen papel), sus integrantes más destacados son James Coughlin (¿quién mejor que Jeremy Renner para interpretar a un impetuoso y rabioso delincuente?) y el orondo Albert 'Gloansy' Magloan (Slaine). Con todos estos ingredientes, la acción está servida: Doug MacRay se siente atraído por una preciosa ¡directora de un banco!, Claire Keesey (Rebecca Hall), lo que puede dar lugar a tensiones internas en la banda. Mientras tanto, en el otro bando, los agentes federales Adam Frawley (Jon Hamm) y Dino Ciampa (Titus Welliver, que repite colaboración con Affleck) intentarán desvelar quienes son los autores de los atracos y así poder intentar poner fin a las actividades de la banda.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sandro Fiorito
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