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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Críticas de Maldito Bastardo
Críticas 2.181
Críticas ordenadas por utilidad
7
2 de marzo de 2012
77 de 82 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mayor defecto de una cinta tan meritoria y estupenda como “Profesor Lazhar” es que quedan todavía muy recientes las olas con las que emergió la indispensable “La clase” de Laurent Cantet. El territorio dramático, no obstante, en el que se mueve la película de Philippe Falardeau es completamente distinto a lo visto y vivido en las aulas en las que tantas veces hemos estado atrapados en la ficción. Se trata de una historia que en realidad es una fábula sobre la educación y la sanación interior de las personas frente a una tragedia que son capaces de comprender.

Resulta difícil unir la pedagogía, la psicología y la educación, que parecen ir por tres caminos totalmente separados en la sociedad. Actualmente el menor es sobreprotegido desde todas sus perspectivas y desde su base primordial: su enseñanza y supuesta educación. El detonante de “Profesor Lazhar” es el suicidio, en la propia aula donde imparte clase, de una profesora. Sus alumnos que no superan los doce años son incapaces de entender esa decisión y dos de ellos ven su cuerpo inerte colgado. Precisamente son ambos los que establecen el dialogo y conexión con el profesor sustituto, un inmigrante argelino que se ofrece para el puesto al leer la noticia en un periódico. Pero esa capa de suave thriller sobre el secreto de una muerte se convierte en el reflejo del misterio que envuelve el pasado de ese ‘profesor Lazhar’. La película, adaptación de la obra de teatro de Évelyne de la Chenelière, trata sobre la imposibilidad de sanación del individuo y más de un joven traumatizado si no existe un contacto físico, propio de nuestra condición y la naturaleza del ser humano.

El fin justifica los medios, y el sentido pedagógico clásico de Lazhar contrasta con los métodos modernos mientras que la sanación de su tragedia personal y familiar cicatriza paralelamente a la de esos pequeños que no entienden por qué la maestra a la que querían decidió abandonarles sin despedirse. La puesta en escena está plasmada desde el transcurso y paso del tiempo y las estaciones. Del duro y gélido invierno al sol primaveral que derrite esa endurecida y enraizada capa de hielo que se había clavado en el corazón de todos los protagonistas. Esta la historia realmente de un triángulo compuesto por Lazhar, el profesor, y sus dos alumnos, Simon y Alice, que son los únicos capaces de restablecer el equilibrio del resto de compañeros de aula.
La película de Falardeau habla de abrazos y despedidas, de honestidad y de continuar el camino pese a las rutas quebradas por las que pasamos en la vida. Un bellísimo y sencillo cuento, plasmado gracias a unas grandes interpretaciones, y un sentido de la sensibilidad y la emoción. Merece la pena, merece la pena dejarse emocionar y enseñar a otros el camino a la catarsis y la paz interior en esa lección de la vida dentro de un(a) aula.
Maldito Bastardo
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3
27 de septiembre de 2009
400 de 729 usuarios han encontrado esta crítica útil
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‡ OPCIÓN I ‡

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‡ ANTE TODO: SINCERIDAD ‡

—Chico: Oye guapa, ¿has visto el Diario de Noa?
—Chica: ¡Claro! ¡Es mi película favorita!
—Chico: Pues mira, es una puta mierda…. ¿nos enrollamos?
—Chica: ¡Grosero! Eres tonto si piensas que me voy a enrollar con alguien como tú.
—Chico: Tú sí que eres tan tonta… como el personaje que interpreta Gena Rowlands.
Menos mal que el padre de ese seudo-director está muerto, sino mataría a su hijo y mujer a ostias por semejante infamia y bazofia de película romántica.
—Chica: Pues es una obra maestra de la delicadeza y sensibilidad. ¡Qué te folle un pez!
¡Sucio! ¡Insincero! ¡Gilipollas!
—Chico: ¡Cassavetes sólo hay uno!

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‡ OPCIÓN II ‡

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‡ MENTIR ES IGUAL A NO HERIR ‡

—Chico: Oye guapa, ¿has visto el Diario de Noa?
—Chica: ¡Claro! ¡Es mi película favorita!
—Chico: ¡Es la mía también! ¡Me encanta! …. ¿nos enrollamos?
—Chica: Eres gay y quieres quedar bien con tus amigos que te están mirando, ¿no?
—Chico: ¡Estoy abriéndote mis sentimientos y diciéndote toda la verdad! ¿No os gusta eso a las chicas?
—Chica: Nos gustan chicos que no sean gays. ¡A ningún heterosexual le puede gustar el Diario de Noa! Te le dice una chica que estudia estadística y de sus últimas cuarenta y ocho relaciones (incluyendo también en las que sólo hubo morreo y/o tocamientos) a ningún chico le gustaba el Diario de Noa. Bueno, a uno sí, pero era gay ¡Eso es un 0,00%!
—Chico: Vale, te he mentido. No me gusta el Diario de Noa
—Chica: ¡Sucio! ¡Insincero! ¡Gilipollas! […] Ah, y se me olvidaba. ¡Qué te folle un pez!


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‡ OPCIÓN III‡

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‡ UNA RETIRADA A TIEMPO ES UNA VICTORIA ‡

—Chica: Oye guapetón, tío bueno...se nota que has visto el Diario de Noa...
—Chico (huyendo): ¡Sí, soy gay!
Maldito Bastardo
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7
4 de septiembre de 2011
124 de 178 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última película de Almodóvar permite al espectador cambiar y mutar su propia piel a convicción, distinción y predisposición. La epidermis en la que se mueve es tan fina y sensible que puede producir sopor, dolor, indiferencia o absoluto placer a discreción.
No hay que engañarse tampoco: no es una nueva piel del cineasta ya que vuelve a vestirse sobre membranas que habitaban en sus cintas anteriores. No faltan sus continuados deslices, sus desvaríos y mezcolanza en cuanto al género, referencias y los detalles y recursos del guión que pondrán la piel de gallina a sus detractores e incluso a bastantes de sus seguidores. Pero por encima de todo habita el melodrama aldomovariano tradicional que empapa de sangre vital todas las pieles que la componen.

Si en “Los abrazos rotos” el mosaico quedaba dibujado en esas fotografías partidas, desgarradas y destrozadas en cuerpo y alma, invitando a componer el puzle que formaban, aquí los retales de tela succionados por un aspirador nos dan respuestas aunque no conozcamos realmente las preguntas. Porque “La piel que habito” forma una película con un primer acto oculto y velado en el interior de unos torturados personajes. Unas breves imágenes residuales en un televisor dan completa forma a la historia: un guepardo devorando a una pequeña gacela ante la impotencia de los vencidos y el yoga como salvación interior mediante la calma y paciencia ante la destrucción exterior.

Sus saltos temporales tan marcados como cortes de bisturí y su historia sin retorno, irreversible como la piel y con un inclasificable cruce de venganzas kafkianas, hacen de la “La piel que habito” una película sobre el cuerpo y el alma en su distinción sobre el individuo. Desde la nueva carne Cronenberg, pasando por “El rostro ajeno” de Teshigahara, a los “Ojos sin rostro” sin Franju, desde Buñuel pasando por el giallo… el filme de Almodóvar hará que algunos no paren de buscar entre sus latentes cicatrices, que atan cada una de las pieles con las que se disfraza, y otros nos perderemos en las distancia para disfrutar del cuerpo que compone la película. Una película que realmente empieza a sentirse en la propia piel cuando acaba “La piel que habito”.
Maldito Bastardo
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9
7 de noviembre de 2010
80 de 91 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sus iniciales títulos de crédito avisan que vamos a ver imágenes residuales de la propia temporada montadas con ritmo y sin aparentes intenciones. “The Wire” funciona como ese mosaico que se nos muestra sobre un mismo tema: diferentes imágenes amoldadas a una versión distinta en cada temporada de la misma canción compuesta y escrita por Tom Waits.

La serie de David Simon está simplemente tan bien armada que un breve tirón de un hilo estira y tensa a otros tres, que a su vez mueven a otros cinco y así, sucesivamente, alargando toda una pequeña madeja, que cabía en la palma de una mano, hasta abarcar una ciudad completa. “The Wire” es y funciona como suma de elementos orgánicos en pequeñas secuencias que forman un resonante conjunto. Todo está orquestado mediante innumerables personajes secundarios que forman un conjunto coral demoledor. No se puede valorar como partes de un conjunto, como una simple dosis introducida en nuestro cuerpo en dos o tres episodios porque solamente podemos valorarla en un completo abanico y conjunto. Es toda la cadena de distribución al completo. Pura simbiosis de la serie que genera su trama con breves aleteos que se convierten en feroces huracanes.

“The Wire” es una serie grande, monumental y una de las más completas vistas en pantalla pequeña porque ilustra una ciudad al completo. Desde la burocracia política y policial pasando por la que habita en la ley de las calles, comparadas con un tablero de ajedrez, hasta la que forma parte de la educación, un puerto o la de un periódico.
La construcción de la secuencia se realiza por breves ecos. Directos y sencillos. Economía en estado puro. La belleza de su construcción de guión oscila sobre un completo conjunto. En su episodio final se cierran tramas incluso circulares, ciclos vitales e instintos de supervivencia. Es la gracia del encanto artístico, de la clase conciliadora sobre fondos y leyendas, de puestos sobre puestos y de magnificencia como una apisonadora.

Genialidad que nos demuestra que la marcha es sueño en vida y las series de televisión captan una breve porción de un camino de miradas, acciones y momentos. Personajes que intentan luchar frente a un mundo hipócrita y se dan cuenta que la hipocresía es una regla y requisito más del sistema. Tal vez el leitmotiv de la serie sea el precio que hay que pagar por sobrevivir intentando ser fiel a principios. Ese es el de ser expulsado del sistema. En un mundo donde mentir es la ley y su motor la injusticia explotando los principios.
El mundo marcha porque tiene que marchar y nada puede detenerlo. Si lo observas mucho desde el exterior seguramente veas la ironía y simpleza de un objeto, que ya es difuso, dando vueltas sobre un eje inamovible. Si estás dentro e intentas ir contra su rotación acabarás mareado y vomitando todo lo que llevas dentro. El mundo marcha, míralo desde la excluyente distancia, déjate llevar o acabarás muerto en tus propias nauseas.
Maldito Bastardo
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7
8 de agosto de 2010
131 de 194 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me persiguen unos gafapastas.
Avanzo rápido a la estantería. Evito esas imágenes de un Playboy al lado de “La Interpretacion De Los Sueños” de Freud.
¿Uy, a esa rubia abierta de piernas la conozco? ¿Se llama Leonardo DiCaprio? Mi subconsciente trata de confundirme.
Había dejado sacada levemente, sobre el resto de revistas de cine, una en particular. JULIO-AGOSTO 2010. Al abrirla cae algo. ¡Es el programa de la filmoteca! ¡Hay un ciclo de Christopher Nolan! Los gafapastas empiezan a golpearme con la filmografía de Bresson en VHS (y de pico para que duela más) pero leo, entre sufrimientos, la nota que acompaña el ciclo del director de “El truco final”:

«Sí, gafapastas, es un ciclo de Nolan. Si no te lo crees y menos las notas de “Origen” en filmaffinity puede que estés soñando. Tírate por la ventana para comprobarlo... si es que eres un verdadero gafapasta, claro.»

Siento un golpe gafapastil en la nuca pero, pese a caer al suelo y a la inconsciencia, siento que voy a Despertar.
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Despierto.
Escribo estas líneas mientras la puerta de la habitación donde me encuentro está siendo derribada por Nolanistas (erectos seguramente). Posiblemente me quede poco tiempo de vida en este plano onírico pero tecleo compulsivamente en el ordenador parte de la información que retengo en mi mente:

«Me gusta más David Lynch, la avant-garde y el cine experimental pero a veces disfruto con propuestas comerciales como las de Nolan. Pero no para ponerle más de un siete en filmaffinity. Sres. Nolanistas. Sí, esos que cuando echen la puerta abajo me matarán (sin preguntar) a hostias con la filmografía de Nolan en Blu-ray y serrarán mis huesos con sus DVD. Cuando lean estas palabras en el monitor… que sepan que me gusta su amado director pero no me produce una erección como a ustedes…»

Demasiado tarde.
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Despierto.
Corro (pero no me...).
Sigo corriendo por esos inclinados pasillos ya que el horizonte se desvanece y he olvidado aquellas frases… Aquellas importantes frases. Todo se comprime y se evapora. Dejé esa parte de la mansión para mi pornoteca junto a las películas de Christopher Nolan. Busco.
M. Memento. ¿Dónde estás Memento?
Un bastardo, o sea mi subconsciente, ha cambiado y reescrito el DVD por un Me-Meo-En-To…
El reproductor explota y me salpica. M. ¿Me ha Meado mi DVD? Mi Mente explota.

¿C'est Fini?
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Despierto.
Observo una foto Polaroid que se desvanece y en ella aparece la siguiente IMAGEN:

Leonardo DiCaprio abierto de piernas.

La IMAGEN se evapora y se desvanece.

Leo de nuevo a Freud y me preguntó por qué no hay sexo en “Inception”, por qué los gafapastas y los nolanistas se ponen así. Saco mi mini-Peonza-Topo-Gigio y me pongo a girarla…, mientras me meto una pistola en la boca, y pienso si seré gafapasta o nolanista y cuántas veces podré hacer un reboot para volver al Origen, a la Realidad. ¿Tendrán que pasar 50 años para que algunos se les quede como un Tótem?
Maldito Bastardo
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