De entrada se hacía difícil imaginar a Clint Eastwood dirigiendo un musical en el más puro sentido de la palabra. “Jersey boys” no sólo es una película con canciones, sino que adapta fielmente la estructura de un musical que ha triunfado en Broadway durante años. Pues bien, a pesar de eso, esta obra tiene la marca personal e inconfundible de Clint Eastwood y trasciende a su género. Son obvias las conexiones con el cine de gángsters, el melodrama y la comedia, pero también es fácil apreciar en los protagonistas algunos rasgos propios de un llanero solitario desarraigado. Como decía no sé quién, casi todas las películas tienen algo de western. Y las de Clint Eastwood, todavía más. El hecho de que los actores se dirijan directamente a la cámara para explicar sus vivencias al espectador es un recurso que ayuda a provocar esa sensación.

Por encima de todo, “Jersey boys” es una historia muy bien contada, y que habla de cosas más cotidianas y cercanas de lo que en principio parece. El ascenso y posterior caída de un grupo de pop se narra desde la perspectiva personal de cada uno de sus miembros, y por eso la película trata más bien de valores como la amistad y la lealtad… La gran baza de la película es la forma en que está contada. Como los grandes clásicos, Eastwood relata en dos horas toda la vida de cuatro personajes, dándonos siempre la información adecuada, saltándose aquello menos importante y deteniéndose en lo que realmente puede importar al espectador. Los números musicales son momentos culminantes de la película, y su espectacularidad aporta mucho al tono y ritmo de la obra. El argumento podría parecer tópico y hasta previsible, pero la solvencia con la que Eastwood nos cuenta la historia hace que el interés no decaiga. Y el hecho de que el punto de vista vaya cambiando a lo largo del metraje, pasando de un personaje a otro, aporta una gran frescura a la narración.

Quizá el hecho de no contar con actores consagrados vaya en contra de la carrera comercial del film, y en mi opinión ello no sería justo. Todos los actores defienden sus papeles con solvencia. Destacaría a Vincent Piazza, quizá porque su personaje sea más agradecido y favorezca el lucimiento del actor.

En fin, otra gran película de Clint Eastwood. Sales del cine reflexionando sobre lo absurda que es la vida… Mientras tarareas alguna célebre canción de los Four Seasons. Hasta se te van los pies…