Los primeros minutos del piloto me parecieron de 10, incluso caí agradecido en las trampas que nos tendieron, porque necesitaba un poco de diversión de calidad.

Me gustaron los siguientes episodios, aunque encuentro en esta serie, los mismos problemas que en todas. Las tramas son alargadas con subtramas que al final empobrecen el resultado que en muchos casos podría resultar de una brillantez extrema. Pero las productoras se han dado cuenta que lo que la gente ve hoy día son series, y más series, todas generosamente valoradas Y... claro deben darnos horas de diversión y espectáculo, sacrificando el resultado.

Me sorprendió positivamente Juan Diego Botto, un actor, cuyos trabajos siempre encontré mediocres, pero, curiosamente en esta serie americana, parece que ha encontrado su punto de inflexión interpretativa, para ofrecer algo más que su supuesta carita de niño guapo. Michelle Dockery, muestra una detallada y camaleónica caracterización, de variados registros, haciendo incluso que parezca una actriz diferente cada vez que cambia de peluca y vestuario.

Un 6,5