Llama la atención que esta película no haya tenido mejor suerte en los festivales de cine y que resulte simplemente inadvertida para hacerse al menos a una que otra estatuilla. Para mí, este filme ha sido un gran hallazgo. Espero que empiece a serlo para muchos más espectadores porque es una película que logra desplegar un interesante guión sobre sus actores y sobre los espectadores.
Además de las actuaciones de la siempre magnífica Marisa Tomei y el no menos sólido Vincent D'Onofrio, la cinta nos plantea la versatilidad de una buena historia que empieza a hacer su nido en el corazón de Ruby (Marisa Tomei). Ella quiere creer que todo lo que su nuevo amante, Sam (D'Onofrio), le dice es cierto. Pero es tan increíble y desconcertante que nos vemos sencillamente impactados, como ella, por la locura.
Creo que es fácil que el espectador sienta el mismo desespero que atraviesa el corazón de Ruby, mas no se trata de un desespero por dejar la película a un lado; al contrario, es una contagiosa esperanza de que las cosas van a mejorar.