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España España · Santa Cruz de Tenerife
Voto de Gulatek:
9
Comedia En el Hollywood de los años 50, uno de los grandes estudios está rodando su película más importante: una gran superproducción de romanos protagonizada por una gran estrella (George Clooney), pero el actor es secuestrado durante el rodaje. Uno de los productores, el resolutivo Eddie Manix (Josh Brolin), tratará de averiguar dónde está y arreglar el asunto antes de que se entere la prensa. (FILMAFFINITY)
6 de julio de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pese a las considerables desavenencias, pareceres e hipótesis sobre el nacimiento de la metaficción cinematográfica, tanto periodistas especializados como académicos coinciden, casi unánimemente, en un referente primordial: 'Cautivos del Mal' (Vincente Minnelli, 1952); filme que abrió la veda —por así decirlo— hacia la causticidad crítica autorreferencial surgida a raíz de la llegada de la televisión y la caída de los estudios, tras las Segunda Guerra Mundial.
Tiempo después, realizadores como Peter Bogdanovich o Robert Altman (tan sólo dos gotas de agua en un océano insondable) siguieron la estela de Minelli con magistrales ejercicios de estilo como 'The last Picture Show' (Bogdanovich, 1971) o 'El juego de Hollywood' (Altman, 1991).
Sea cual fuere en su momento la intencionalidad primigenia de Minnelli, el caso es que el metacine surgió para quedarse y erigirse en subgénero por derecho propio.

Si bien podría aducirse que 'Barton Fink' (1991) fue el primer largometraje de los Coen con tintes de metaficción, sería erróneo calificarlo de metacine en estado puro. Cierto es que el filme aborda una de las fijaciones más recurrentes en este ámbito: el bloqueo creativo; angustia existencial connatural a la figura del artista que en 1962 plasmó como nadie el maestro Fellini en 'Otto e mezzo'.
Sin embargo, mientras que en la ópera magna de Fellini nos encontramos con un relato autobiográfico sobre las tribulaciones e infortunios del proceso cinematográfico, 'Barton Fink' parte de la figura de un dramaturgo convertido a guionista, para elaborar un "künstlerroman" que deviene en film noir surrealista con elementos de terror.
'Ave César' es, por consiguiente, el primer acercamiento canónico de los Coen hacia este complejo y apasionante subgénero en el que muchos se han aventurado, pero del que sólo unos pocos elegidos han salido airosos.

El metacine suele dirigirse, por regla general, en clave de dramedy, aunque admite todo tipo de tonalidades. Así pues, tanto los metagéneros mayores (tragedia y comedia) como los innumerables subgéneros derivados de éstos, pueden tener cabida en la metaficción cinematográfica.
Fieles a su constantes revisionistas, los Cohen conciben 'Ave César' como un exquisito collage genérico que parte del noir como hilo conductor del relato (esa voz en off que introduce a Eddie Mannix: fixer contrito y resignado al que da vida Josh Brolin), mientras se pasea —literalmente— por el péplum bíblico (plató en el que se cuece el inciting incident del relato), al tiempo que merodea por el musical o el western, afinando sutilmente las cuerdas del screwball y el realismo mágico cinematográfico (ese Akula 941 que surge de las profundidades abisales como una suerte de criatura marina redentora) que en su día sublimaron con 'The Hudsucker Proxy' (1994).

El secuestro de Baird Whitlock (George Clooney) da pie a una lúcida y delirante sátira del macarthismo donde las peores pesadillas conspiranoicas del senador Joseph Raymond se hacen realidad.
El sindicato de guionistas hace aquí las veces de aquelarre marxista; conciliábulo contestatario que reivindica la figura del screenwriter al tiempo que profetiza un halagüeño futuro anti-capitalista con Herbert Marcuse como detonante del cambio.

En 'Crueldad Intolerable' (2003), Tom Aldredge interpretaba uno de los personajes más enigmáticos del "coenverso": ese socio mayoritario senil, encarnación terrenal de la diosa Minerva, que en una breve pero intensa intervención transmitía su sabiduría al personaje de George Clooney.
En 'Ave César', los Coen despojan al mentor de esta aureola de divinidad para cimentar su fuerza pedagógica en la conciencia colectiva del pensador como figura histórica: un Marcuse que mide sus aforismos con la misma exactitud que su calculado y efímero "screen time".

Con un excelso elenco coral y una inmaculada puesta en escena que nos retrotrae automáticamente al crepúsculo de la edad de oro del cine clásico de Hollywood, 'Ave César' se perfila como la obra más fresca de los Coen desde 'Quemar después de leer' (2008).
Gulatek
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