Intensa película que no me atrevería a calificar de sci-fi, salvo en la situación de partida. Cincuenta personas, algunas se conocen, otras no, despiertan en un lugar extraño, de pie, dentro de unos círculos rojos y a su vez todos ellos formando dos círculos. Si se sales, mueres, si tocas a alguien, mueres. Y los involuntarios participantes se encuentran dentro de un maligno juego en el que son ellos quién deciden quién vive y quién muere. Película de planteamiento singular, como "Cube" o "Coherence".

Aunque con un armazón de sci-fi, la película tiene más de esos concursos tan en boga hoy en día, de eliminación del contrincante. Me viene a la cabeza "El jugador más débil" o aquel en el que el concursante caía por un agujero. Descubriremos como la gente se asocia por intereses egoístas. Ello me recuerda aquella edición de "Supervivientes", la segunda, en el que varios de los participantes fraguaron un acuerdo fuera de cámaras y se iban cepillando, gracias a las votaciones, uno a uno a los que no formaban parte de la alianza. El guión es magnífico porque escudriña en la excusa que usarían, en los motivos que tendría la gente para condenar a otros: raza, orientación sexual, edadismo, discapacidad, inmigración, moralidad, religiosidad, delincuencia, cualquier excusa es válida, por muy injusta que sea. Y es que todas son injustas. Y al final a ti también te llegará. Y encontrarán una para condenarte. En esta situación de codazos para sobrevivir veremos medrar a los manipuladores, a los que engañan, y descubriremos en qué sociedad vivimos.

Película descarnada. La comparan con "Doce hombres sin piedad" pero es todo lo contrario. Porque los Doce Hombres pretendían ser justos y aquí sucede todo lo contrario. Una distopía en una sala cerrada. Un gran filme, por muy duro que sea el mensaje.