Fantástico film de Spielberg, director, por otra parte, que no es santo de mi devoción.

Creo que sobre todo debería resaltar la interpretación de Fiennes: su papel es el del psicópata convencido, del elegante pero bárbaro oficial Goeth, cuya complejidad psicológica supera con creces los papeles -fáciles de un bonachón Schindler o del hebreo mártir que representa Kingsley. Fiennes en este film facilita la compresión del terrible pero fascinante mundo del nacionalsocialismo alemán y ayuda a su entendimiento: la dualidad en que se movían personajes como Goeth, Skorzeny, y cuyo mayor y más terrorífico exponente era Himmler, comprendía desde la más refinada actitud -fabulosa la escena de las purgas en el ghetto de Varsovia mientras un soldado de las ss toca el piano y dos compañeros discuten sobre la autoría alemana o austriaca de la composición- hasta la más cruel y sádica aptitud o predisposición para la muerte. En Fiennes, la frase del almirante Doenitz "los ss gozan de los más elegantes uniformes y de la más terrorífica de las misiones: la muerte de los otros" (el símbolo de las ss era una calavera), se confirma y, según mi opinión eclipsa absolutamente a las actuaciones de Neeson y Kingsley. El papel de Schindler lo hubiera podido hacer cualquier otro actor con solvencia y brillantez, así como el desarrollado por Kingsley, no siendo así el de Fiennes: ¿quién hubiera podido interpretar con tal frialdad al oficial encargado de engullir en hornos gigantes a hombres y mujeres? En el oficial Goeth reside la llave del film para poder explicar racionalmente lo sucedido en Alemania durante 11 años de dictadura nazi: la locura y la psicopatía vestidas de elegantes uniformes.

En cuanto a la problemática de la violencia: aquí no es gratuita; no estamos delante de un film de Scorsese que, ávido de sangre, nos narrara una historia del Bronx italiano donde la Mafia se carga a diestro y siniestro a italoamericanos. La base fundamental del nacionalsocialismo, y en general, de la segunda guerra mundial (en el ámbito alemán) era la violencia, y muchos son los testimonios y vestigios: la invasión de Polonia, el asesinato de judíos en Polonia, la (inexistente) línea Maginot que tardaron bien poco en cruzar, el bombardeo gratuito de Londres, la invasión de la URSS, Stalingrado... y qué decir tiene el asesinato de 800 000 judíos húngaros en 1944(de una cifra estimada de 1 200 000 que residía en territorio magiar en 1942)... y así sucesivamente. La violencia no es gratuita sino fortuita, inmediata y nos pilla por sorpresa porque no estamos capacitados aún -espero no estarlo nunca- para entender o asimilar tal magnitud violencia.

Fantástica. Y Fiennes tal vez interpretando el papel que ya desarrolló en alguna vida anterior.