Como pensamos desde el principio, porque lo evidente no hubiera aportado nada, Jack es un policía que se ha infiltrado para pillar al asesino de mujeres, que no es otro que Paul. Ciertamente no sorprende mucho, aunque sí te alegras de que la película no haya sido tan simple.

Así pues, Jack y el FBI han trazado un plan para atrapar a Paul en una confesión. Es un plan demasiado milimétrico, porque nada asegura que Paul invitase a Laura a comer, se encarase en la carretera con el camionero o que recogiera a Jack al verlo por la carretera.

Sea como sea, el quid de esta película reside en el desenlace, en el que vemos que una vez han pillado a Paul, este se despierta en el sofá donde le hemos visto una hora y media antes que escribía. Esto nos lleva a pensar que todo era un sueño, desde los crímenes de mujeres a la existencia de Jack. De ser así, la película no valdría un pimiento.

Pero es que puede haber otras interpretaciones igual o más lógicas. Porque la imagen que sale al principio de todo de Paul detenido no puede formar parte del sueño, el sueño no se ha producido aún. En mi opinión, eso del sueño es el final que el escritor desde la cárcel le da a la historia, que es completamente cierta.