¿Sabéis estas veces que estáis viendo una película y los actores y el director se nota que no son ni fu, ni fa, y aunque el punto de partida parece interesante, se va diluyendo poco a poco hasta una cosa sosa e insulsa? Pues eso es ‘Fantasy Island’ amigos. Tras verla, te queda una sensación de que, en efecto, has visto una mala película que desperdicia sin parar la originalidad inicial.

Tampoco creo que se haya bien el trabajo de adaptación, pues recordemos que se basa en el famoso programa de televisión de los años 70 ambientado en un resort ubicado en una isla mágica. El guión no consigue encajar del todo el hecho de que esto sea una producción de Blumhouse y, aunque el arranque es prometedor y me gusta ver alguna cara conocida (Maggie Q), poco a poco pierde fuelle, se vuelve estúpida, MUY estúpida y, lo que es peor de todo: soberanamente aburrida. El paisaje es precioso, pero da la sensación de que el presupuesto se les ha ido en lentillas de color negro (no sé cuántos ojos explotan en total). Hay tantas ideas danzando por el metraje, que muchas se quedan en el tintero y otras son mal exploradas.

En definitiva, una pérdida de tiempo que, además, juega a usar referencias a la mítica serie ‘Perdidos’ con su banda sonora, algo completamente innecesario. Una película más que cumple la regla de que no puedes poner al actor Michael Peña como reclamo.

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