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Voto de Sibila de Delfos:
6
Drama Relato biográfico de una etapa de la vida de la reina María Estuardo de Escocia, que se enfrentó a su prima Isabel I cuando, al volver de Francia tras haber enviudado, reclamaba su derecho a la corona de Inglaterra. (FILMAFFINITY)
17 de febrero de 2019
19 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
El conflicto político, religioso y personal entre Elizabeth I de Inglaterra y Mary de Escocia se ha representado ya varias veces en el cine, desde la película homónima con Vanessa Redgrave y Glenda Jackson hasta la Elizabeth: La Edad de Oro donde ambas monarcas eran encarnadas por Cate Blanchett y Samantha Morton. Ahora es la directora teatral Josie Rourke quien se pone detrás de la cámara para, en su debut cinematográfico, contarnos de nuevo la historia de dos mujeres unidas en el siglo XVI por una circunstancia muy inusual en la época: ser reinas en un mundo de hombres.
En las incorrecciones históricas es mejor no entrar demasiado, ya que es pan de cada día de prácticamente toda la ficción histórica que se hace en cine o incluso teatro desde siempre (además, la película con Redgrave y Jackson también presentaba un par de encuentros entre las dos reinas, que sin embargo jamás se vieron en persona realmente. Además, el encuentro entre ellas es una de las mejores escenas del largometraje de Rourke). En el clarísimo aire al #MeToo y el movimiento feminista, perfectamente representado por estas dos soberanas, tampoco cabe detenerse mucho. Son los tiempos que corren, es lo que toca, y sin duda ambas fueron ejemplos de fortaleza y dignidad femenina en países y tiempos que no estaban pensados para las mujeres. De que aparezcan actores de piel oscura o rasgos asiáticos dando vida a británicos de la época... pues eso ya sí molesta más, la verdad, sobre todo porque obedece a una absurda corrección política. Tener actores blancos y de ascendencia británica en una película ambientada en el siglo XVI no es racismo, señores, sino realismo. Pero bueno, aceptemos pulpo como animal de compañía.
El principal problema de María, reina de Escocia es que es una película correcta, pero nada más. Y no llega a explotar su potencial porque equivoca su foco. Por mucho que Margot Robbie y Saoirse Ronan aparezcan en todos los posters y se haya vendido como un retrato de la relación entre las soberanas, no se engañen. La película es un biopic sobre Mary exclusivamente. Elizabeth, de hecho, es un personaje secundario. Así, lo que se nos cuenta es la vida de Mary una vez regresa a Escocia desde Francia, su segundo matrimonio, sus tejemanejes sentimentales, el nacimiento de su hijo (el futuro James I) y el asesinato de David Rizzio, que propició también la muerte de su esposo y la consecuente caída y huida de la depuesta reina escocesa. Y así, el problema es que, cuando por fin el foco vuelve donde debería haber estado desde el principio, ya apenas queda tiempo, y el final resulta demasiado precipitado como para siquiera comprender bien por qué se ha llegado a ese punto y sentir emoción o lástima alguna por el destino de Mary. No entiendan mal tampoco: la película es rigurosa y entretenida en su descripción del reinado escocés de Mary, pero sencillamente no era lo más interesante como para dedicarle tanto tiempo y tan poco a su estancia en Inglaterra.
Por suerte, las dos actrices protagonistas suben el interés de la película. Margot Robbie es una actriz que año tras año va subiendo la excelente calidad de su trabajo (no se la pierdan en Yo, Tonya y por supuesto Escuadrón Suicida), y aquí da un paso más componiendo su propia Elizabeth, sin mirar ni inspirarse en las docenas de interpretaciones previas de la famosísima reina. El resultado es una monarca dubitativa, sentimental y obligada a actuar siempre por las circunstancias. Frente a ella, Saoirse Ronan hace, en opinión de quien esto firma, la mejor interpretación de su sobresaliente carrera, superior incluso a las de Lady Bird, Brooklyn o Expiación. Tiene la irlandesa en Mary un personaje enormemente complejo, que es además protagonista absoluta de la cinta (Elizabeth, como hemos dicho, es un rol bastante secundario), y Ronan lo saca adelante de forma magistral. Cada mirada, cada gesto, la entonación de las frases, todo ha sido preparado al milímetro por una actriz que desprende una enorme fuerza y carisma en pantalla.
En definitiva, una película correcta, pero equivocada en su planteamiento.

Lo mejor: El vestuario y el maquillaje, a la cabeza de un trabajo técnico brillante, como siempre en el cine británico, y por supuesto las dos actrices principales.
Lo peor: Le falta emotividad porque lo más interesante se omite y, aunque lo hayan venido así, el foco no está en la relación entre las reinas.
Sibila de Delfos
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