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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Drama En 1976, la apacible vida de William Hundert, profesor en el elitista colegio masculino de St. Benedict, se ve alterada con la llegada de un nuevo alumno, el carismático y rebelde Sedgewick Bell, hijo de un senador de Virginia (FILMAFFINITY)
12 de octubre de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su mayoría de edad, el profesor William Hundert, ha vuelto al insigne colegio St. Benedict a dictar clases, pues para él, la puerta siempre ha estado abierta. Al revisar viejas pertenencias, se tropieza con un álbum donde guarda registros de aquella clase de 1976 que lo marcó para siempre y los recuerdos vienen entonces a su mente con aquellos chicos Louis, Deepak, Martin… y sobre todo, Sedgewick Bell, el hijo del senador de Virginia, que fue su mayor reto y quizás su mayor…

Al dar la bienvenida a los alumnos de aquella temporada, el rector les recuerda varias inscripciones que hay en el colegio, una de las cuales reza: “El carácter de un hombre es su destino”. Sabias palabras que pronto veremos determinando la existencia de cada uno de los personajes principales de esta notable historia que estuvo muy cerca de convertirse en una gran película, pues habla de cosas relevantes como la dignidad, el poder, la democracia… y el carácter como medio de definición del hombre.

Hundert es profesor de historia greco-romana, y tiene cosas muy claras y bien ejemplarizadas como cuando cita a Shutruk Nahhunte y la inanidad de las conquistas que sirven al ego, pero que, históricamente, carecen de valor cuando en nada contribuyen al bien común. También sabe el profesor que, hablar de gente como Sócrates, Platón, Cicerón… o Julio César, “es hacer que los chicos entren en contacto directo con hombres que ejemplificaron los mejores modelos del arte de gobernar, de virtud, carácter y convicción”.

Pero, aunque el profesor alcanza su plenitud con la manera como logra preservarse íntegro frente a las improcedencias que surgen en su camino, la historia se extravía pedagógicamente cuando aquellas palabras de formación con ideas claras y con el ejemplo, en la mayor competencia de la institución para elegir al Julio César del conocimiento, se reducen al dato pobre, irrelevante y anodino. Las preguntas son de esta suerte, y seguimos viéndolas en las escuelas del siglo XXI: ¿Quién introdujo el ejército profesional en Roma?, ¿En qué colina de Roma estaba la infame roca Terpella?... y 25 años después, el profesor prosigue por este vanal sendero: ¿En qué año fue derrotado el ejército romano en el lago Trasimeno?, ¿Qué tribus invadieron a Roma en el año 102 antes de Cristo?

Ante semejante desencanto, la prueba apenas sirve para comprobar que, Sedgewick tenía tan vagos criterios de poder, que por eso se animó a revivir la historia y las falacias que debió cerrar al momento de abandonar aquella escuela. Pero, con todo, confieso que el filme me resulta bastante plausible. Técnicamente, Michael Hoffman lo ha resuelto con mucha elegancia visual; la historia resulta fluida, con muy buenos diálogos y citas, y hasta luce bastante franca al tomar partido por la dignidad hindú en contra de la pedantería y la falta de integridad de algunos estadounidenses. Y al final, quedamos claramente ubicados para elegir entre el camino de la trampa y el arribismo... o para seguir el carácter responsable y transparente de Deepak Mehta, de Martin, y de su valioso profesor.

Título para Latinoamérica: “LECCIÓN DE HONOR”
Luis Guillermo Cardona
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