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Voto de Natxo Borràs:
9
Cine negro. Thriller La historia de un hermético y frío asesino a sueldo. Jeff Costello es un perfeccionista que siempre planea cuidadosamente sus asesinatos y al que nunca han atrapado. Sin embargo una noche, tras liquidar al dueño de un club nocturno, queda a la vista de varios testigos. Sus esfuerzos por construir una coartada fallan y poco a poco es acorralado, tanto por la policía como los clientes que le han traicionado. (FILMAFFINITY)
30 de enero de 2013
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se hace llamar Jef Costello (Alain Delon) y deambula por las lluviosas calles de Paris robando coches y planeando coartadas para su próximo trabajo que debe ser limpio y perfecto. Pero un comisario (François Périer) decide ir tras de él después de señalarlo como principal sospechoso del asesinato del gerente de un club nocturno donde la principal testigo es una pianista (Caty Rosier) y que pone en peligro la vida del ejecutor cuando los hombres que le han contratado deciden asesinarlo.

Clásico del “film noir” firmado por uno de los grandes directores del género, Jean Pierre Melville (El Ejército de las Sombras) contando con las presencias de Alain Delon, la por entonces su esposa Nathalie Delon (en el rol de la supuesta novia y amante). El metro de Paris se convierte en buena parte del metraje en el principal escenario donde se produce una de las escenas de más tensión mejor filmadas de la historia del cine y que ha inspirado a posteriores realizadores, especialmente de manufactura hollywodiense y que se pueden deducir en algunas películas, por ejemplo, de la saga Bourne. Incluso la caracterización de Delon sirvió de inspiración para que Bryan Singer le diera forma al misterioso y enigmático Keyser Sozé en la brillante “Sospechosos Habituales” (Usual Suspects, 1995).

Inspirado en los dogmas del “bushido” japonés, la vida de “Le Samouraï”, atributo asignado al personaje principal por el modo de vida en que discurre encerrado en su piso hasta su salida a la calle donde milimétricamente traza sus pasos a una perfección que roza la maestría, sincronizando el tiempo suficiente y planificando sus coartadas, transcurre en un Paris gris, retomado solo por primeros planos, callejuelas húmedas por la lluvia cuando no se presentan en la oscuridad de la noche o en unos interiores (descritos anteriormente en el metro, los ajetreados despachos de la gendarmería en el club nocturno o en el apartamento de Jeff Costello).

Jim Jarmusch rodó una particular versión “Ghost Dog: el Camino del Samurai (Ghost Dog; the Wat of the Samurar, 1998), en que el personaje interpretado por Forest Whitaker ofrecía una visión más espiritual y menos compasiva del personaje.
Natxo Borràs
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