Es bueno tener un apoyo en momentos de soledad, y de sufrimiento, cuando no sabes donde dirigirte, cuando te sientes solo o no sabes qué hacer con tu vida. Hay quien encuentra la fuerza para seguir adelante en la fe, la religión o en libros de autoayuda. Yo, en Six Feet Under.

Es una serie lenta, detallista, en la que las relaciones humanas y las emociones de los personajes son seguramente los grandes protagonistas de la historia. Por eso quizás puede costar entrar en la serie, y no es raro, al fin y al cabo vivimos en un mundo en el que la inmediatez, los tabúes, y las barreras emocionales dominan nuestra forma de comportarnos y relacionarnos.
A todo el que se anime a verla, me gustaría decirle que tenga algo de paciencia. Hay quien se engancha desde el principio y quien se aburre porque no pasa nada. La sutileza, la sensibilidad, la belleza o el humor con el que tratan temas tan cotidianos y tan difíciles como la muerte, las relaciones, el amor en todas sus expresiones, (entre hermanos, novios, padres, entre seres humanos en definitiva) van formando una red que se va tejiendo poco a poco, dejando pinceladas en las primeras temporadas, con más o menos altibajos en las siguientes (ver spoilers) y llegando a un clímax absoluto en la última.
No hace falta que diga que es el mejor final de serie que he visto, es más, incluyo también películas, libros o cualquier otro medio.

Una serie en definitiva con el potencial para cambiar tu forma de pensar y de actuar, que te ayuda a tomar decisiones, una verdadera lección de vida. Por todo, a pesar de no ser perfecta siempre, merece más que ninguna otra serie, un 10.