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Voto de Sandro Fiorito:
9
7,9
116.918
Animación. Fantástico. Aventuras. Comedia. Infantil Cuando su dueño Andy se prepara para ir a la universidad, el vaquero Woody, el astronauta Buzz y el resto de sus amigos juguetes comienzan a preocuparse por su incierto futuro. Efectivamente todos acaban en una guardería, donde por ejemplo la muñeca Barbie conocerá al guapo Ken. Esta reunión de nuestros amigos con otros nuevos juguetes no será sino el principio de una serie de trepidantes y divertidas aventuras. (FILMAFFINITY)
26 de agosto de 2010
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quince años después de ser presentados los juguetes más entrañables y famosos del cine, y once desde el lanzamiento de su primera secuela, muchos de aquellos que entonces éramos niños, o muy jóvenes, -sin olvidarnos de aquellos que, con más edad, también se enternecieron con las historias de Woody, Buzz y compañía- volvemos a tener noticias desde el interior de la habitación de Andy, ese niño que tanto disfrutó con sus juguetes y a los que tan bien trató durante tantos años, pero que hoy, como todos nosotros, ha visto pasar el tiempo ante sus ojos y se enfrenta a un cambio que preocupa a sus juguetes: en su caso, la universidad le espera, y obviamente la opción de cargar con Rex, Slinky o el Sr. Patata hasta el campus, sin olvidar a los ya mencionados en líneas superiores, no parece viable.

Tanta batalla durante años para permanecer al lado de Andy y, ahora, adorables juguetes, os debéis enfrentar a la cruda realidad: todos nos hacemos mayores, y los juguetes terminan en el cubo de la basura, regalados o desterrados a algún lugar oscuro y olvidado. Pero, claro, también tenéis la opción de no asumir la madurez de Andy, gracias al hecho de que estáis convencidos del amor que éste os tiene...

Para llamar la atención de su dueño se enfrentarán en esta película a una serie de innumerables peligros, algo que para los que conocemos a estos juguetes no parece preocuparnos, pues ya sabemos cómo se las saben apañar para salir de las situaciones más, aparentemente, irreversibles.

Esta película puede producir nostalgia en aquellos que crecimos recordando a Pizza Planet como el lugar que Buzz interpretaba como la estación interestelar, a Woody como el más férreo defensor de la unión entre los juguetes y su dueño (al que siempre recuerdan todos mirándose la suela del zapato o la parte inferior de su juguete, en la que Andy plasmó su nombre). Recordamos a los Aliens (“nos has salvado la vida”) y su gancho, la cobardía de Rex, la utilidad de la caja de soldados de plástico o la fidelidad de Slinky. Al pingüino Weezy o al matrimonio “por piezas” patata. A la cordura del cerdito-hucha Hamm. A la pizarra magnética, que tan de moda estuvo en su día. A una infinidad de juguetes que muchos tuvimos en nuestra habitación, o vimos en manos de otros. Hay quien vio a sus hijos con ellos, o a otros familiares. Sea como fuere, Toy Story unió corazones y se convirtió, película a película, en una realidad que muchos no quisiéramos ver como ficción.

(Continúa en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sandro Fiorito
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