No conocía al personaje de cómic e ignoro sé si la película es fiel al mismo; en cualquier caso, me voy a abstener de comprobarlo. Lo cierto es que, más que un tebeo, la película parece un videojuego ambientado en la posguerra civil estadounidense, protagonizado por un ultratumbero confederado traidor y un pérfido sudista, enemigos hasta la muerte y más allá. Al primero lo encarna Josh Brolin, que luce una bonita cicatriz y una pinta de guarro que da grima; al segundo, un greñudo y desafortunado Malkovich.

Como casi todos los lerdos pretenciosos, los responsables de la película no se conforman con una simple lucha de rivalidades y venganzas personales, en la línea de una del oeste de toda la vida, así que sin miramiento alguno plantean la trama en torno a un argumento terrorista en el que el mundo, quería decir los entonces jóvenes yuesei, corre el peligro de desaparecer. Pero que nadie se engañe, como todo western paleto, mucha tecnología ultra moderna, mucho elemento místico y terrorífico pero en realidad todo se arregla a mamporro limpio. De por medio anda la buenorra de los ‘Transformers’, dando vida a su propio apellido.

Pues eso, una mierda de película con un par de caras conocidas que no me extraña que vaya directamente a DVD, porque la cosa es de espanto. A ver si así nos evitamos una nueva y bochornosa secuela.

Feliz 4 de julio.