Qué película más bestia. Me parece una obra maestra, sin más. No hay cosa negativa que se pueda decir de ella como largometraje. Me di cuenta de un detalle que no me gustó, eso sí: el movimiento de la cámara al principio. Pese a que está dirigida con habilidad, no era menester ese vaivén de la cámara desde sus inicios. Tal vez funciona como recurso para causar angustia visual que acaba siendo física, de verdad. Pero este efecto lo entiendo mejor de cara al apoteósico final que al principio, aunque tampoco era nada insoportable.

El nivel de cada matiz/aspecto era enorme. El ritmo pausado y a la vez frenético, la obsesión de la protagonista (merecidísimo Óscar a Natalie Portman, menuda interpretación) con su actuación, y los factores que la rodean, que francamente volverían loco a cualquier persona frágil y tan tímida: una madre sorprendentemente ofuscada en la labor de su hija y unas compañeras de trabajo bastante más extrovertidas y viscerales, y por tanto, más capacitadas para la exigencia de la otra cara de la obra.

Una banda sonora bellísima y necesaria, genialmente plasmada en cualquier situación. Da la sensación que la película está rodada para cada pieza musical. Espectacular la manera de narrarnos esa confusión y desasosiego, el estado nervioso de la protagonista, que repito, es increíble la habilidad con la que Portman lo lleva a cabo.

Bien podía haberse llevado el premio gordo a mejor película, o a mejor director, porque sencillamente se lo merece. Aunque se agradece que al menos se haya llevado el de mejor actriz, pues no tiene cabida una interpretación más perfecta, aunque eso sí, el reparto completo hace una gran labor.

Magistral, poco más que decir. Da gusto ir al cine a ver CINE.

9,5/10