Ikiru, de Akira Kurosawa. Un abuelete japonés ha llevado una vida de rectitud y profesionalidad al frente de un cuerpo de burócratas y a cargo de un ingrato y egoísta hijo. De pronto le comunican que tiene cáncer de estómago terminal y su vida da un giro. Encarando la muerte encuentra la valentía para cambiar y para enfrentarse a sus demonios. No tiene nada que perder. Y consigue construir un parque a la comunidad como legado de su vida.

Breakind Bad. Más o menos mismo planteamiento inicial, pero en este caso el protagonista quiere alcanzar otro legado, no para la comunidad, sino para su familia. Estabilidad y bonanza económicas. Y se pone a jugar al narcotráfico estilo GTA. Comienza como un pringadete y poco a poco se perfila como Heisenberg Corleone. De la base a la cumbre.

Buena historia, personajes tridimensionales en constante evolución, situaciones más o menos verosímiles y bien construidas. Engancha.

Breaking Bad. Serie acojonantemente buena, sin más.

Imperdonable no verla