La dama de oro

No todo el brillo es oro.

Un suceso real e histórico que se transforma en la pantalla en una película al borde del abismo: escenas tontas y aburridas, abuso del melodrama y del "flashback".

Sin embargo, lo que sí brilla en esta película, como siempre, es Helen Mirren. Su más que estupenda actuación no salva esta puesta en escena pero por lo menos la hace más llevadera.

Cinco de diez.

e edita en DVD "La dama de oro", la excelente película que, dirigida por Simon Curtis y protagonizada por Helen Mirren, Ryan Reynolds y Daniel Bruhl, cuenta la historia real de una mujer judía que regresa a Austria para reclamar la pinacoteca de su familia requisada por los nazis y, en particular, "La dama de oro", el cuadro que Gustav Klimt pintó a la tía del personaje interpretado por Mirren, Adele Bloch-Bauer. Este film acerca de uno de los casos más polémicos de restitución de obras de arte de finales de los años 90, cuenta con una brillante ambientación (me emocionan los escenarios de una Viena invadida por los ejércitos nazis), de una clara fotografía (por contra, me deslumbra la fastuosidad de aquélla época), una bellísima banda sonora de Martin Phipps y Hans Zimmer (que consigue dotar a la obra de un permante espíritu de tristeza), unas correctísimas interpretaciones de los tres actores (mientras Helen Mirren consigue transmitir con profundidad cuáles son los sentimientos y el dilema moral de Maria Altmann, me convence más el trabajo del Sr. Reynods como abogado que como superhéroe), unos acertados saltos temporales, gran profundidad en la construcción de los personajes y un sensible guión.

Sin saber de qué iba la película, su principal atractivo era la presencia de Hellen Mirren junto a Ryan Reynolds, dos actores de carreras un tanto dispares pero que juntos tenía curiosidad para ver cómo funcionaban.

La Dama de Oro nos cuenta la historia de una mujer que tuvo que huir de Austria por culpa de los nazis y que contrata a un joven abogado (también de origen austríaco) para pedir la devolución de unos cuadros que pertenecían a su familia (entre ellos uno de su tía) y que tiene el gobierno austríaco expuestos como tesoro nacional.

Y eso es lo que nos encontraremos, los problemas de los dos personajes para hacer frente al sistema judicial, problemas que les hacen plantearse dejar el caso. Y los recuerdos de la mujer de su juventud y lo que para ella supuso abandonar su país.

Es una buena película, sencilla en su concepción y planteamiento, pero con fuerza suficiente en su historia y actuaciones (Hellen Mirren a la cabeza) como para ser agradable de ver. Un ritmo bien medido, problemas personales, avances, retrocesos, flashbacks… un buen coctel para una película sin pretensiones que consigue hacer llegar la historia a quien se acerque a ella.

Evidentemente no es un peliculón, no tiene tensión narrativa suficiente para serlo, aunque tampoco es que lo pretenda. Ryan Reynolds está simplemente correcto, y el resto de secundarios son accesorios por decir mucho. De esas películas que están más cuidadas que un telefilm pero que tampoco tiene unos grande valores de producción.

Vale la pena verla? Si os llama la trama de la película bien podéis darle una oportunidad, es agradable de ver y te deja un buen regusto al terminarla.

Considerada la Mona Lisa austriaca, Woman in Gold, tal y como la bautizaron los nazis para eliminar cualquier huella judía, o el Retrato de Adele Bloch-Bauer I realizado por Gustav Klimt es la principal protagonista de este largometraje homónimo.

A raíz del fallecimiento de su hermana, Maria Altman (Helen Mirren), sobrina de Adele, decide emprender una lucha por recuperar la memoria de su familia sesenta años después de su expulsión de Austria. Para ello, contacta con Randol Schoenberg (Ryan Reynolds), nieto del compositor austriaco Arnold Schoenberg, con quien comparte un pasado histórico. Es a partir de entonces cuando Maria tendrá que enfrentarse a los fantasmas de su pasado y revivir el doloroso episodio en el que se vio obligada a abandonar su país, dejando atrás toda una vida.

El ascenso del Nazismo trajo consigo la expoliación de obras de arte y el retrato de la tía de Maria no fue una excepción. Consciente de la importancia del cuadro en el legado de su familia, Maria asume el riesgo de viajar a Austria y al instante en que la despojaron de todo lo que le importaba con la única intención de reclamar su derecho como heredera de la pintura. Basada en hechos reales, la historia de Maria recuerda a la narrada por George Clooney en The Monuments Men (2014), donde un grupo de hombres es seleccionado para recuperar las obras de arte robadas por los nazis.

Pero, ¿quién es Adele? Es la pregunta a la que Maria quiere dar respuesta a través de su actuación, que la llevará al enfrentamiento durante años con diversas instituciones, entre ellas el gobierno austriaco. El dorado predominante en el cuadro no es más que un reflejo de la esperanza de Maria por recuperar sus recuerdos y dar a conocer la verdadera historia de la protagonista de la pintura, la historia que hace justicia a su familia; una referencia al ocaso de una etapa de la Historia caracterizada por el miedo y la opresión.

Para finalizar, es interesante cómo el filme se traslada del presente al pasado para narrar la historia de Maria, recreando el proceso de reconciliación de la protagonista con su memoria, que se convierte en el momento culmen de la película al final del metraje.

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Basada en un hecho real, este film nos traslada una historia fantástica en la que se viaja a varias épocas pasadas donde se busca recuperar recuerdos y posesiones.
Y es que la historia nos presenta a una mujer que vive en Los Angeles y que contrata un abogado para que pueda recuperar un cuadro que fue sustraído a su familia por el régimen nazi. El gran pintor Klimt decidió retratar a la tía de la protagonista en uno de los míticos cuadros, el cual fue comprado por la familia judía. Cuando los nazis entraron en Austria la familia tuvo que huir y se quedaron con todas las obras de arte de la vivienda; incluido el cuadro. Décadas después esta mujer reclama el cuadro indicando que es de su propiedad. El problema es que este cuadro es considerado una de las imágenes de Austria.
Sinceramente no conocía de nada la historia, y no pensaba que estaba basada en un hecho real. Pero la verdad es que la historia es apasionante. Uno viaja a ese pasado nazi donde sobrevivir en las calles de Viena era realmente muy complicado si eras judío. Y también se viaja a esa época en la que esa mujer se introduce en un caos de leyes y litigios contra el gobierno austriaco, con el único fin de conseguir algo que fue sustraído a su familia en una época en la que tuvieron que abandonar su vida para sobrevivir.
Simon Curtis dirige magistralmente este film que engancha desde el minuto uno hasta el final; haciendo que uno ni siquiera parpadee para no perderse ni un solo detalle.
Y es que la historia hipnotiza gracias a esa trama bien desarrollada; y a unos personajes muy bien creados que luchan por intentar recuperar parte del patrimonio privado; pero que se ha convertido en algo muy particular para Austria ya que ese cuadro es como la Mona Lisa para Francia.
El reparto es impresionante. Grandísimos interpretes aportan su enorme talento para dar vida a los personajes protagonistas y secundarios. Nombres como Helen Mirren, Ryan Reynolds, Daniel Brühl, Charles Dance, Katie Holmes o Jonathan Pryce forman parte de este increíble reparto. Todos ellos realizan un trabajo sobresaliente regalando unos personajes que cautivan.
Estéticamente la película también es fantástica. Todo está cuidado hasta el más mínimo detalle para identificar las dos épocas muy claramente. Además de contar con una fotografía peculiar que distingue también ambas épocas; dando un color más frío a la II Guerra Mundial, y un color más cálido a la actual.
En fin, "La dama de oro" es una gran película que no decepciona en nada. Es un film que te envuelve gracias a una trama que cautiva, y a unas interpretaciones fantásticas.