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Billy Lynn

Bélico. Drama El joven soldado de 19 años Billy Lynn y su patrulla sobreviven a una batalla en Iraq en la que son grabados por las cámaras, por lo que son tratados como héroes cuando regresan a casa para una gira promocional antes de volver a la guerra... Adaptación de la novela de Ben Fountain, con la particularidad de ser el primer film de la historia rodado a 120 fotogramas por segundo. (FILMAFFINITY)
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Críticas 28
Críticas ordenadas por utilidad
9 de febrero de 2017
36 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenía dudas de si ver esta película o no, ya que ni la temática (la guerra) ni la ambientación (la super bowl) me interesan especialmente.

La fui a ver por el aval del director y porque de secundario aparecía Vin Diesel, actor en mi opinión infravalorado y desaprovechado. Pues, oiga, un peliculón.

La película consigue ponerte en muy poco tiempo en la piel del personaje principal. Todas las imágenes son lo que le está ocurriendo a ese personaje, sea en el presente, ahí en el estadio, o cuando le vienen intensas memorias de la guerra o de su llegada de Irak. Y esto es evidente en el film, cuando más de una vez le llaman la atención porque estaba en otra parte, esa otra parte que ve el espectador, sus angustias, sus recuerdos y vivencias.

La puesta en escena es magnífica, mostrando el contraste entre su mundo íntimo y el mundo exterior ahí fuera, hostil sea en Irak o sea en el estadio, en donde se supone que él y sus compañeros son homenajeados cuando en realidad no son más que unos artístas invitados en un espectáculo que, aunque no escatima en vistosidad, nadie recordará al día siguiente.

Él y sus compañeros no dejan de ser marionetas bajo unos intereses que no entienden: lo son en Irak, y los son en EEUU, y lo único que les queda es el compañerismo, lo único auténtico que se ve en toda la película. Esos jóvenes solo se tienen los unos a los otros, ahí hay honestidad, lealtad, comprensión mutua en contraste con la hipocresía, los intereses y el absoluto desprecio por sus vidas como seres humanos que se desprende de la misma sociedad que en teoría protegen.

La película tiene enjundia, no te deja indiferente, pero aún así Ang Lee no cae en el melodramatismo, cosa que se agradece. No busca la lágrima del espectador, tan solo le muestra las cosas como son: la inocencia de ese joven arrastrado por las vicisitudes de la vida en contraposición con la crudeza de una sociedad que solo busca satisfacción instantánea, que se nutre del consumo de emociones prefabricadas para una masa que vive solo de la novedad buscando únicamente distraerse sin más, sin jamás plantearse qué está ocurriendo en el mundo.

La película apunta y dispara a muchas más cosas, denuncia la guerra como negocio, el espectáculo como medio de manipulación de masas, la avaricia y mezquindad escondida tras el glamour de los grandes eventos televisados... no deja títere con cabeza.

Y todo esto lo narra Ang Lee sin grandilocuencia, mostrando simplemente lo que pasa entre bastidores de un gran espectáculo y lo que pasa por la mente de un joven soldado con estrés postraumático.

Si no le pongo un 10 es porque el único fallo que le veo es lo poco que aparece el personaje de Vin Diesel. Le falta un puntito para que acabemos cogiéndole cariño y podamos sentir la pena y el vacío que siente por él el protagonista por su pérdida. O quizás sea deliberado, porque quizás el director quería imprimir esa sensación de que todo pasa tan rápido que no sé ni donde estoy. En todo caso, película muy recomendable, muy entretenida, con muchos puntos de humor y un trasfondo de crítica social muy idóneo para un debate posterior entre amigos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
ailian
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29 de enero de 2017
27 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Billy Lynn' no es la primera película que se centra en el PSD.
Muchas antes que ella ya han hablado, de manera crítica o comprensiva, de ese trastorno por el cual los soldados u oficiales sumergidos largo tiempo en la guerra creen percibir visiones, sonidos y sensaciones, que son solo espejismos para su realidad más cercana, fantasmas que les impiden vivir fuera del campo de batalla.
La diferencia es que en todas ellas el PSD suele ser un elemento estridente, de locura o terror, mientras que 'Billy Lynn' se acerca al tema de manera sutil, sencilla, humana... estableciendo una escalofriante dinámica por la cual Norteamérica rompe una y otra vez a sus soldados, glorifica sus matanzas o las normaliza, y estos acaban aceptando que su existencia nunca verá el fin de una batalla en la que se pueda volver a casa.

Probablemente por eso Ang Lee quiso rodar a 120 fps por segundo: este método de proyección, para el cual hay acondicionados cuatro cines en toda Norteamérica, hubiera fundido las imágenes del caro espectáculo en el que Billy y su grupo participan con las incursiones en suelo iraquí, poniendo en evidencia la agobiante similitud que el protagonista percibe entre las dos.
Es una versión de la película que quizá algún día se pueda proclamar visionaria, pero Lee no debería preocuparse, porque su visión permanece en detalles como ver agitarse a un pelotón de soldados, sutilmente, apenas una décima de segundo, por un disparo en honor a los caídos: la primera prueba de que la guerra no se abandona, por muy lejos que se haya viajado de ella.

De hecho, toda la preparación para el evento es casi como otra maniobra militar, una en la que Billy y sus compañeros deben formar, obedecer órdenes, estar preparados para diversas situaciones... la cámara de Lee captura pero subraya, dejando que sea el espectador el que junte las piezas, como si se tratara de un holograma que va cambiando según el lado que se mire.
Según cualquiera, estos soldados están preparándose para un homenaje en el que estarán cómodos, lejos de las penurias sufridas. Pero para ellos, las diferencias entre eso y otro día en Irak empiezan a borrarse paulatinamente, a veces incluso completamente, dejando un vacío terrorífico entre medias.

Claro que el clamor del público ayuda.
Las ruedas de prensa son capaces de borrar todo rastro de los jóvenes asustados que hemos visto en el campo de batalla, que además ahora están enfundados en elegantes trajes fuera de su uniforme habitual. Las miradas de admiración o curiosidad borran todo rastro de duda sobre si lo que estaban haciendo era correcto.
Incluso Billy llega a tener una mirada de deseo, entre el mar anónimo de bellezas animadoras, que rápidamente le da algo real e inmediato, un sucedáneo de amor que le hace sentir más especial de lo que ninguna rueda de prensa lo hará jamás.
La chica intenta busca el sentido divino de sus acciones, le pregunta y Billy desentierra una parte dolorosa de su propio recuerdo... que rápidamente es olvidada por un polvo tras el escenario.
Si necesitábamos saber de que habla esta historia, solo hay que fijarse en ese momento, en el que una persona intenta dar sentido a acciones sin sentido, y es velozmente callada por miedo a que pueda decir algo demasiado horrible para detener un espectáculo gigantesco.

Porque el show debe continuar, oh sí, debe hacerlo, aunque no pillemos las bromas del equipo Bravo, aunque no queramos escucharlos de verdad, aunque su oxidado sentido del humor casi suene a grito de ayuda por la demencia que les ahoga.
Billy intenta conciliar ambas partes y se da cuenta de que no puede, los recuerdos escapan a su control y se superponen entre ellos, como la arena de un reloj eterno que se escurre entre los dedos sin que se haya llegado a entender su significado.
A veces se permite fantasear: imagina que sus compañeros hablan sin pelos en la lengua sobre como pasan el tiempo masturbándose, o sueña con el anhelado regreso a casa en el que podrá acostarse con la animadora que acaba de conocer. Pero, como si la propia película supiera de la inutilidad de su fantasía, esos momentos se convierten en papel mojado, fotogramas en blanco y negro de una vida que nunca será la suya.

Pobre Billy Lynn.
Nadie le preparó para el frente de la Guerra Norteamericana.
Ese cruel campo de batalla en el que el heroísmo perece acribillado por flashes cegadores, la sinceridad estalla en violentos fuegos artificiales y el cuchillo helado de la hipocresía se te clava en las costillas sin que te des cuenta.
Los enemigos no vienen directos a por ti, pero son igual de peligrosos, porque buscan desmoralizarte con la asfixia de tus esperanzas, rebajar tus logros a noticia anecdótica o cambiar tus creencias por un par de hechizantes ojos azules.
No es de extrañar que Billy quiera volver a casa. A una tierra donde existe el mismo peligro de morir, de donde le han sacado casi en contra de una voluntad que otros le han construido, donde le esperan compañeros que le quieren sin reservas ni promesas.

Su paseo hasta el escenario del concierto ha sido más duro que atravesar el fuego cruzado para ayudar a un Sargento.
Pero eso es porque ambos momentos forman parte de una guerra que, para Billy, nunca acabará.
Charles
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23 de enero de 2017
18 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ang Lee traslada a la gran pantalla lo que el escritor Ben Fountain plasmó en papel en su primera novela. Una misión de la que el director sale ileso, confirmando una vez más su buen hacer detrás de las cámaras, aunque no sea este uno de sus mejores trabajos. Y es que Billy Lynn es un vaivén continuo del que el espectador puede salir satisfecho o descontento a partes iguales.

El cineasta taiwanes mezcla los agasajos que reciben los miembros de la patrulla Bravo durante la celebración de la Superbowl con flashbacks que reflejan la vida en el frente y la misión que dio fama a este grupo de soldados. Una misión en la que uno de los componentes de la compañía, el sargento Shroom pierde la vida, hecho que afecta a todos ellos y en especial al protagonista, ya que el sargento era su mentor, una especie de guía espiritual en el frente.

Esta mezcla de presente con pasado funciona a medias, ya que el espectador quizá no pueda centrarse. Especialmente cuando nos ofrecen las escenas de combate, que son cortadas para dar paso de nuevo al partido y lo que ocurre en las gradas con los militares. Quizá este sea uno de los puntos débiles del filme y a pesar de ello, no lastran en exceso al conjunto globalmente.

Otro aspecto negativo, en mi opinión, es el poco partido que se le saca al personaje interpretado por Vin Diesel. Desde el inicio se sabe de su muerte, pero su rol no se desarrolla en exceso durante los flashbacks. Se deja constancia de la importancia de Shroom para los soldados, especialmente para el protagonista, ya que su sargento es una especie de chaman, un tipo rudo con una vertiente filosófica y espiritual que le confieren un aura especial, magnético.

Creo que se podría haber aprovechado más el carisma que Diesel aporta a su personaje. Aún así, la obra sale bien parada frente a este hecho, ya que hay otros personajes que llenan ese vacío. Ejemplos son los del propio protagonista, interpretado a la perfección por un actor que debuta en esta película.

Intérpretes como Chris Tucker, Steve Martin y Garrett Hedlund también brillan con luz propia en roles dramáticos, alejados de su especialidad, la comedia. El primero dando vida a un agente de cine que no para de negociar con los estudios para llevar a la gran pantalla la vida de la patrulla Bravo. Martin, por su parte, se pone en la piel del multimillonario dueño de los Texas Cowboys, equipo que disputa la final de la liga de fútbol americano. Por su parte, Hedlund es el sargento Dime, líder firme e implacable de la compañía.

Durante el desarrollo del filme, el espectador puede ir adivinando una crítica feroz escondida en un envoltorio amable hacia parte de la cultura estadounidense. La celebración de un evento como la Superbowl, ruidoso, espectacular y anodino para todo aquel que no conozca un deporte tan singular como el fútbol americano.

También hay cierta reprobación hacía el trato que se dispensa a los soldados y a su futuro una vez sean licenciados en el ejército. Hay un momento del filme en el que uno de los miembros de la compañía, el soldado Montoya -Arturo Castro- no sabe que es mejor, si estar en Irak o en casa, ya que al menos en el frente se siente valorado, reconocido y, probablemente, cuando vuelva a su hogar solo pueda encontrar trabajo en una cadena de restaurantes de comida rápida.

Esta amalgama de espectáculo, guerra y crítica soterrada consigue a su vez una mezcla en el espectador de asombro y confusión por lo que ha visto, pero también hace que salgas conmovido ante la historia de estos soldados. En mi caso, al terminar la película no sabía si al escribir sobre ella le daría un cinco o un seis en la nota final. Cuando un día después me sorprendo recordando varios fragmentos de la obra, se que Ang Lee lo ha vuelto a hacer, me ha metido un gol por la escuadra otra vez. Una vez más, como ya lo hizo en Tormenta de hielo, con ese final tan espectacular, o en La vida de Pi con la relación entre el joven hindú y el tigre Peter Parker. E incluso con Sentido y Sensibilidad, una película que aparentemente parece un pastel romántico -lo es, y además de época, basado en una obra de Jane Austen- pero que también es una película muy notable.

Así que no me queda más que recomendar Billy Lynn,ya sea en el cine o esperar a su estreno en Dvd. Aunque solo sea para saber en qué bando estarán, si en el de los satisfechos con el último trabajo del director taiwanes o todo lo contrario. También por disfrutar de una sátira hacía parte del modo de vida norteamericano o por la parte con las cherleaders, que puede recordar al fragmento de Apocalypse Now con las conejitas de Playboy. Un director como Ang Lee se merece el derecho a la duda.

Más sobre esta y otras películas en el blog argoderse.blogspot.com.es y en la página de facebook: Argoderse
Daverunner
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29 de enero de 2017
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película anti bélica de Ang Lee con una esforzada Kristen Stewart y un Garrett Hedlun al que solo le falta una buen papel o una gran película para convertirse en una estrella.

Lo mejor: Deja por los suelos a la industria de Hollywood, por eso no ha recibido una sola nominación para premios.

Lo peor: El estilo de Lee como le pasa otras veces tiende a ser bastante plano y telefilmero.

La secuencia: Toda la del escenario de la Super Bowl.

Para cinéfilos con estrés post traumático tras haber sufrido que un monstruo fuese a verles.
Mono Gorra
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29 de enero de 2017
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Terminando de ver “Billy Lynn's Long Halftime Walk” (2016) de Ang Lee con Joe Alwyn, Steve Martin, Kristen Stewart, Garrett Hedlund, Vin Diesel, Chris Tucker, Beau Knapp, entre otros. Drama bélico sobre una patrulla que combatió en Iraq, que al regresar son tratados como héroes, mientras culmina su gira promocional en el show de medio tiempo del Super Bowl, antes de volver a la guerra... La historia es bastante desoladora, al comprobar el punto de vista que se tiene de la guerra, en aquellos que nunca han ido ni saben de primera mano lo es la batalla. Centrándose en Billy Lynn, un soldado de 19 años, su vida en un pueblo rural de “La América Profunda”, su experiencia lo hizo perder su juventud, donde ahora solo tiene al batallón como familia, y a la guerra como modo de vida. Joe Alwyn en su debut está ENORME en todos los fotogramas, su mirada e inocencia perdida se evidencia en sus diálogos, gestos y actitudes. Los demás personajes, unos demuestran lo mucho que han perdido por la guerra, mientras otros demuestran su ignorancia y la falta de respeto más absoluta. “Billy Lynn's Long Halftime Walk” (2016) es una película 100% antibélica, que exalta el valor de quienes deberían estar disfrutando de la vida, no perdiéndola. La técnica de la película, famosa por estar rodada en 120 cuadros por segundo, que es la velocidad de fotogramas más alta para una película hasta la fecha, y que no logró ninguna nominación a los premios Oscar, NO LE HACEN FALTA, para mostrar lo bien hecha que está. Casi se puede sentir que uno está dentro de la película, el nivel de detalle, los colores, la profundidad de campo, el cambio de los encuadres, las perspectivas, todo tiene un realismo muy cuidado y muy hermoso de apreciar. Ang Lee nunca defrauda. Tu historia Billy, ya no te pertenece. Es la historia de EEUU ahora.
RECOMENDADA
PRONTO en Lecturas Cinematográficas.
http://lecturascinematograficas.blogspot.com/
Alvaro Zamora Cubillo
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