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Los ritos satánicos de Drácula

Terror Londres, años 70. El inspector Murray de Scotland Yard, investigando unas extrañas muertes, llega a la conclusión de que se enfrenta a un caso de vampirismo. Decide entonces pedir ayuda al profesor Van Helsing, famoso investigador experto en la materia y desacendiente de un famoso cazador de vampiros. Al parecer, los asesinatos están relacionados con una secta satánica de la que forman parte destacados miembros del gobierno de Su Majestad. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
31 de enero de 2010
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay que cargar excesivamente contra aquellos productos de la Hammer de los setenta, en tal caso contra un público que empezaba a demandar argumentos más bizarros, pulp y eclécticos propios de una época psicodélica y algo hortera. “Los ritos satánicos de Drácula” al menos se mantiene en la actualidad como un producto de terror muy digno, mucho más que su antecesora “Drácula 73” dirigida también por un Alan Gibson que cumple sin mayores pretensiones.

Es cierto que como ya señala otro usuario, la actualización de los mitos literarios o históricos a momentos temporales actuales siempre es un riesgo y en pocas veces el viaje suele merecer la pena. En este caso la contextualización setentera más que fallida -que no lo es del todo- es desmesurada, porque presentar al vampiro como dueño de una empresa multinacional tiende a planear su objetivo en un ámbito socio-político más que en una psicología del miedo.

Buenos trabajos de Christopher Lee y Peter Cushing, dos actores que demuestran que el agotamiento que se produce a la hora de repetir un mismo papel decenas de veces no es más que una frase hecha.

Curiosa.

Nota: 5,2.
vircenguetorix
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26 de enero de 2011
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vale que no es la mejor pelicula hammer de Drácula, pero a mi me gusta, es tan demencial que resulta divertida. No queda ni rastro del goticismo propio de la hammer, lógico por otra parte al estar ambientada en los 70. Las actuaciones, pasables, excepto la de Cushing que esta magistral como siempre. Por otra parte, Lee aparece tan poco que ni le da tiempo a lucirse... y que decir del argumento, ese pastiche demencial de todo lo que estaba triunfando en la epoca: Satanismo, ocultismo, espías... ah, la música en la linea demencial de la película, hay momentos que parece mas propia de James Bond.
konerak
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23 de agosto de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Última de las siete películas en las que Christopher Lee encarnó al Conde Drácula para la Hammer, y segunda de las aventuras de Drácula en el Londres de los años 70. Para Peter Cushing, sin embargo, no sería la última, pues aún le quedaba verse las caras con Drácula en "Kung fu contra los 7 vampiros de oro". Las películas de Drácula pierden gran parte de su magia cuando se saca al vampiro de sus góticos escenarios vistos en las anteriores películas y esta no es una excepción. Si a ello sumamos la poca presencia de Christopher Lee a lo largo del film, nos encontramos ante una de las entregas más flojas de la saga, si bien está por encima de su predecesora (Drácula 73). La muerte del vampiro tampoco es la más conseguida de todas las vistas hasta ahora y hay que reconocer que Christopher Lee no cerró su etapa como Drácula de la mejor de las maneras. Aún así, la película se disfruta: es Hammer, es Drácula, están Lee y Cushing... con eso basta.
jesito
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12 de mayo de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Última entrega de las correrías del famoso conde también ambientada en los setenta en una trama que continúa con la anterior y se asemeja más a un film policíaco de terror que a una obra de terror propiamente dicha. De nuevo Peter Cushing encarna al profesor Van Helsing quien junto a la policía deberá luchar contra Drácula y sus secuaces que viven en plan secta organizando ritos satánicos en los que están implicados personajes de las altas esferas.

La principal novedad reside en acentuar el erotismo, incluyendo un desnudo parcial de una hermosa rubia durante un macabro rito y una escena de alto contenido lésbico cuando la hija del profesor se enfrenta al grupo de vampiresas encadenadas en un sótano. También es algo más sangrienta que las anteriores.

Las películas sobre Drácula producidas por la Hammer cada vez iban teniendo menos público y sus argumentos eran más retorcidos y repetitivos por lo que a comienzos de los setenta se dejaron de producir más films sobre el tema. Pronto se pondrían de moda los slashers que darían una nueva perspectiva al maltrecho cine de terror.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Harold Angel
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10 de julio de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La encarnación de Christopher Lee como Dracula toca a su fin en Hammer Films -que no Dracula para la Hammer, ni para Christopher Lee-, de nuevo en la era contemporánea y otra vez enfrentado a la dupla detectivesca con el Inspector Murray (Michael Coles) y el descendiente de Van Helsing personificado por Peter Cushing.
Al vampiro revivido -one more time- le han entrado ínfulas megalómanas y, casi a semejanza de Fu Manchú -otro maloso del que Lee se había apropiado-, toma la identidad falsa de un multimillonario para propagar nuevas enfermedades y pestes... y si se tercia, pegarle un muerdo a Joanna Lumley ('Coronation Street', 'New Avengers') -reemplazando a Stephanie Beacham como Jessica Van Helsing- o un multiétnico harén de esclavas por el que babearía de envidia Kevin Feige.
De hecho se podría afirmar, sin temor a exagerar al remitirnos a los folletines del mad doctor mandarín, que esto es un 'Dracula contra Scotland Yard' en toda regla, con un ejército de matones moteros vestidos con chalecos de pastor de cabras y gafas de sol al servicio del conde inmortal.
No gustará tanto a los adeptos a las adaptaciones más ortodoxas del vampiro creado por Bram Stoker como, por extensión, al terror pulp abordado -antes y después de 'Los ritos satánicos de Dracula'- por sus dos protagonistas, bien por separado o conjuntamente, en relatos que concedieran todo o un significativo peso argumental a la temática e iconografía demoníacas.
No habría sido la peor de las despedidas posibles para Christopher Lee en su encarnación más icónica (para eso se lo pintaron solos los franceses).
antonio lopez herraiz
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