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True Detective (Miniserie de TV)

Serie de TV. Intriga. Thriller. Drama Serie de TV (2014). 8 episodios. Dos detectives de Lousiana, Rust Cohle (Matthew McConaughey) y Martin Hart (Woody Harrelson), vuelven a investigar el difícil caso de un asesino en serie en el que ya habían trabajado. Obligados a regresar a un mundo tan siniestro, el avance de la investigación y el mayor conocimiento mutuo les enseñan que la oscuridad reside a ambos lados de la ley. (FILMAFFINITY)
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Críticas 236
Críticas ordenadas por utilidad
10 de marzo de 2014
456 de 504 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay que tener dudas que la primera temporada de esta serie quedara en la historia como una de las mejores de la televisión americana. Para algunos esto parecerá una locura, pero con el tiempo se afirmara, y será una especie de serie de culto como la mayoría de las que nos brinda este maravilloso canal.

HBO debería ser gratis y obligatorio.

Muchos elogios ha recibido ya por parte la crítica y el público, el creador: Nic Pizzolatto, pero es que los merece y se quedan cortos, no exagero cuando digo que estamos delante de un producto tan pero tan completo, que a mí me daría vergüenza si trabajara en el mundo de la televisión seguir sacando basuras, cuando existe este material tan perfecto.

Ahora voy a resaltar aspectos de la serie por los cuales pienso(al menos la primera temporada, hasta ahora) que va a estar en la cúspide de la TV Americana:

-Nos confirmó que Matthew McConaughey hizo un pacto con el diablo: paso de ser el hazmerreír de Hollywood a uno de los mejores actores de la actualidad (con Oscar incluido y posiblemente un Emmy en la fila de espera)

-Narra a la perfección la historia en dos tiempos: 1995-2012. Una manera muy original de hacerlo mediante las entrevistas.

-Tiene posiblemente el mejor Intro que he visto en una serie: Cuando apenas vi en los créditos iniciales, supe que me topaba con algo grande. Nunca sentí algo así. Y nunca llegue a pensar que algún intro iba a superar al de "The Wire" con el más que clásico: "Way Down In The Hole" y sus cinco versiones diferentes por temporada.

-Una pareja dispareja: los opuestos se atraen, y esto se aprecia con Rust y Marty, pero a pesar de sus diferencias, logran convertirse en leyendas, y formar un equipo explosivo. Mucho mérito para McConaughey-Harrelson

-Le rindieron un homenaje a la profesión, ser detectives no te da super poderes con los cuales vas a resolver un caso en segundos, sí, Rust Cohle es un genio, eso nadie lo duda, pero paso más de 17 años resolviendo el caso de su vida; No encontró una pista al alzar, no se hizo una paja mental y resolvió el asesinato.

-Su profundidad con los personajes, más allá de sus historias y relatos personales, el guión, el ambiente, todo este "mundo" creador por Pizzolatto te absorbe y te mete muy de lleno.

-Su cuarto episodio "Who Goes There" tiene uno de los momentos más mindfuck que haya visto jamas en cualquier cosa, los últimos 6 minutos con una plano de secuencia brillante sin cortes ni ediciones, que te deja alucinando sin poder respirar.

-Al igual que en "The Wire" , los creadores no tienen pelos en la lengua en mostrarnos las miserias morales y económicas del país de las oportunidades, rurales en este caso, que se alejan mucho de la imagen internacional que nos tratan de vender.

-Nos llenó rápidamente el vacio que nos dejó Breaking Bad, quizás demasiado rápido.

Y bueno podría pasar horas diciendo cosas por el estilo. La primera temporada de True Detective es única y desde los créditos iniciales hasta el último dialogo impecable, el olor a Obra Maestra se queda totalmente impregnado en cada uno de nosotros.

Ahora nos toca rezar para que no solo mantenga el nivel, sino también para que conserve el reparto que al parecer se va a hacer a un lado. Lamentablemente...
Pedro Parés
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10 de marzo de 2014
209 de 233 usuarios han encontrado esta crítica útil
True Detective llegó por la puerta grande, y por ella se ha ido, dialogando con el infinito y reflejándose en las estrellas. El formato antológico de ocho episodios con conclusión en temporada única ha demostrado poder funcionar como un reloj para una pequeña joya de la televisión, un tótem de ocho horas que se anticipaba como una recuperación de los códigos de Twin Peaks aplicados a la dialéctica de David Fincher; vista la serie completa no quedan dudas de que ésta finalmente adquiere su propia textura, personalidad inquebrantable; se convierte en un referente y no en un cóctel de homenajes. Que los tiene, sobre todo a la literatura, pero los adopta de tal forma que consigue generar algo nuevo con ellos. No revolucionario porque la serie se "limita" a pulir las imperfecciones de modelos recientes del thriller policiaco, pero sí creando un 'todo' compacto y sólido.

El mérito del guión de Nic Pizzolatto es ahondar en sus personajes, utilizando su trabajo y los crímenes a los que hacen frente como simple excusa para desarrollar a los detectives. Lo que muchos criticaron (un ritmo lento, donde 'no pasa nada') es en realidad todo lo contrario, pues ha permitido que sus protagonistas se sientan reales y no puros clichés del género. La técnica no es nueva pero sí está ejecutada de forma modélica, por eso tenemos una suerte de 'buddy movie' extendida en el tiempo en la que Martin Hart y Rustin Cohle funcionan como dos caras de la misma moneda, cada uno con sus problemas y obsesiones, en absoluto negros o blancos, sino repletos de grises. El papel de la mujer (Maggie Hart, Lisa Tragnetti) es igualmente relevante, no limitándose a ser éstas meras comparsas. Cada personaje aparecido en True Detective tiene una razón de ser incluso en los casos de menos texto, pero junto a los dos protagonistas (interpretados de forma brillante, y cualquier otra apreciación es errada) hay que alabar la forma en que se definen los villanos. El guión en una obra cinematográfica (esto se aplica a televisión, por supuesto) no es sólo diálogos, también hay otros aspectos que corresponden a la mímica, a la forma de mirar. Y lo que hace Glenn Fleshler con su personaje es de antología.

Que un buen guión puede acabar siendo destrozado por un realizador sin talento es algo evidente. No es el caso de Cary Joji Fukunaga, que ha pasado de simple promesa a director de nivel AAA con su trabajo en los ocho episodios de la serie. El dárselos todos a él ya es un acierto tremendo porque garantiza un estilo unitario en los mismos, pero que además sea capaz de desenvolverse tan bien en registros diferentes lo hace aún más meritorio. Mucho se ha hablado del plano secuencia que cierra el cuarto episodio, pero no son menos impresionantes sus tomas generales, la forma en que captura el rostro de sus actores, cómo domina la puesta en escena y recursos generalmente mal empeados, como el fuera de campo, para crear una tensión altísima. Fukunaga sigue explorando la realidad desde un punto de vista enrarecido, dejando que la cámara fluya y en algunos momentos incluso parezca movida por alguna extraña fuerza invisible. Algo que ya había explorado en Sin nombre (2009) y Jane Eyre (2011), con esos planos cámara en mano tan salvajes, pero que aquí lleva hasta sus últimas consecuencias, como en todo el bloque de Carcosa.

Las comparaciones con Twin Peaks no iban del todo erradas, no obstante, pero no tanto por el punto de partida (una joven rubia que aparece asesinada en una zona rural) como por esa sensación de irrealidad que empapa cada imagen capturada por Fukunaga. Porque las referencias literarias o místicas de True Detective funcionan de tal forma que pareciera que todo lo que sucede en la serie sea un recuerdo en constante reconstrucción, cuyos cimientos se mueven arriba y abajo. La propia estructura de la serie ayuda a que esto sea así (los primeros episodios nos muestran los hechos del pasado de forma no cronológica, en flashbacks narrados por ellos mismos y con variaciones), quedando los dos últimos como los más tangibles, al ser ya en el presente. Las visiones de Cohle y los devaneos de Marty confluyen en este ambiente pesadillesco y terminan por explotar en un final que (al menos a mí) sorprende por cerrar el círculo de forma perfecta, sin caer en lo previsible. sin abandonar el objetivo principal de la serie: el desarrollo de sus personajes, por encima de la resolución de la intriga. Zodiac de David Fincher perseguía lo mismo (el retrato de la obsesión llevada a sus últimas consecuencias), por lo que entendería que quienes esperen algo efectista o rotundamente épico se sientan decepcionados.

True Detective, en el fondo, es una serie que se alimenta de nuestro subconsciente para ir sembrando ideas y conceptos que terminará por explotar en algún momento de su metraje, que trata al espectador de forma inteligente y no se cree más de lo que es. Que es ambiciosa, sí, que no se limita a ser una más, también. Que el cine en toda su extensión (da igual el formato: películas, series de TV; CINE) avanza gracias a obras que no se conforman con existir, y que buscan ir un paso más lejos, es algo indudable. Y de la misma forma que Ciudadano Kane, 2001, Vértigo o Mulholland Drive, en su medida, pusieron de su parte para que este medio (arte) no se estancase, True Detective está ejecutado de la misma manera que Twin Peaks o Serial Experiments Lain en los 90, o Paranoia Agent en los 2000. Es el siguiente paso, la evolución, de sus referentes directos y contemporáneos.
Caith_Sith
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11 de marzo de 2014
234 de 308 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta va a ser una crítica inusual. Y va a contener SPOILERS a mansalva, aviso.

Echémosle un vistazo al poster promocional de la serie: "Touch darkness and darkness touches you back". Muy Dark todo, y es que en esta serie han ido a tiro fijo para ser "molones" y hacer babear a los pajilleros del mundo y los guays HBO: un prota badass, mil veces visto, sabueso traumatizado por sucesos de su pasado, de nihilista filosofía, brusco proceder, infalible en los interrogatorios, en las detenciones, en todo lo que se proponga, muy bien interpretado por el actor de culto del momento. Una ambientación sórdida y decadente -la pantanosa Luisiana que más bien parece el quinto sótano del averno-, una premisa que no falla -investigación de un asesinato, crítica superficial a la religión y las instituciones eclesiásticas, abundantes escenas de sexo, etc. Todo muy tópico -incluyendo al coprotagonista: padre de familia, afable, torpón, imperfecto, débil ante las tentaciones- pero todo llevado con mucho talento y buen hacer.

Lo más interesante es su estructura en flashbacks, donde los dos detectives son interrogados años después sobre aquella investigación que resolvieron entonces, pues algo similar está ocurriendo nuevamente. De ese modo nos van contando el caso, permitiéndose de vez en cuando alardes de montaje y narración en paralelo que hacen las delicias de todos. Quizá chirríe algún monólogo ciertamente pretencioso del detective interpretado por MMC (Rust), otros son absolutamente claves a la hora de captar ciertos mensajes existencialistas que la serie nos quiere transmitir. Ideas interesantes y que invitan a la reflexión sobre el carácter cíclico de los acontecimientos, el más allá, el vacío existencial y la moralidad de cada uno.

Desde el principio los responsables de la serie nos vendieron una historia en la que lo importante era la relación entre personajes y no tanto el caso que investigaban, este enfoque se cumple en los primeros episodios, si bien enseguida la serie alcanza sus más altas cotas de calidad centrándose en los elementos de misterio y en la atmósfera y simbolismo que envuelve su microuniverso, con planos muy sugerentes, escenas de acción e investigación brillantes y momentos de auténtico escalofrío. Lo de las relaciones tan importantes se quedan en un relleno, que si bien entretenido y bien llevado, poco se desvía del tópico, con esas relaciones extramaritales de uno y la tensión sexual previsiblemente resuelta entre el otro y la mujer del primero. Lo mejor son ciertos diálogos que mantienen la pareja protagonista, normalmente de camino a interrogar a algún testigo o sospechoso.

De nuevo tenemos un caso "Lost", salvando las distancias, aquella serie en la que nos dijeron "lo importante son los personajes" (de ahí el chorrifinal) aunque estos fueran los más anodinos jamás vistos salvo dos o tres y cuando lo que enganchó a millones de espectadores y rellenó foros y foros de internet fueron los misterios tan atractivos como ese humo negro, esos numeritos y esos milagros.

Así pues, tenemos hasta el momento una serie que partiendo de todos los tópicos conocidos, resulta novedosa en ciertos elementos, consiguiendo cautivar y atrapar al espectador por la alta calidad de su guión, dirección e interpretaciones, sin olvidar una banda sonora cojonuda, y una trama en la que pronto aparecen conspiraciones que involucran a altos mandos de diversas instituciones, crimenes rituales y desapariciones de niños y mujeres que enlazan unas con otras, todo envuelto en un simbolismo referencia a Lovecraft y W. Chambers. Vamos, una Twin Peaks del s.XXI, más Fincher y menos Dallas. Hay motivos para sospechar de todos (o sea, de los dos únicos personajes relevantes), e intuímos cositas muy gordas detrás de cada trauma, cada comportamiento extraño y cada fotograma/easter egg. Los verdaderos problemas llegan en la recta final de la serie. Sigo en SPOILER por falta de espacio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Markman
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21 de marzo de 2014
136 de 149 usuarios han encontrado esta crítica útil
Igual me equivoco, pero parece que se escribió el guión y luego se rodó la serie, con su comienzo y su final. Nada de encuestas sobre personajes, reescrituras y estiramientos capitulares y temporadiles según los gustos del público. El año que viene, para San Pancracio, os contamos un poco más. Id votando en la web si queréis que Walter White siga cocinando o no.

Cuando alguien tiene una buena historia que contar y la cuenta tal y como la creó, sin tener en cuenta al cliente, en estos tiempos de Elige tu propia aventura, se agradece, ciertamente.

La eliminación (no absoluta, pero casi) del culebronismo y los dramas secundario-paralelos, es decir, que exista una única línea principal salpicada escasamente por las circustancias que rodean a los protagonistas, se agradece más aún.

Que no haya finales abiertos ni más temporadas (salvo que sean independientes, como creo que es el caso) con sus inevitables rellenos de paja, dramillas y ristras de personajes inocuos, y, además, que todos los capítulos los dirija un mismo señor, ya no es que se agradezca, es que se celebra con lágrimas en los ojos.

¿Cómo? ¿Que qué? ah, que a todo esto se lo conoce por miniserie...
Pues que arreglen el topic en FA, porque me gustaría ver más de estas, joder, aunque lo veo difícil, pues este grandioso conglomerado de interpretacines, argumento, fotografía, diálogos, ambientación y estado de gracia general dejará huella. Debe dejar huella. Y debería crear precedente. Y escuela. Que la luz del camino así lo quiera.
Sines Crúpulos
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16 de febrero de 2014
124 de 137 usuarios han encontrado esta crítica útil
En los primeros 20 minutos del primer episodio ya se nos ha entregado una pieza única en la historia de la televisión. Ese diálogo entre Rust y Marty, ese diálago sobre la naturaleza humana. Rust es pesimista; opina que el ser humano, nuestra conciencia, es un fallo de la evolución. Un repaso a Nietzsche, Turguénev, Camus, Schopenhauer. En apenas 4 minutos se definen nuestros personajes. Oscuros.

Marty es más tradicional. Cristiano, con mujer y dos hijas, adorables, de revista. Le pide que cierre la boca. Que no hable de esas cosas. Le asusta. Que cuando esa noche vaya a cenar a casa, no abra la boca.

Todo esto, después de haber presenciado un cadáver asesinado de forma brutal, sin compasión. Una prostituta torturada, desnuda, atada a un arbol, y con una corona de cuernos de ciervo clavada en su cabeza. Rodeada de signos satánicos. Rust lo deduce enseguida; Marty, no está tan seguro.

HBO sigue entregándonos obras maestras de la televisión. Esa consciente oscuridad, que es signo de la cadena, alcanza aquí sus cotas más altas. Con una doble narración (2012 y 1995, cuando sucede el crimen), HBO nos presenta su premisa en apenas unas pinceladas: dos detectives, completamente distintos, son obligados a recordar un caso ocurrido 17 años atrás. Algo pasa en el presente, relacionado con el pasado.

Matthew McConaughey y Woody Harrelson están soberbios; son tan buenos que sabes que los vas a echar de menos (cada temporada, la pareja de detectives será una completamente nueva).

Nihilismo, negación, oscuridad. True Detective.
Ingelheim
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