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Unidos por el crimen (Mañana es otro día)

Cine negro. Drama. Intriga Después de purgar 18 años en prisión por asesinar a su padre, Bill Clark (Steve Cochran) sale en libertad para toparse con un mundo externo aún más desorbitado que su habitual entorno carcelario. Primero es defraudado por un reportero, que se le acerca, no para ayudarle, sino para escribir un artículo por haber sido, a los 13 años, el asesino más joven del Estado. (FILMAFFINITY)
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
7 de febrero de 2017
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Felix E. Feist regala al espectador una excelente película, una soberbia lección cinematográfica. Dirige con pulso firme y vigor narrativo esta magnífica historia noir (sé que el término es pedante pero suena peor llamarla historia negra) de ámbito urbano y rural. La puesta en escena y ambientación es impecable para el espectador y, yo diría, que implacable para los protagonistas. Magnífica es la fotografía en blanco y negro, y preciso y ágil el montaje.
Una última gran lección nos da Feist con su soberbia dirección de actores. Steve Cochran, malo oficial de cine negro, duro entre los duros, chulesco, prepotente, desprovisto de sentimientos, etc., nos ofrece la que probablemente, sea la mejor interpretación de su carrera. Se transforma en un niño grande miedoso, curioso, tan ávido de tartas como de afectos. Con la sencillez propia del infante no le pide mucho a esa su segunda vida. Quizás sólo unos cigarrillos, una buena chica y un trabajo que, a ser posible, no le destroce su fornida espalda. Todo ello lo transmite Steve Cochran como si fuera fácil. Va a tener a su lado a una brillante y camaleónica Ruth Roman que, ante tanta nobleza, ante tanta autenticidad, romperá el hielo de sus ojos para llorar de alegría por la esperanza recibida.
el chulucu
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15 de febrero de 2014
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que Crochran fumaba mejor y poseía más registros que el mitificado Bogart es una cuenta pendiente en la historia universal de la infamia. Sin ir más lejos, su impagable aire de canalla muestra una vulnerabilidad conmovedora en esta cinta que, de seguro, inspiró a Godard: “Para rodar una película todo lo que se necesita es una pistola y una chica”. La chica además es mentirosa y Felix E. Feist le añadió un ex presidiario y un policía corrupto. A partir de ahí el rodaje, soberbio, es la peripecia de una fuga que bien hubiera podido llamarse They lived by day, porque precisamente lo diurno impide que el film sea un negro perfecto, tampoco importa mucho que la música de Amfitheatrof suene a western o que la película termine con un tour de force que frustra el triunfo de la fatalidad. Pero la fotografía de Burks (El manantial, Vértigo), el cambio desasosegante del ritmo argumental entre la confianza y la duda, la solidaridad y la codicia, la amistad y la traición, una pareja de secundarios que se tragan la pantalla y par de escenas de cine de verdad, de las que Norma Desmond decía “No necesitábamos las palabras”; por ejemplo, cuando el protagonista redescubre el mundo tras dieciocho años confinado o ese trayecto silencioso de las dos mujeres en el coche policial, la convierten en un film noir imprescindible.
alvaro
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9 de marzo de 2020
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras pasar más de media vida en la cárcel, Bill Clark sale libre. No tardará en meterse en problemas, emprendiendo la huida junto a una bailarina a quien acaba de conocer.

Película noir cargada de fatalismo, que ofrece bastante más de lo que uno podría esperar a primera vista. Steve Cochran es un hombre incapaz de desenvolverse en sociedad, un tipo acostumbrado a la violencia de prisión, que esconde tras su hosquedad un corazón vulnerable. Su novia (Ruth Roman) experimentará un profundo cambio a medida que se enamore de él.

Felix E. Feist nos regala una intriga notable, una trama plagada de secundarios que derrochan naturalidad, con escenas antológicas -a recordar el duelo de miradas que tiene lugar durante un trayecto en auto-, donde el suspense crece hasta llegar a un final atípico, sorprendente, lógico y esperanzador.

Nada es lo que parece: ni todos los ex-presidiarios son malvados, ni las mujeres frívolas carecen de ternura. Bajo la capa de las apariencias respiran dos almas tristes, necesitadas una de otra, perseguidas por la mala suerte, que intentan acogerse a su última oportunidad de ser felices, antes de que el destino les alcance.
Jackie Daytona
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23 de diciembre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tierna y cruel, despiadada y emotiva, certera e inmisericorde, la película apuesta por la línea dura de mostrar los hechos sin disimulo y F.E. Feist dibuja los perfiles psicológicos con la gama turbia de la duda -luchando contra la corriente- para despertar expectación, suscitar controversia y generar un clima de inseguridad emocional en la que cualquier planteamiento parece válido.

Cuando la vida sale al encuentro no espera a casi nadie y, a menudo, no suele conceder una segunda oportunidad.
ABSENTA
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7 de julio de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película más conocida del poco conocido Felix E. Feist no destaca especialmente por nada pero lo tiene todo para figurar entre los grandes films noir de la época: un duro con mucha mala suerte, toda una femme fatale rupia platino vestida de negro, un policía corrupto y una huida condenada al fracaso. La originalidad la aporta Feist salpicando todo con notas de melodrama dramático y algún apunte social. Gran cine.
Ojka
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