El favor, el reloj y el gran pescado

Uno de los guiones más brillantes sobre el desquiciamiento humano y las particularidades de la personalidad. Goldblum está que se sale en su papel, primero de pianista melancólico (¡brillante!) y después de supuesto Jesucristo. Un cuento/comedia/drama fantástico anclado en la vida cotidiana con algunas escenas ciertamente muy divertidas y muchos elementos desconcertantes.

Sin duda no es una película para todos los gustos, pero sí para los amantes de las rarezas y para los que no se tomen muy en serio algunos supuestos intocables (aquí el amor y la religión, principalmente)

Éramos unos chavales de camino a los Multicines Chaplin. Queríamos ver "Robín Hood: El Príncipe de los ladrones"...

- ¡Que ansia tíío!
- ¡Va a estar guapísima tíío!
- ¡Peliculón tíío!
- No hay entradas.

En la otra sala -de ahí lo de multicines- "El favor, el reloj y el gran pescado".

Recuerdo a un paisano jugando al golf en medio de algún sitio. Recuerdo a un tío muy feo (al que años después conocería como Jeff Goldblum) que no se parecía a Jesucristo y un amago de sketch con el tipo caminando sobre las aguas. Recuerdo que intentaron hacerme reír. Recuerdo que fracasaron.

No tendrá otra oportunidad. Prefiero recordarla como lo que fue. Una bosta asín de grande.