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Mi otro yo

Drama. Comedia Walter Black (Mel Gibson) es un hombre que padece una profunda depresión. Su única vía de escape, su único consuelo, es una marioneta que representa a un castor, al que trata como si fuera una persona. Perseguido por sus propios demonios, Walter, que fue en otro tiempo un exitoso ejecutivo de una empresa de juguetes, emprenderá con su marioneta un viaje de autodescubrimiento... (FILMAFFINITY)
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Críticas 66
Críticas ordenadas por utilidad
30 de mayo de 2011
27 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de nada, señalar que esta película está clasificada como drama, a lo sumo comedia dramática, algo que debe quedar bastante patente antes de verla. Dejando a un lado los reflejos cómicos que pueda contener, esta cinta plantea cuestiones mucho más profundas como la depresión, a partir de la cual y mediante el recurso de la marioneta, se adentra en los recovecos de la psicología humana para plantear cuestiones puramente existenciales como la felicidad, el éxito, la realización y, sobretodo, la soledad. No se trata de una película taquillera, pese a contar con dos nombres de suma importancia en esto del cine como son Jodie Foster y Mel Gibson, cuyas interpretaciones son bastante correctas aunque no pasarán tampoco a los anales de la Historia. En su papel de directora, Foster se introduce en el tenebroso mundo del Drama, quedando patente su inexperiencia pero demostrando sobradamente sus buenas aptitudes. Recomendable sobretodo, a mi juicio, para los que les gusta reflexionar después de ver una película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
corleone
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29 de mayo de 2011
39 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
El relato de este hombre deprimido no es un relato honrado tal y como se nos presenta. Sería muy difícil cinematográficamente hablando plasmar el proceso de las sensaciones de un enfermo obsesivo sin caer en el tedio argumental. Son situaciones emocionales apropiadas para tratarlas con cierto humor negro u originalidad.
La exposición inicial es rigurosa y muy acertada, incluyendo el fondo musical, pero con la intervención del castor la opción del humor negro es abandonada en el contenedor de basura.

El peluche en vez de ser un aliciente es el cambio. Aparece un dictador que toma el testigo y la opción por crear situaciones de auténtico compromiso con el derrumbe emocional, torna en un Mel que ni mucho menos resulta original o divertido, pero sí convincente. Jodie y Mel muestran su saber con eficacia. La película, lo malo, es que roza el aburrimiento y el escepticismo. Lo roza, por eso no se hunde del todo en una parodia sin gracia.

El origen del drama parte de un planteamiento medio; no se da una situación empresarial de desesperación de tirarme por la ventana o cortarme las venas como explico en el spoiler, lo cual es en realidad una opción para utilizar posteriormente. El entorno familiar es la base en la que se apoya la película y está tratado con efectividad, es por lo que el planteamiento continua en la cuerda floja pero se pueda seguir con él.
El hijo mayor realiza unas actividades socio pedagógicas demasiado rebuscadas y cómodamente expuestas para una conclusión sin el nervio necesario. Es un desvío necesario en la línea argumental del castor, y la verdad es que funciona como emoción añadida para resolver un drama que busca ser superado, pero no con la fuerza final que nos hubiera gustado ver.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
floïd blue
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1 de junio de 2011
34 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Qué inteligente es Jodie Foster! Será que mi concepción del cine es más europea, pero siempre he creido que es más difícil llevar a la gran pantalla un guión ajeno, la tónica que utilizan los norteamericanos. Y Jodie Foster ha llevado el libreto de Kyle Killen a su terreno. Eso le sirve para: uno, situarse detrás de la cámara para rodar una película no demasiado compleja a nivel técnico; dos, darse el gusto de interpretar un personaje secundario pero de vital importancia en la trama; tres, reivindicar su autonomía como artista al incluir una pequeña crítica encubierta al mundo del famoseo express y estrellatos de corta duración (Foster nunca ha sucumbido a las reglas de Hollywood y su película es en todos los sentidos una oda a los inadaptados); y cuatro, dar a su amigo Mel Gibson un protagonista único, en esos raros ejemplos cinematográficos en los que el actor se come al personaje y el personaje parece un reflejo del actor.

En El castor el azar ha sido crucial: con otros intérpretes, con otra directora, todo sería diferente. Tal y como es, el film esconde una autoreferencia: el momento en el que Gibson se intenta suicidar en la bañera y posteriormente saltando del balcón de su piso es el reverso del Gibson cantarín, jovial, siempre buen actor, de ¿En qué piensan a las mujeres? en la escena homenaje a Cantando bajo la lluvia. El castor tiene un humor negro extraño y al salir del cine la sensación es que en realidad hemos sido testigos de un drama semiescondido, tan lapidario como The Squid and the whale y otras familias disfuncionales.

Se la recordará como la curiosidad que es: una marcianada que coge desprevenido al personal, una hermosa historia de depresiones y relaciones paternofiliales (y muñequiles) más honda de lo que parece. Personalmente, sobra toda la trama que concierne a Jennifer Lawrence, el paralelismo entre el devenir del padre y el hijo es obvia pero está bien contada, y el juguecito con funciones de títere bien merece un grupo de Facebook: realmente copia las expresiones del actor y logra estar contento, cabreado o triste cuando así se expresa su personaje. Y es que El castor es una película paranoica: el tiempo decidirá si es carne de Oscar, pieza televisiva de sábado por la tarde o un título de culto. Pero recuerden: sea lo que sea, será gracias al atino, la agudeza, la experiencia, la inteligencia de la gran Jodie Foster.

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities http://cachecine.blogspot.com
Xavier Vidal
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26 de octubre de 2011
23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se ve que Foster ha querido hacer una película con alma, con sentimientos, y con ello ha contado con la ayuda de su amigo Gibson, pero por desgracia, la película es una intermitencia de los mismos, que igual te atrapa que te desvincula, dejando en el fondo un cierto sabor agridulce con ganas de que podría haber sido mucho más y mejor.

A Foster y Gibson, no se les puede reprochar, como actores, nada, son los que mantienen la película perfectamente y eso lo dan los años, ese saber estar y el llenar la pantalla y los oídos del espectador, lo hacen perfectamente, el fallo para mi gusto, esta en el ultimo tercio de la misma, que es cuando la película tendría que haber explotado y haber dado todo de sí, Foster junto al guión, se van por un senda pedregosa, alejándose del espectador para regodearse en sí mismos de forma egocéntrica, y dejándonos solamente pequeños cúmulos sentimentales, pueriles y estériles, para acabar con esa sensación marcada en el párrafo anterior, de que podría haber sido mucho más y mejor.
Ranxomare
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29 de agosto de 2011
18 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tal vez con los años se convierta en un evento cómico. En una película de sábados a la tarde. No lo sé. Dentro del océano de películas tediosas y normales a veces se encuentran estas locuras sacadas de contexto. ¿Y saben qué? Me encanta. En una cartelera donde lo que abunda es la falta de riesgos, la señora Foster apuesta a una locura. ¿Y saben qué? Me encanta. Me alegra que siga existiendo gente con agallas para meterse en los cines comerciales con alguna bizarreada.

Aire fresco en el horizonte.
Mel Gibson no es de mi agrado y no suele protagonizar mis películas favoritas. ¿Saben qué? No me importa. En The Beaver la rompe.
¿De qué trata "El castor"? Un hombre, padre de familia y exitoso empresario percibe que todo le empieza a salir mal. La depresión lo invade mientras su vida se sumerge en el pantano. ¿Qué es lo que ocurre entonces? Que descubre en un baúl un títere de un castor que comienza a darle consejos y a ayudarlo. De la mano (gran metáfora) del títere, el protagonista empieza a resurgir y a sentirse mejor.
¿Hasta qué punto es importante el Castor? Esa es la gran pregunta.

No se si se trata de una gran jugada bizarra, si se trata de algo infantil o de una incoherencia mal preparada. No importa de todas formas.
Lo más importante de The Beaver es que te hace sentir confuso y sin dominio de la situación.
En medio del río revuelto algunos de los que más ventajas sacan son los Castores.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Serginhio
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