I'm Still Here

Durante un tiempo Phoenix se dedicó a pasearse por ahí haciéndonos creer que estaba harto del mundo de la interpretación y que quería dedicarse a la música. Yo mismo me lo tragué, dado que no fue una rueda de prensa lo que utilizó para anunciarlo, sino que apareció en programas de máxima audiencia con un visible deterioro físico y mental, que nos hacía sospechar a todos que una estrella más había caído víctima de su fama. Recuerdo que le preguntaban por su compañera de rodaje en "Two Lovers" y no se acordaba ni del nombre. Estaba bastante claro que el chico andaba bajo los efectos de alguna droga. Pero incluso en esa situación grotesca, se le veía creíble. Y nos cazó a todos.

Él y su cuñado Casey Affleck (el hermano menos tonto de los dos) estaban trabajando en un falso documental que nos quería hacer ver la metamorfosis de una persona que lo tenía todo (dinero, fama, trabajo, buena posición social...) hacia una persona completamente diferente. Vemos la lapidación mediática que sufre el propio Phoenix cuando dice que deja de ser actor para dedicarse al Hip-Hop. Todos le dan la espalda. Todos achacan su cambio a un exceso con las drogas. Todos se ríen de él como un muñeco roto que se despedaza cada día un poco más. Y éso, señores, causa mucha risa en el mundo actual. A todos nos gusta ver cómo alguien que tiene una vida mucho más que cómoda, cae por el precipicio dándose golpes con todas las rocas salientes que encuentra por el camino. Porque en el fondo, los que no hemos tenido más que tener que trabajar duro para salir adelante no sabemos lo que es tenerlo todo. Y nos causa una sensación de alivio ver cómo alguien que está en la cima se viene abajo.

La interpretación de Phoenix es soberbia. De hecho, nunca me había parecido un buen actor, pero esta degradación de su vida la borda. Dejando aparte temas escatológicos y demás, este podría haber sido el documental real de mucha gente famosa que se descalabra en un momento de su vida. Porque es muy cierto esa reflexión que se hace al principio: "Todos llegamos a un punto en que odiamos nuestro trabajo, nuestra vida, la gente que nos rodea". Ser conscientes de ello y dar un giro radical se muestra dificil y complicado, y más porque probablemente la gente que antes te idolatraba y te lamía el culo, ahora te dará la espalda y se reirá de ti. De hecho, he leído por ahí que a Phoenix le han retirado la palabra muchos ex-compañeros de profesión que habían trabajado con él, porque ahora era una muy mala influencia para sus carreras. Probablemente después de saber que este documental era una interpretación soberbia, le volverán a dar palmaditas en la espalda y a invitarlo a fiestas y jolgorios.

Muchas veces necesitamos estar hundidos en la mierda para saber cúantos personajes que nos rodean y que forman parte del reparto de la película de nuestra vida, son los que merecen la pena. El resto, son lameculos deseando estar en primera fila para ver cómo te ahogas e intentas salir sin remedio.

Cuando terminó la emisión de esta película, la confusión en mi cabeza era total: ¿Acabo de ver la mejor actuación de todos los tiempos o un documental sobre un auténtico desequilibrado?

La duda asomó durante días mi cabeza hasta hoy, cuando leí en Internet: "Joaquin Phoenix confirma que Im Still Here es un falso documental". Una mezcla de sorpresa, alegría y miedo me asoló.

Alegría y miedo, porque supe que estaba actuando y no se había vuelto loco, y miedo, porque hay que tener un tornillo flojo o una voluntad gigantesca para hacer todo lo que conlleva hacer esta película.

Sorpresa, porque es tan, tan buena, tan grande su actuación que como decía una de las críticas "Si Joaquin Phoenix miente, Marlon Brando es un aprendiz."

Definitivamente, vean esta película, no solo por sus variadas y morbosas situaciones, lo extrañamente sofisticada que llega a resultar, sino para que vean que Joaquin Phoenix es, aunque me tachen de sobrevalorarle enormemente o de loco, o de lo que ustedes quieran, el mejor actor de la historia.

¿Hace Joaquin Phoenix la actuación del año? Por supuesto. Ha ido más allá de la propia película ¡Y ni un maldito ataque de risa en un año y medio! Pero, ¿hace eso que I’m Still Here sea una buena película? No. Porque con esta premisa podía haber sido la gran película del año. El bombazo. Pero no. Al final se queda en una broma pesada que casi nadie se traga. Un par de collejas, tap tap tap y no lo hagáis otra vez. Pues que pena. Había material de primera para haberla liao parda… ¿qué ha pasado entonces?

A ver, habéis hecho el falso documental más ambicioso de la historia para reíros del personal, ¿no? ¡Pues enseñad cómo os descojonábais antes de reuniros con los representantes, cómo maquinábais las coñas que le ibais a soltar a Letterman y todo lo demás! Porque eso es lo que nos vendes ahora y eso es lo que queremos ver. Pero no, en vez de eso, me encuentro con que lo único que haces es sacar a Joaquín Phoenix soltando bufidos y a su amigo meneando la chorra. Carnaza, vamos. Pues que sepas esto sobre la carnaza: también hay que saber hacerla. Todos hemos visto Man on the Moon. Cualquier bromista que se precie tendrá entre sus ídolos a Andy Kauffman, el cómico que en vez de hacer reír a los espectadores se reía de ellos. Y lo gracioso era ESO precisamente. Esa es, para mí, la gran diferencia entre esto y lo que antes ha hecho, por ejemplo (inevitable hablar de él) Sacha Baron Cohen, un tipo que sí que sabe preparar carnaza de primera calidad.

Pero si insistes en el argumento del chico que se lanzó a hacer lo que siempre quiso y el mundo le dio la espalda, pues macho, elabóralo. El motivo principal del personaje para hacer lo que hace es un disparate, pero ya que así lo habéis querido, id a muerte con ello. En ningún momento parece que a Joaquín siquiera le guste el hip hop. Yo no veo por ninguna parte ni ese amor a la música ni nada que no sea carnaza y más carnaza. Y si todos van a acabar sabiendo que es un montaje, ¿qué sentido tiene que tu peli defienda la tésis de que no lo es? Es tirar piedras contra tu propio tejado. Joder, una gamberrada de este calibre exige una cierta dosis de cojones; y si Phoenix se los ha echado de sobra… ¿por qué tú no?

Affleck, en resumen: aprende a fabricar carnaza, que hasta para eso hay que tener arte. Habrá que ver al bueno de Joaquín pensando, "buah, un año y medio apretando el culo pa no reírme... y mira". La próxima vez, JP, deja tu proyecto en las garras de alguna de las fieras destripadoras de Telecinco. Esos sí que son especialistas en carnaza.

La actuación de Phoenix es de 5 estrellas, y esa es la nota que le pongo a la peli.

Abre "I'm Still Here" con una grabación que data de 1981, en la que un joven Joaquin Phoenix se encuentra sobre una roca, en un pequeño lago/manantial. Con su salto y posterior zambullida en el agua, ante la atenta mirada de su padre, se inicia el que ha sido calificado como uno de los falsos documentales más polémicos de los últimos años. Un inicio que tiene mucho más valor que el de la anécdota y que funciona a modo de metáfora para lo que está por venir, una inmersión en la vida de uno de los grandes actores de su generación en un momento en el que decidió "retirarse" de la interpretación tras completar la superlativa "Two Lovers", para dedicarse al hip hop.

En este vídeo-diario prolongado en el tiempo (casi año y medio) observamos una evolución completa, física y mental, de un hombre dedicado hasta rozar lo enfermizo a una causa suicida: crear la interpretación más intensa de la historia del cine: hasta el punto de no interpretar en absoluto. Simplemente vivir una vida paralela y llevarla al límite. Cierto es que lo mejor de "I'm Still Here" ya se había visto: la entrevista con Letterman, por ejemplo, es memorable. Pero también hay momentos inéditos reveladores y valiosos, como casi cualquiera relacionado con P. Diddy (que evidentemente no tiene ni idea de dónde se metía), cierta discusión entre Phoenix y una persona muy cercana a él, o un bello final acentuado con una armónica melodía.

La única pega real es que se le notan las costuras en ciertos momentos (algunas reacciones "cantan" bastante), pero son detalles menores en un trabajo que abre, se desarrolla y se cierra de forma fantástica. Eso sí, el premio al mejor mockumentary del año va -indudablemente- para "Exit Through the Gif Shop", de Banksy.

Extraodinario retrato ficticio de la caída de Joaquín Phoenix como actor y como persona, para dedicarse al hip hop. El falso documental es una espléndida narración de como un ser humano, puede caer en picado y arrastrar a la gente de su alrededor.

Y hay que decirlo, para mi Joaquin Phoenix, hace la mejor actuación que he visto nunca, después de la de Brando como Vito Corleone. Ahora que se ha descubierto que todo era un montaje, hay que decir que hemos de lavarnos la boca, cada vez que hablemos de este actor, que muestra como nadie la dejadez humana, la tristeza, la soledad, y los vicios que se le presuponen a una estrella. Simplemente, es para quitarse el sombrero. Si no le dan el Oscar, es para denunciar a la Academia.

Por su parte Affleck, sabe narrar muy bien los acontecimientos de su "supuesto" abandono de la actuación, hasta el momento cumbre de la cinta, cuando el actor va al programa de Letterman a promocionar "Two lovers", y aparece con una barba super poblada, y con una actitud muy extraña, lo que causa que sea la sorna de todo Hollywood. Además sabe filmar como nadie, los momentos de soledad de Phoenix, como en el que ve en tv, como todo Hollywood, se descojona de él, y hasta imitan su nuevo look.

Hay que darles las gracias a estos dos tipos, por hacer uno de los proyectos más fascinantes que se recuerdan, y por vacilan a toda una industria. Imprescindible para cualquier cinéfilo.

Lo mejor: Joaquin Phoenix.
Lo peor: Podría durar 15 minutos menos.