La culpa la tiene Fidel

Con una historia aparentemente sencilla y en tono de comedia, Por culpa de Fidel es una mirada fresca y muy personal sobre las relaciones familiares y los cambios sociales y políticos de los años 70.

Julie Gavras, la hija del director de cine político Costa Gavras, ha heredado sin duda esa mirada crítica y humanista; apuntando directamente en la llaga, hablándonos de la ideología de lo cotidiano, de la educación emocional entre padres e hijos; en definitiva de la familia como eje de solidaridad y transmisión de valores.

En su primer largometraje de ficción, Julie Gavras nos sumerge en la vida de Anna De La Mesa, una niña de diez años para la que la decisión de sus padres de cambiar de vida y dedicarse al activismo político es casi una declaración de guerra. Su resistencia a abandonar el colegio de monjas, dejar su casa para mudarse a un apartamento pequeño o renunciar a su nani cubana son grandes dramas a los que tendrá que adaptarse poco a poco.

El camino iniciático de Anna hacia el mundo adulto, un mundo politizado y de creencias contradictorias, le llevará del rechazo absoluto a la curiosidad, y de las preguntas a las conclusiones.
En el camino se cruzarán nombres: Allende, Franco, Fidel, De Gaulle; canciones, conceptos que no conoce, países que no sabe donde están y con los que irá completando su puzzle del mundo. Un puzzle emocional construido con ideas y personas que le servirán de brújula en la vida.

Una historia basada en la novela "Tutta colpa di Fidel" de Domitila Calamai, sobre las reacciones de una niña parisina de 9 años que en los años 70 pasa por la transformación de sus padres burgueses en activistas de izquierda interesados en el ascenso político de Salvador Allende en Chile, la de su madre Marie (Julie Depardieu), que escribe para una revista femenina, Marie Claire, en feminista a favor del aborto, mientras sus abuelos franceses conservan la ideología anticomunista. La niña tiene espíritu crítico, hace preguntas y no quiere el cambio hacia abajo del nivel de vida familiar debido a las nuevas actividades de sus padres. Un grupo de "barbudos" chilenos invade la casa y explican brillantemente a la niña los fundamentos del socialismo. También influyen los cambios ideológicos sobre la educación de la niña en la escuela. El final de la historia prácticamente se produce cuando el golpe de estado en Santiago se ve en Francia por televisión, en 1973. Una divertida película con una maravillosa niña (Nina Kervel-Bey) dirigida por la hija del famoso director Costa Gavras en su primer rodaje de ficción.

Anna es una niña de 9 años contenta con su estilo de vida acomodado, su escuela católica y su niñera cubana. Una vida de pequeña princesa que se verá frustrada por un nuevo entorno impuesto por sus progenitores, que deciden convertirse en activistas políticos para apoyar desde Francia al gobierno de Allende. Pero Anna no está dispuesta a perder las comodidades que más estima sólo porque sus padres y los "barbudos" (sobrenombre por el que se conocía a los miembros de la guerrilla de Castro y que se utiliza aquí para denominar a los comunistas) pretendan cambiar el mundo. Y se enfrenta, claro que lo hace, pero siempre a través de la razón, o al menos de lo que puede argumentar en base a la información sesgada de la que dispone. Minuciosamente, va recabando conocimientos que utiliza de una manera parcial para defender lo que a ella le interesa, apoyada por su niñera que despotrica contra los rojos y por sus abuelos adinerados y conservadores. Además, poco a poco, sin quererlo, sus padres le van dando más motivos para oponerse al comunismo y al pensamiento progresista.

Conceptos complicados de entender para un niño de su edad como "grupo de solidaridad", otorgan al espectador momentos de una extremada lucidez que emana directamente de las aguas calmas de la inocencia infantil. Anna, ofuscada, les cuenta a sus padres que ha perdido su confianza en los grupos de solidaridad porque a pesar de que ella sabía la respuesta correcta a una pregunta que había hecho la profesora en clase, se unió al resto de las alumnas que seleccionaron con sus brazos en alto la opción equivocada. El padre le explica que confunde los grupos de solidaridad con el comportamiento de las ovejas, aclaración ante la que la niña responde con una pregunta que deja a esposa y marido sin palabras: "¿Cómo puedes diferenciar las ovejas de los grupos de solidaridad, nunca te equivocas?" La película nos brinda muchos momentos como este gracias a los cuales se pone de manifiesto la debilidad de las referencias que uno, como ciudadano, tiene a la hora de seleccionar los ideales correctos para poder posicionarse políticamente en función de ellos. Por ello, las ideas se convierten muchas veces en instrumentos que utilizamos para defender aquello que nos interesa sin tener en cuenta lo que es mejor para todos o nos dejamos llevar por lo que piensa la mayoría aún cuando nuestra conciencia nos dicta que no estamos haciendo lo adecuado. Ante una situación complicada lo más fácil es siempre pensar en uno mismo antes que en los demás.

No es esta una película de grandes emociones, aunque las tiene, sino más bien una obra que nos recuerda a la teoría brechtiana y su teatro épico. Rebosante de un contenido comprometido que nos hace reflexionar sobre diversos temas que a todos nos afectan, si observamos con un poco de profundidad podemos apreciar un denominador común en todos ellos, el egoísmo. La sencillez de la puesta en escena y el excelente trabajo de dirección de actores nos ayudan a introducirnos sin esfuerzo en la cotidianeidad de una familia; vista a través de los ojos de la protagonista, Anna, que se verá trastocada por una decisión que en principio, a su juicio, se presenta como poco acertada. Retales del comienzo de una vida. Pequeñas muestras de una mente inexperta que trata de comprender, de adaptarse a una nueva existencia que por la repentina toma de conciencia de sus padres y puesta en práctica de sus principios políticos se le aparece inadvertida. Algo tendrá que ver Costa-Gavras en todo esto ...

Hay muchas aristas interesantes en cuanto lal guion de esta pelicula. Primeramente hace ver a nosotros, los adultos, lo complejo que hoy resulta estar compredido en la niñez. Luego los actores, comenzando por la niña y siguiendo por su hermanito, hace un combo más que apetecible.

Disiento en este caso con la mayoría de los votantes, La culpa es de Fidel me pareció totalmente superficial y vacua, no hay prácticamente desarrollo, por lo que uno puede poner play en cualquier momento de la historia, y sabe de qué viene la historia, sin perderse de mucho. No tiene muy trabajadas tampoco la banda de sonido, ni la fotografía. La historia de por si es bastante inverosímil, los padres vienen de cunas bien, y deciden a los 30 y largos, dar un giro de 360º en su vida y volcarse al socialismo.

Tal vez el haber paladeado “Novecento” de Bertolucci el día anterior me ha dejado demasiado alto el listón,o los comentarios positivos que me habían hecho sobre la misma. Me decepcionó.