El interrogatorio

¿Por qué hacer las cosas fáciles pudiendo complicarlas? Dupieux parece seguir esta premisa para lo que se anuncia como una comedia bastante simple: un interrogatorio a un sospechoso en comisaría, teniendo la película lugar exclusivamente en el edificio. Nos esperamos por la estética del póster una parodia del género policiaco francés de los ochenta, pero Au poste! se revela como algo mucho más complicado que lo que podamos captar a simple vista. No sólo es un homenaje a los humoristas excéntricos más celebrados de lo absurdo y del surrealismo, sino que su estructura es un engranaje mecánico en el que cada nuevo elemento amplía los límites de su propia narración.

Desde un delirante prólogo que juega con la banda sonora de los créditos, pasamos de una escena improbable enmedio del campo a la radio del comisario, de igual manera que en El fantasma de la libertad de Buñuel pasábamos de los fusilamientos del 3 de mayo narrados por una mujer, a un parque en el que ésta resultaba ser una asistenta leyendo los Episodios nacionales de Galdós. Dupieux no da tregua desde la primera escena, presentándonos los personajes principales casi sin introducción alguna, estando los dos protagonistas ya en el lugar en el que desarrollará toda la película. Un tipo aparentemente inocente complicará su testimonio a medida que situaciones inverosímiles acontezcan ante sus propios ojos mientras intenta convencer al inspector de un relato igualmente disparatado.

En el primer segmento de la película, aún en la comisaría, el humor de frases repetidas y de elementos extraños que son tratados con total normalidad, como el policía tuerto sin cuenca orbitaria, recuerdan a los Monty Python. Cuando pensamos saber por dónde va a continuar la película, de repente, un hecho tan inesperado como absurdo provoca una nueva subtrama. Aunque el asunto en cuestión hubiera tenido una fácil solución, parte de la gracia de la comedia de enredo es precisamente, complicar las cosas porque sí.

Una comedia absurda que desorientará a quienes esperen un humor más convencional y que encandilará a quienes disfruten con el Flying Circus de los Monty Python por ejemplo.

En esta película no hay reglas ni barreras creativas, e incluso físicas, ya que todo es posible, no solo narrativamente hablando, sino también cinematográficamente, llevando el surrealismo a un nivel buñuelesco y haciendo que te rías tanto con algunas escenas estúpidas como con otras que simplemente no entiendes.

Lo importante es causar perplejidad, y en poco más de una hora lo hace continuamente, eso sí, a riesgo de provocar también indignación en el espectador. Ya se sabe que quien no arriesga no gana.

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Extraño, divertido y fascinante nuevo trabajo de Quentin Dupieux, que una vez más deja su impronta pero que muy personal.
Mezcla las situaciones verosímiles con otros incluso fantasmagóricas, para finalizar de forma magistral.
Con unas excelentes interpretaciones, sobre todo de Benoît Poelvoorde, que como siempre está maravilloso, lacerantes y chistosos diálogos y situaciones estrambóticas, el espectador se lo pasa de maravilla, sobre todo porque el film sólo dura 73 minutos, dejando un inmejorable sabor de boca.
Podría considerarse, a nivel de ambición comercial que es una serie B, una peli menor, pero lo cierto es que es una pieza de orfebrería que da en el blanco de la eficacia a la vez que inquieta un tanto, si se reflexiona.

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Me encontré con esta pequeña película y la verdad que me sorprendió en su pequeña trama y duración.
Es una comedia, tiene elementos policíacos, teatral en su concepto, y con una primera hora buena.
Lo malo es la media hora final que pega un bajón en su trama, pero siempre original...
Ganó algún que otro premio, y esta bien para pasar un rato agradable, pero en su conjunto es fallida.
Los actores protagonistas son divertidos y hacen un buen trabajo, y esta bien realizada técnicamente.

Con un cartel que claramente homenajea a las películas de Belmondo o Jean Gabin de los años 70. El director Quentin Dupieux nos cuenta otra historia de las que nos tiene acostumbrados, donde el surrealismo es la tónica predominante.

Sus anteriores películas "Wrong","Wrong Cops", "Realite" y por supuesto la mas famosa "Rubber" (una historia sumamente loca de un neumático con poderes telequineticos), tienen todas en común un sentido del humor absurdo con personajes y situaciones totalmente ridículas e inverosímiles.

Su película "Au Poste" (Bajo arresto) sigue esta misma linea de comedia negra y disparatada, situando la acción en una comisaria de policía durante un interrogatorio. El cómico belga Benoit Poelvoorde interpreta al capitán Burton y Gregoir Luding es el testigo Tugain, el cual es sometido a preguntas totalmente desquiciadas.

Los 75 minutos que dura se pasan enseguida y se disfruta muy bien su guion hilarante, convirtiendo un sencillo tramite en una serie de ocurrencias incomprensibles con una realidad distorsionada  marca de este peculiar director.

Una comedia totalmente estúpida pero muy divertida y disfrutable como todas sus anteriores trabajos. Vista en el pasado Festival de Sitges 2018, y que parece que tendremos la suerte de ver en la nueva edición del festival 2019 su ultimo trabajo titulado "Le Daim" con Jean Dujardin y Adele Haenel. 
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