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El guardaespaldas de la primera dama

Acción Jay Killion, el guardaespaldas del recientemente elegido presidente de los EEUU, debe proteger también la vida de la primera dama, una mujer problemática que es objeto de varios intentos de asesinato. (FILMAFFINITY)
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
21 de enero de 2013
19 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que la mala calificación que pueda tener esta película se debe a que no ha sido bien entendida. Hay que darse cuenta que estamos hablando de la Primera Dama, repito: la Primera Dama de los Estados Unidos, esa mujer que siempre aparece en la tele sonriendo al lado del presidente, que no se separa nunca de él, pues bien, el guardaespaldas es ni más ni menos que Charles Bronson, por tanto, la película no es mala, sino que al ser Bronson su guardaespaldas, todo argumento que trate de cargarse a la Primera Dama ya de por sí, resulta ridículo e imposible. Y resulta ridículo porque él, en persona, lo desbarata, lo hace ridículo, así de fácil, porque nadie podrá tocar un pelo a la Primera Dama siendo él el guardaespaldas. Un pelo se lo tocará él, en todo caso.

Ya sea en yate, en los hoteles, en el tren, Bronson se lleva a la “presidenta” tan campante porque, cáguense, señores, el presidente esta vez no sale al lado de su mujer en ningún momento; ella se pasa todo el día de ruta con el guardaespaldas. Je, je. Y qué bien se lo pasan. Y, sí, es verdad que hay algún imbécil que aún sabiendo que Bronson es el guardaespaldas intente cargarse a la Primera Dama, aún así… ¡Hay que estar loco! Por eso, si se fijan, los últimos asesinos que salen son todos calvos, porque se les ha caído el pelo ¡ya con sólo planear atacar a Charles Bronson y a su querida Dama!

Viendo la película así, se entiende que queda bien. Es entretenida. Charles Bronson es un auténtico profesional. No como otros. También habrá quien piense mal de él y crea que se aprovechará de la Primera Dama, para evitar tan malicioso pensamiento ponen una chinita muy juguetona a su lado para que se sepa que no hay nada obsceno entre el guardaespaldas y la Primera Dama. Y sí, hay que admitir que la Primera Dama puede parecer un poco tonta y creída, de acuerdo... ¿y qué? Siempre estamos igual..., pues claro que todas las primeras damas parecen o son un poco estúpidas y super felices, porque no deberían salir en la tele y si salen a eso se exponen, pero de todas formas el caso es ir contra ellas; en cambio Bronson no se queja de ella en ningún momento, la regaña suavemente pero sin broncas porque Bronson es un tío tolerante como el que más y nunca pone pegas en su trabajo.

Y otra cosa, si Bronson se afloja el nudo de la corbata como se ve, no es porque esté pasando muchos apuros con tanta bomba y tanto tiro, sino que está claro que hace mucho calor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
floïd blue
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1 de diciembre de 2012
15 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Cannon fue una productora independiente que realizó films de no muy alto presupuesto, aproximadamente a lo largo de un cuarto de siglo, y los productores Golan- Globus fueron sus más destacados promotores/ responsables. Hubo toda clase de proyectos, desde buen cine independiente a bazofias insufribles. Y “El guardaespaldas de la primera dama” pertenece a esta segunda clase, a ese cine de acción de “chichinabo” que ya en su día pecaba de cutre. Aunque rodada en Washington, no luce, y parece rodada en urbanizaciones periféricas de ciudades perdidas, con cuatro extras, tres motos, dos petardos y un coche. Incluso algunas de sus penosas secuencias de acción parecen rodadas en puentes oxidados y en desuso, además de desenvolverse con desidia y sin imaginación. Para colmo su fotografía recurre a una serie de filtros nebulósicos donde el color blanco a veces parece, si se ve en televisión, que falla el tubo de imagen, y ni siquiera conserva bien los demás tonos utilizados. Y hablando de tonos… mención a la banda sonora. Se utiliza constantemente un organillo ochentero que creo que ni el grupo Camela lo utilizó para grabar sus primeros temas, ya que carece de todo tipo de matices. Ni siquiera se le incorpora en alguna ocasión el ritmo de acompañamiento “bosanova” o “rock” que incluía el susodicho organillo. Nada. Constantemente notas van y vienen, resultando más bien una improvisación ejecutada por el vendedor del instrumento a modo de prueba y que quedó grabada. Pésimo guión con “personajes” de cartón. No entiendo cómo nadie de la presidencia protestó. La primera dama (Jill Ireland, esposa en la vida real de Bronson) encarna una dama que confunde lo que es carácter dominante con lo que podría ser una loca altanera y antojadiza, una mema perfecta a la que podían (o deberían) haber tiroteado a los cinco primeros minutos. De jefe de los guardaespaldas está Bronson, que parece más bien un párroco compasivo vestido de seglar, y su compañera de origen asiático, Jan Gan Boyd, va de geisha que ama en silencio a su compañero de trabajo y le acompaña en sus aburridas andanzas. Digno de Disney Channel. Eso sí, todos con un trabajo denunciable al departamento de peluquería. De los peores que he visto: no es que haya fallos de continuidad, que los hay, es que además se utiliza un estilismo tan hortera que solamente se utilizaba en los films porno de la época y en fotonovelas, ya que la moda pasó años antes. Horripilante.
Maggie Smee
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17 de diciembre de 2011
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El film es parte de un set de tres películas de acción del actor Charles Bronson (1921-2003), compuestas por “The Mechanic” (1972), “Assassination” (1987) y “Messenger of Death” (1988), recordado por muchos por la dureza de sus personajes, como lo fueron pistolero implacable (“The Magnificent Seven” 1960), justiciero solitario (“Death Wish” 1974) o soldado rebelde (“The Dirty Dozen” 1967).

El agente del servicio secreto Jay Killian (Charles Bronson) le toca proteger a la primera dama de la nacion, Lara Royce Craig (Jill Ireland), pero esta es una persona sumamente arrogante, prepotente y necia, lo que hace bien difícil su trabajo. Ahora la primera dama es objeto de varios atentados contra su vida, Killian investigara y descubrirá las conspiraciones, repartirá palos y disparos a diestra y siniestra.

Charles Bronson con su implacable estilo de tipo duro y rudo nos deleitara con un film de mucha acción y adrenalina. Su actuación no es la parte fuerte de sus personajes, ¡pero eso sí!, cuando mete las manos y el revólver nos encanta verlo como acaba con todo tipo de malhechores. La película generó por la venta de taquillas la cantidad de $6 millones en EEUU solamente.
operez
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12 de enero de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Charles Bronson rodó muchas películas con su esposa, Jill Ireland. Para mi gusto las más interesantes fueron las ambientadas en el Oeste, como "Chato el apache", donde Bronson podía lucirse con sus dotes de pistolero y de hombre rudo sobre una colina que tan bien funcionaba en el añorado cine de acción de los 70 y los 80.

Pero no podemos negar que la carrera de Bronson como actor en toda su vertiente se divide en dos eternos caminos: en su vertiente de vaquero/indio/mestizo o ladrón del Salvaje Oeste o en Justiciero de la Ciudad.

Protagonizando las películas con su esposa, Jill Ireland, ella pasó a convertirse en su propia musa, en un elemento indispensable en el cine de acción de Bronson, a quien encuentro extraño sin ella en otros títulos propios.

La presente película cuenta la historia de Jay Killion, el jefe de la seguridad del presidente, recientemente incorporado al servicio de nuevo, cuando recibe la orden de proteger a la Primera Dama (Jill Ireland), ya que alguien intenta hacerle daño, aunque ella cree que es otra cosa.

Debo decir que la película cuyo título original es "Assasination", consume el tiempo aparentemente despacio, pero el clímax es lo más poderoso de ella.

Charles Bronson está en esta película menos rígido, su interpretación es bienvenida, pero la historia peca de simpleza, aunque para su mérito diré que en ningún momento cae en lo predecible, aunque lo parezca.
Es una película de acción con un personaje repelente, como lo es el de la señora Lara Craig, quien hace su santa voluntad, y con más dotes de diva de Hollywood que de Primera Dama ya que le importan un huevo los miembros de seguridad que la protegen.

Obviamente al personaje de Jill Ireland no le caerá encima el amor del público, ni siquiera cuando se redima, pues no está escrito para caer bien, para eso ya tenemos a Jan Gan Boyd, espléndida, que sale demasiado poco.

La acción se reduce a persecuciones difíciles de lograr para la época, pero por lo menos se contaba la historia de héroe salva a mujer inocente y hay un bueno y un villano. Es sencillo, pero estas historias nunca morirán, y siempre funcionarán. Por supuesto lo políticamente correcto ha terminado con ellas a día de hoy, pero solo para quien quiera, no para mí.

Charles Bronson ha sido uno de los grandes de acción, con una carrera más que irregular, pero siempre ha estado ahí y todos los amantes de la acción hemos amado su obra en cierta manera.

Es una de las más flojas películas de Bronson, si bien no es la peor, pero ni ésta historia que entretiene mientras dura serían capaces de rodar hoy en día.
Este tipo de acción se ha perdido: pero no por ello hay que dejar de apreciar a los grandes maestros de acción que nos dieron y nos seguirán dando en sus obras remasterizadas o no grandes momentos si nosotros queremos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
barbara12
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17 de noviembre de 2016
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Última colaboración del matrimonio Bronson-Ireland en una penosa película de acción dirigida por el antiguo montador de las películas de James Bond y posteriormente metido a director con escasa fortuna. Bronson es el guardaespaldas de la Primera Dama y deberá protegerla del ataque de unos asesinos contratados por un misterioso personaje que desea verla muerta para sus propios intereses. Cutre, de música chirriante y secuencias de acción torpes y mal montadas, se hace larga a pesar de su corta duración. Triste epílogo para una buena actriz que fallecería de cáncer de mama pocos años después.
Harold Angel
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