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Solo un hombre

Drama Los Ángeles, 1962, Crisis de los misiles cubanos. George Falconer (Colin Firth), un maduro profesor universitario británico y homosexual, lucha por encontrarle sentido a la vida tras la muerte de Jim (Matthew Goode), su compañero sentimental. Encuentra consuelo junto a su íntima amiga Charley (J. Moore), que también está llena de dudas sobre el futuro. Kenny (Nicholas Hoult), un estudiante que se esfuerza por aceptar su auténtica ... [+]
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Críticas 104
Críticas ordenadas por utilidad
12 de febrero de 2010
111 de 135 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un sorprendente recital de buen gusto es lo que nos regala el diseñador Tom Ford en su primera incursión en el séptimo arte. El que fuera director creativo de Gucci ha sabido plasmar la elegancia en cada plano y la emoción en cada una de las escenas que conforman esta espléndida ópera prima.
A single man, basada en la novela homónima de Christopher Isherwood, nos ofrece una visión introspectiva del día más decisivo en la vida de George, encarnado de forma magistral por Firth. El día dónde comenzará el final del sufrimiento que lleva engendrando desde la muerte de su pareja.
El exquisito guión, escrito por el debutante Ford, consigue involucrar al espectador hasta compadecer a la lista de personajes sin rumbo que divagan por el film. Si bien no es una adaptación en toda regla al incluirse pasajes, fruto de la mente del provocador director, es de agradecer la sinceridad con la que se expone el dolor de alguien que ha perdido el sentido de la vida.
No sólo es el guión lo más atrayente del film ni la dirección de Tom Ford. Colin Firth labra la mejor interpretación de su carrera. Comedido en su caracterización hace tragar saliva al espectador cuando sus lágrimas aparecen en la primera escena. Sin mediar palabra su escasa gesticulación consigue hacernos olvidar su asiduidad a la sencilla comedia. Su partenier, la siempre convincente Julianne Moore, aporta más glamour al film si cabe. Enamorada de su amigo homosexual, fracasada en su matrimonio y victima del sueño americano, el personaje de la Moore es un pastel sin terminar de degustar por falta de metraje y por el deseo de su director de incluir en la cinta con calzador a uno de sus modelos fetiche, Kortajarena. Y es que la manera en la que el humo sale de los labios del modelo como si se tratara del guante de Gilda puede incluirse en la lista de escenas más sensuales de la historia del cine.
Para Ford, la historia era lo trascendental, pero si esa historia se engalana con un traje a medida compuesto de una técnica inmejorable, se convierte en una obra maestra. Una fotografía excelente, de la mano del catalán Eduard Grau, proporciona ese toque personal que hace especial a una cinta. En ciertos momentos la personalidad del director tan expuesta en la cinta nos hace recordar a uno de los directores que más pasión plasma es sus trabajos. Almodóvar y Ford tienen mucho en común. El director manchego siempre sabe elegir una banda sonora inigualable pero el prometedor cineasta no se queda atrás sabiendo escoger una impresionante pieza, compuesta por Abel Korzeniowski, para acompañar con melodía esos fotogramas que tanto darán que hablar, esperando que sea así por mucho tiempo.

Lo mejor: la fusión de la técnica en un guión tan sincero que emociona en cada escena.
Lo peor: que se entienda como un film para "minorias"
Ulher
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13 de febrero de 2010
86 de 117 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fui al cine lleno de prejuicios, esperando que Tom Ford hubiera convertido una de mis novelas favoritas en un anuncio de colonia. Bueno, pues lo ha hecho, pero entre anuncio y anuncio (impecables trajes, estilosísimos modelos, grandes machos que se pasean por aquí y por allá, primerísimos primeros planos de ojos, poéticos desnudos) se le cuela una película bastante digna, quizá un poco sosa, donde nada parece haberse dejado al azar: hasta el último pliegue de una sábana está estudiado y colocado con primor, ya puede uno descalabrarse en un accidente de coche que acaba posado en la nieve estilosísimo, sin una arruga en el pantalón. Los actores están bien y eso que Colin Firth no es precisamente mi favorito. En este caso cumple con sobriedad su papel y no parece un suplente (como en casi todas sus películas). Es más, en la escena del baile con Julianne Moore se le ve hasta suelto y encantador. Julianne Moore está estupenda, cómo no, y eso que aparece caracterizada como si fuera Aramis Fuster, con su mismo peinado y su sombra de ojos. Con todo, ni Firth ni Moore nos hacen olvidar que sus personajes son infinitamente menos ricos e interesantes que sus referentes literarios (bueno, sí son más ricos en un aspecto: viven en unas mansiones de cortar el hipo; aquí se demuestra que la cuenta corriente de los directores de cine y los modistos es infinitamente superior a la de los novelistas. El salón de Julianne Moore parecía el de Angela Channing).

En resumen: se trata de una adaptación hecha con dignidad. Intuyo que "Un hombre soltero" es un texto que le toca hondo a Tom Ford y verdaderamente le importa, y por eso ha querido poner sus millones y su talento al servicio de esta hermosa historia. Quizá le falte experiencia y garra, pero no amor por Isherwood. Y eso se nota y lo compartimos.

En cualquier caso, y como se dice siempre en estos casos, el libro es mucho mejor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Macarrones
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3 de agosto de 2010
52 de 59 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuánto cuesta levantarse cuando él ya se ha ido. Cómo duele abrir los ojos y alargar la mano hacia su lado de la cama para tocar el aire. Qué esfuerzo hay que hacer para alzarse y recibir el día. Vestirse, desayunar sin ganas, ir al trabajo e impartir clases a un grupo de universitarios que con casi absoluta seguridad no piensan más que en su salida del fin de semana, en ligar, en aspirar a un trabajo fijo, en casarse, en “criar niños bebedores de Coca-Cola que en cuanto aprendan a hablar cantarán las canciones de los anuncios y destrozarán cosas a martillazos.” Y al salirse un poco del programa para su lección y dar una breve charla sobre el miedo, que es lo que origina la discriminación de las minorías, convencido de que nadie lo escucha realmente, un alumno bebe cada una de sus palabras.
Terminada la clase, se marcha acompañado de un colega obsesionado con la hecatombe nuclear que tan inminente se anuncia en plena Guerra Fría y la crisis de los misiles de Cuba.
Ya lo ha calculado todo. Comprará balas para el revólver que guarda en un cajón. Dejará todos sus papeles y documentos importantes, junto con un traje, encima de una mesa con instrucciones, para que Alva, la servicial asistenta, los encuentre a la mañana siguiente. Pondrá todos sus asuntos en orden. Se portará con la normalidad de costumbre, para que los vecinos no sospechen, y para que Charlotte, su amiga de toda la vida, no note nada raro.
Este día en que George echa de menos a Jim con todo el dolor de un golpe asestado en el cráneo, pese a ser el último día, o quizás por ser el último, tiene una pátina hermosa. El profesor maduro y bruscamente arrojado a la soledad admira y elogia en alta voz la belleza de un peinado, de unos ojos y de unos labios; se deleita en un rostro perfecto; escucha decir a un joven y guapo desconocido que hasta lo más horrible puede tener matices bonitos, como los colores del cielo de Los Ángeles, abrumado de contaminación.
Mantiene una conversación estimulante con aquel alumno que bebía cada una de sus palabras en su clase de hoy, quien busca amistad y seguramente algo más con el melancólico profesor.
George lleva su inmensa pena grabada en las líneas cansadas de su faz, en la piel que cede a más cosas que la edad. Los dieciséis años con Jim se le caen ahora encima recordándole lo solitario que es el mundo sin su amor.
Pero ya nada importa. Ya no hay que preocuparse. Todo va a terminar y George está dispuesto. Se está despidiendo a su manera. Y qué más da ya, volver a fumar (Jim odiaba el tabaco), beberse unas cervezas o un whisky mezclado con las pastillas que le recetaron para su delicado corazón, quedar con Charly… Y dejar que lo que queda del día y de la noche fluya a su ritmo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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15 de febrero de 2010
63 de 83 usuarios han encontrado esta crítica útil
El debut cinematográfico de Tom Ford, icono de la nueva moda y niño mimado durante años de Gucci no podía ser menos que elegante. Y es que si hay una palabra que defina la conmovedora experiencia que siente uno al ver "Un hombre soltero" es esa, "elegancia".
No recuerdo haber visto una película rodada con más mimo y cuidado, con una mejor cadencia y un sentimentalismo tan cuidado.
La historia de amor de un hombre que pierde a su pareja y sigue sintiendo el mismo amor pero acompañado del dolor que causa la supervivencia no es una historia acerca de la homosexualidad de su protagonista. No es una historia sobre homosexualidad, ni sobre heteroexualidad. No es una historia en la que la sexualidad afecte o interfiera en absoluto. Es una historia sobre la humanidad. Sobre lo humano que es el dolor y lo que cuesta aceptarlo y sobrellevarlo. Y sobre la crueldad de un destino que parece marcado a fuego sobre cada uno de nosotros y lo ridículo del mismo en ocasiones.
Con una partitura brillantísima, conmovedora y original y una fotografía absolutamente excelente, "Un hombre soltero" se convierte en la delicatessen cinematográfica de la década, repleta de momentos incuestionablemente emotivos, duros y hermosos, tristes y tangibles con los que es imposible no empatizar e identificarse.
Pero por encima del cómo está indudablemente el por quién. Y es que si hay algo destacable por encima del resto en la cinta es la labor interpretativa de un elenco en absoluto estado de gracia, encabezado por Colin Firth, en una de las interpretaciones más perfectas, profundas y perfectas que recuerdo, de diez. Y Julianne Moore vuelve a dar una lección de sutil estilo en un papel bombón digno de mención.
Por tanto, recomendable, obligada y necesaria en estos momentos.
Acompañen al profesor Falconer en este día. Dejen que les lleve de la mano en su viaje desde la desesperanza a la fé en uno mismo y déjense impregnar por la belleza que todo lo llena en esta, una de las mejores óperas primas de la historia de nuestro amado séptimo arte.
Un lujo.
Lo mejor: Colin Firth. Julianne Moore. La labor de fotografía de Eduard Grau. La mejor banda sonora del año.
Lo peor: Nada en absoluto.
El camino en coche desde casa a la universidad es de lo más hermoso que recuerdo haber visto en mi vida....
javieritos
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24 de noviembre de 2012
39 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
“El despertar se inicia al decir soy y ahora. Lo que ha despertado permanece algún tiempo echado, mirando fijamente al techo y escudriñando en su interior hasta que reconoce el yo y deduce yo soy, yo soy ahora. Después, al menos, viene el aquí como algo negativamente tranquilizador. Pues es aquí, esta mañana, donde esperaba encontrarse. En eso que se llama casa.”

Así comienza el libro. Soy, ahora, aquí.

Tom Ford traduce la prosa quirúrgica, emotiva, de Christopher Isherwood en un diseño artístico de líneas rectas y ángulos precisos; cuida con esmero cada pliegue, cada objeto, cada pulgada del encuadre. Es evidente que siente muy hondo el material de la novela.

Trata de llevar el cine a su terreno: alta costura, chicos guapos y anuncios de colonia. Fotografía en ocre y brillo el esplendor pasado, en mate y gris la ruina del presente. Su dirección, esteticista y pulcra, tiene el sabor de un sentimiento verdadero.

Colin Firth actúa con solvencia. Julianne Moore se pasa de revoluciones. Sobra la escena de Jon Kortajarena haciendo de chapero. También el medio bufo intento de suicidio. Extrañamente, los tics publicitarios no deslucen la emoción. Hay alma en estos fotogramas.

Estética y vacío casan bien con el protagonista.

Se pregunta Edmond Jabès en Le livre des questions, ¿qué diferencia hay entre ‘el amor’ y ‘la muerte’? Una letra quitada, tres letras añadidas. Tres por una y lo has perdido todo.

[En el spoiler, la página final de la novela.]
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Servadac
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