Mini espías

Estaba, seguro, el señorito Rodríguez un poco cansado de homenajes y experimentos y decidió mirar a sus hijos y hacerles un pequeño gran homenaje. Pensó en rendirse (es un decir) a la sencillez y (esto sí, claro) a la humildad para realizar un producto de consumo rápido dirigido, así sin más, a sus hijos (y, por generalización, a los peques de la casa).

¿El resultado? Una obra libre, ajena a cualquier tipo de pretensión, alegre y simple, evidentemente infantil pero no por ellos menos disfrutable para los más mayores. Si ve sin prejuicios no hay por qué aburrirse.

Es evidente que, cuando la ves siendo enano, te lo pasas pipa (a mí me pasó); y también que, según creces, pierde bastante. Eso no quita, insisto, de pasar un rato entretenido y lejos de cualquier preocupación.

Por todo eso es una obra simpática que no merece ni por asomo el mal trato que recibe. La de estropicios fílmicos destinados a los canijos que sí son realmente malos. Éste no es el caso ni de lejos. Prepotencia 0.

Y, por curiosidad, menudos nombres que se juntan: Guillermo Navarro a la fotografía, Danny Elfman con sus partituras, y (¿por qué no?) Robert Rodríguez, que es un tipo la mar de majo, leñe.

Y, desde los comienzos de los espías, digo que la cagó profundamente con las secuelas (la tercera es algo bochornoso). Pero bueno, eso es otra cosa. Y la primera bien merece un poquito la pena.

Película de aventuras dedicada a un público infantil, pero que resulta también entretenida para el público de todas las edades.

La cinta trata de dos hermanitos (un niño y una niña) que están hartos de su aburrida vida y de que sus padres sean unos sosainas... hasta que descubren que sus padres son agentes secretos (pero de estos que luchan contra niños-robots, malos payasetes y estúpidos, manos gigantes y esas cosas) y que ahora se encuentran en peligro y capturados por "los malos". Y solo ellos, los dos niños protagonistas, podrán rescatarlos; así que tomarán prestados los gadgets de sus padres para iniciar una aventura de rescate de lo más clásica y vista (pero con el tirón de siempre) incluyendo viajes submarinos o vuelos con choetes-mochila entre otras cosas.

La verdad es que esta película sobre esta divertida familia de espías es resultona pero no memorable (solo será memorable para los niños pequeños a los que no les importa a su edad que los diálogos sean de lo más tontorrones, los personajes sean tan simples y el desarrollo argumental sea de lo más típico y previsible). Aun así entretetiene a todo tipo de público por varias razones: apenas dura hora y media y continuamente están sucediendo acontecimientos que hacen avanzar la trama muy dinámicamente; la realización es buena; está bien montada; los actores están bastante bien tanto los críos que se hacen carismáticos, como los adultos (Antonio Banderas, Carla Gugino, Teri Hatcher o incluso el cameo de George Clooney) que demuestran que, cuanto menos en serio se toman a sí mismos, mejor les salen las cosas; la ambientación es muy buena y nos ofrece un mundo colorista que, aunque en principio dice ser real, resulta de lo más alternativo y curioso (pareciendo un mundo Picassiano, Daliliano, e incluso Warholiano); además la película tiene puntos de humor que no solo gustarán a los niños, sino que también tiene otros de autoparodia que harán a un adulto sobrellevar el metraje gustosamente.

Y es que "Spy Kids" es una autoparodia al cine de espías y, a la vez, un acertado entretenimiento infantil. Es una cinta que jamás se toma en serio a sí misma, con una historia y un tratamiento de lo más simple, pero que tiene como objetivo entretener y eso lo consigue. Es el cine de toda la vida de palomitas y para toda la familia.

No es indespensable ni muy recomendable para un adulto, pero si no se tiene más remedio que ver por culpa de los críos (que sin duda la verán encantados ya que tiene todos los ingredientes para que les guste: niños protagonistas empáticos con los que conectarán por sus actitudes y caracter, aventuras fantásticas, bromas y chistes infantiloides, etc) no se pasará un rato aburrido ni muchísimo menos... pero memorable... lo que se dice memorable... pues no es (esto no es algo como "El Rey León" o "Shrek").

Lo mejor: Su ritmo narrativo, su ambientación.
Lo peor: Que las situaciones que se dan son excesivamente tontas e infantiles en la mayor parte de los puntos.

Inicio de una saga de películas que caricaturizan el mundo de los agentes secretos, destinada sobre todo a los espectadores más jóvenes, donde nuestro Antonio Banderas vuelve a ponerse a las órdenes de su colega Robert Rodríguez después de 'Desperado' en 1995. Éste lleva a la pantalla una idea que le rondaba en la cabeza desde su infancia que desarrolló durante el rodaje de su segmento en 'Four Rooms', en el que intervenía también el propio Banderas con dos niños pequeños.

'Spy Kids' se basa en una historia de humor y acción con elementos propios de los sesenta o setenta, pero sin dejar a un lado ese "look" futurista que ha dado inicio a esta saga cinematográfica. En ella se nos presenta a una pareja (Antonio Banderas y una guapísima Carla Gugino) que procura dejar a un lado su vida se espías de élite para vivir una tranquila vida familiar junto con sus hijos.

Cinta que entretendrá y divertirá al público infantil, pero no tanto al resto de espectadores, ya que se ha visto sacrificado un guión simple y soso, no hay que ser muy entendido en la materia para contemplar las carencias en las interpretaciones del resto del reparto y al fin y al cabo, no dejará de ser otra cinta del montón, una de ésas 100% alquilable para pasar la tarde con los más pequeños de la casa pero nada más.

Las películas más restrictivas para adultos son aquellas que dicen que no son “aptas para menores” o de “adultos solamente”, este film sería lo contrario, “no apta para mayores” por su gran contenido infantil. “Spy Kids” es una entretenida y deliciosa película familiar, sin más que ninguna otra pretensión.

Evaluar o criticar una película para niños desde una perspectiva de un adulto, es olvidarse del niño que tenemos dentro.

Un matrimonio de espías retirados trata de consagrarse a la vida en familia, pero vuelve a entrar en acción para enfrentar a unos villanos que quiere destruir el mundo. Sin embargo, sus dos pequeños hijos, Carmen y Juni Cortez, son los únicos que pueden ayudarlos.

La trama se centra en dos niños que deben ir al rescate de sus padres secuestrados y de los que ignoraban que eran espías.

Comiquísima parodia de los filmes de espionaje al estilo de James Bond. El cineasta Robert Rodríguez (“El mariachi” 1992, “Desperado” 1995, “Sin City” 2005) es el responsable de la dirección, la producción, el guión, la edición, la música y los efectos visuales.

La película tuvo un presupuesto $35 millones y generó por venta de taquillas la cantidad de $198 millones, además recibió 12 nominaciones a diferentes premios y/o festivales de cine, de los cuales gano dos de ellos.

"Es el opio la flor de la pereza", comenzaba recitando un grupo llegado desde ese lugar donde azota el cierzo. Una enfermedad que me invadió momentáneamente una tarde como para no saber distinguir el morir sobre un sofá o perecer tal vez sobre el no tan frío suelo. Era quizás una necesidad de dormir como quien permanece vigilante durante años a la espera de que la bomba que tiene adherida a su cuerpo explote por algún motivo que no acierta a recordar. El mando se encontraba a una distancia prudente y la televisión ofrecía de nuevo una película para niños que yo acepté ver junto a otro adulto que sufría su propio desvanecimiento.

Ante tal aturdimiento, pasé horas delante de un televisor que respiraba por sí solo repartiendo imágenes de colores y niños haciendo mucho ruido, monstruos de caras incomprensibles y un programa de televisión dentro de mi propia pantalla. Esto es sólo un comienzo, aquí hay espionaje encubierto, traición y malvados apocalípticos. Todo se junta en algún momento, y se comienza a desvelar el misterio, estaba viendo una película de espionaje infantil con la cabeza hundida en un cojín intentando dormir sin obtener el menor éxito... despiadados monstruos los que decidieron que tanto ruido era bueno para una película de sobremesa.

En cuanto al nivel de gratitud sumisa... es un tema difícil de contemplar, ya que la película en sí dejó hace tiempo de estar dirigida a mi generación, y no recuerdo haber visto durante mi infancia ninguna película de este tipo, yo cerraba los ojos con todas mis fuerzas mientras veía cualquier película de Chucky o muñecos malvados y los abría hasta casi perderlos cuando veía algo como el rey león, teniendo en cuenta que me aburría con los números musicales. Y las dos películas me encantaban. Pasados unos años, siendo posiblemente aún una niña, conocí a Robert Rodríguez con su compartida Abierto hasta el amanecer, y me gustó más que las dos anteriores, demostrando así que la inocencia es algo que se pierde en el cine con gran facilidad.

(crítica sin spoiler)