Whiskey Cavalier (Serie de TV)

Conozco al actor que hace de Whisky (John Foley) de la serie Scandal, que supuso un inesperado placer culpable para mi en su momento, una serie que sabías que era tramposa, que se saltaba a la torera todo vestigio de verosimilitud y hasta de respeto por la inteligencia del espectador, pero que tenía una facilidad pasmosa para engancharte con su ritmo frenético y sus cliffhangers cada 5 minutos. Pues bien, tras ver el piloto de Whisky Cavalier tengo la sensación de estar ante otra serie de ese tipo. Eso sí, no tiene nada que ver el Foley de Scandal, bastante siniestro, con el de Whisky, haciendo aquí un personaje que me recuerda una barbaridad al de Ryan Reynolds en El otro guardaespaldas.

El piloto de Whisky Cavalier nos presenta a las mil maravillas a los típicos dos personajes de caracteres incompatibles pero condenados a entenderse, todo ello bajo constantes explosiones, balazos y peleas y, lo mejor de todo, salpicado todo el rato por unos diálogos frescos y ágiles, pues aquí el foco está puesto eminentemente en la comedia. Whisky Cavalier es por tanto una buddy action movie (bueno, en este caso, serie), es decir, una comedia de acción de colegueo, heredera del estilo Shane Black (autor de Arma letal, Kiss Kiss Bang Bang, El último boy scout, Dos buenos tipos, etc...).

Es por eso que a mi, sin esperar nada de ella, ya me ha ganado con su piloto. Eso sí, habrá que ver si las buenas sensaciones mostradas en el primer episodio se mantienen ahora que con el desenlace de este parece que la serie ha presentado la base para centrarse en un formato episódico. Los secundarios también tienen su gracia, al menos los interpretados por Tyler James Williams y John Hopkins.

Por último, mención especial para Lauren Cohan (la coprotagonista junto a Foley), a la que conozco de Walking Dead y cuyo abandono de la serie de zombies me sorprendió ya que con la marcha de Andrew Lincoln ella parecía heredar el liderazgo en una de las series de mayor éxito de la TV actual. Pero ahora parece que fue una visionaria, pues Walking Dead está perdiendo audiencia a pasos agigantados (aunque ya hacía años que llevaba recibiendo quejas de su público, mucho ha tardado en empezar a darse el batacazo) y ella aprovecha su momento más álgido de popularidad en su carrera para liderar una serie fresca con todos los ingredientes para ser un éxito comercial.

La serie no ha tenido la repercusión y la audiencia que merece. Realmente Whiskey Cavalier entretiene y mucho. Se puede observar la combinación en su justa medida de comedia y acción sumado a un reparto muy bien seleccionado. Sin abusar de escenas exageradas, los momentos de acción son realmente atrapantes y todo sucede a un ritmo vertiginoso. No hay ningún momento en ningún episodio en el cual te aburras, ni siquiera cuando no hay acción.

Los diálogos son sumamente divertidos y en cada entrega, los personajes de Whiskey Cavalier luchan por sobreponerse a un defecto o una carencia en cuanto a la personalidad. No sólo a nivel individual sino también a nivel grupal. Es lo que más me pareció atractivo. Aquí no tenemos super-hombres, o agentes perfectos que hacen todo excelente como en otras series o películas. Son gente relativamente normal que debe superar sus propias barreras para poder hacer bien su trabajo.

La química de los dos protagonistas me parece sensacional, casi que traspasa la pantalla. Realmente es una pena que no haya una segunda temporada. Si no le coloco un 10, es porque el final quedó abierto y lamentablemente no se cerrará.

La serie tiene una excelente producción aportada por la Warner Bros Television de la cual no puede esperarse otra cosa.

Es evidente que en la factura de cada episodio no han escatimado en esfuerzos y presupuestos para dotar al producto de inmejorables escenarios, fotografía, efectos especiales y un cuidadoso montaje que arma sobriamente todo el artilugio escengráfico.

El plantel actoral cuenta con buenos actores que arman personajes arquetípicos de este tipo de producción: el agente simpático, la compañera esquiva, un técnico medio despistado e infantil y un asistente huraño y extremadamente inteligente los cuales son apoyados por una simpática psicóloga que mantiene al conjunto unido.

Hasta aquí parece que todo va bien y por lo menos así lo parece en los primeros capítulos que prometen una sucesión serial que podría ser de antología pero que con el devenir de entregas cada cosa parece repetirse y se repite hasta el cansancio logrando el hastío del espectador.

Así lo que parecía algo vertiginosa y alocadamente disfrutable se convierte en acciones prefabricadas y remanidas hasta el cansancio, mientras que los destellos de originalidad se trasloca en una falta de verosimilitud sólo digna de las genéricas comedias baratas.

Quizás quisieron "copiar" (malamente) algo de la mítica y notable serie inglesa "The avengers" de 1991 protagonizada Patrick MacNee y Diana Rigg de la cual intentaron tomar gran parte del estilo de los títulos de crédito, la relación entre los dos agentes y el tono de comedia... si fue así, les salió mal.

Puede verse pero teniendo en cuenta que al ver tres o cuatro capítulos deberás hacer de cuenta ya has visto toda la serie y todas las temporadas (de las cuales ahora, cuando escribo, sólo van por la primera).