La reina de los lagartos

De entrada, 5 minutos y pico a golpe de música de paso de semana santa sólo para mostrarnos los títulos de crédito. No vaya a ser que no nos enteremos de quiénes son los responsables de este bodrio. Como es una cosa así cutre, hecha entre cuatro amiguetes, verás los mismos nombres repetirse una y otra vez.

A continuación 6 minutos con un tipo larguirucho en el cuarto de baño preparándose para darse una ducha, mientras se divierte repitiendo la palabra "pene" (o "pilila", o similar, no recuerdo).

En ese momento me parece una película insufrible, y decido dar saltitos hacia adelante a ver si mejora, pero no tiene pinta. Decido pasar de verla. Es inaguantable. Imagino que los artífices se creerán la repera por haber hecho algo así, experimental. Que se creerán atrevidos, rompedores. Que quien diga que no le gusta es porque no la entiende, no es un intelectual. Los Jodorowsky 2.0, del nuevo milenio. Tan buenos que han entrado en FilmAffinity para ponerse un 10.

Espero que no les hayan puesto la peli a sus amigos. Es incluso peor a que te pongan el vídeo de la boda, o de la primera comunión del niño.

La estética, los encuadres, muy bien, coherentes. La idea, buena. Repito, la idea, aceptando que pocas ideas son nuevas y que lo nuevo en cada caso es el enfoque. Esta tampoco es nueva: apocalipsis, ser extraño que insemina mujer, extraterrestres, y si hubiera tenido un enfoque sorprendente, pues qué bien. Y quizá pueda sorprender en cierto sentido, pero esta sorpresa, para mi, tiene un regusto cansino. Me gusta el realismo mágico, me gusta el absurdo, me gustó la película “Breve historia del Planeta Verde”, en esa línea de cine con medios modestísimos y acentos extraterrestres, pero no el realismo mágico y el absurdo que he encontrado en esta cinta. No me ha cautivado, lo cual no quiere decir que no pueda cautivar a alguien. No sabría decir si es una cuestión de guión, pero no he podido empatizar con ninguno de sus personajes, ni he encontrado demasiado humor (aunque reconozca que he reído en tres momentos de la película). Se ha dicho que tiene algo de comedia romántica, o directamente que lo es. ¿Por qué? No es que el tenerlo hubiera sido garantía de nada, pero es que no he visto romanticismo ni amor por ningún sitio. ¿Ternura? Algunos puntos de ternura, en sentido amplio, los hay, pero para mi gusto aguados, aunque donde yo digo “aguado” alguien pueda decir “minimalista”. Actriz y actores, bien, y en algunos momentos, muy bien.
El amor que se ve, en la película, es el que los directores y el equipo que la han hecho posible, han puesto en ella. Eso se percibe..

La reina de los lagartos es un intento de hacer cine diferente, contracorriente, arriesgado, original. Todos estos adjetivos podrían definir una obra rompedora, transgresora, interesante. Lamentablemente no es el caso que nos ocupa.

Quizás la peor película española que he visto en los últimos años, aunque esta frase la he dicho con demasiadas películas ya. Esta película es mala por varias razones. En primer lugar, su pretenciosidad (unida a su vacuidad), todavía no entiendo por qué está rodada en Super-8 (¿para darle un aspecto más diferente?), quizás se busca suplir su vacío con la diferencia de la imagen, ya que con el guión (de primero de carrera) y con la actuación de Javier Botet (que, no nos engañemos, no tiene ninguna dote como actor), consigue lo más difícil: aburrir pese a su corto metraje. Pretende ser rara desde el principio, pero lo que nos quiere contar ya lo hizo, y con sentimientos, Steven Spielberg con "E.T.". Tiene momentos vergonzosos (la primera escena de la ducha), que fuera de diferentes tipos de humor, resultan hasta grotescos. Aún sigo esperando la historia de amor que nos promete la sinopsis, sigo esperando un vínculo que traspase la pantalla y no otro producto vacío y moderno, en el peor sentido de la palabra. Y no, no es que no se comprenda, pues se comprende todo perfectamente, de ahí la crítica.
Ahora, que la gente necesita buen cine para desconectar, no nos hacen falta más productos así. Si alguien quiere que el cine sobreviva se deben evitar este tipo de experimentos.

Ya en la propia presentación de la película, uno de los directores dice que lo pueden insultar si quieren. Pese a su tono humorístico, esa frase dice mucho de cómo se ha tomado el producto (imagino a alguien que lleva años rodando una película... y no creo que lo primero que diga de su obra, sea que lo pueden insultar, por mucha broma que sea). Se supone que esta gente representa a la cultura, algo incompatible con lo zafio. Y es que en el sentido de humor de cada cual, se atisban las demás características que posee (o que no posee).

Recomendada para personas que han empezado una carrera artística no hace mucho y se crean especiales.

Mamarrachada absoluta

Los que han hecho esta película se jactan de haberla realizado sin apenas guión, rodando en una toma las escenas, con la improvisación de sus actores, aplicándose ellos mismos las ideas de originales, disruptivos, atrevidos, transgresores, etc…. y lo que realmente lo describe es una soberbia mamarrachada hecha con unos amiguetes que han tenido suerte de que se distribuya.
¿Qué pretenden transmitir, que el trabajo duro y buscar la perfección, el rectificar, el planificar y el ensayar eso no tiene valor? ¿Pretenden decirnos que es mejor la improvisación aunque sea una soberana mamarrachada?
La improvisación en un acto creativo no es un valor en sí mismo. Puede aportar en algunos casos frescura, pero no implica que sólo por ser improvisado es bueno.

Con esta película y su promoción creo que se atenta al buen cine, a las cosas bien hechas y al esfuerzo que supone conseguirlas ¿piensan que son gilipollas esos Directores o equipos de cineastas que repiten y repiten hasta que consideran que la escena está bien? Pues precisamente eso es la excelencia, es lo digno en el cine, lo que al público hace gozar y encumbra a los buenos. Sin embargo, trabajos como este tiran por tierra a la gente que estudia, que se esfuerza, que perfecciona su trabajo, quitándole valor a todo lo que suponga buen hacer.

Y lo de poner la cámara para rodar una escena allí donde justo nadie la pondría también tiene un resultado absurdo y que te hace pensar que te están tomando por tonto al verlo, además de la consecuencia de que otros estudiantes de cine, al verlo, lo consideren como esa originalidad especial y lo imiten, incorporándose a esa corriente de jóvenes cineastas perdidos en su ego de creativos singulares que confunden lo insólito, lo atrayente, lo singular, con lo que no hacen otros, sin llegar a pensar que si no se ha hecho antes es porque es una fantachada.

Unos planos interminables con una música de semana santa o de moros y cristianos a tope, un plano fijo de una mujer con toquilla en pose virgen dolorosa, más de 10’ de plano viendo a Botet bailar en calçotets sin ninguna gracia para poner los títulos de crédito iniciales, una escena de espera en la ducha donde la palabra “lefa” se repite como 15 veces, pretendiendo hacer gracia y provocando la misma diversión que cuando un niño de 3 años repite culo, unas fotos del pene de Botet, diálogos absurdos en los que se nota que ni los actores saben cómo continuar, incluso en los que se ríen por no saber qué hacer o incluso en algún momento se les ve la expresión de “¿han cortado ya?”

Patética.