Vaya por delante que no soy precisamente fan de los dibujos animados, ni en TV ni en el cine. Por eso, rara vez voy a ver alguna película del género y solo cuando me ha atraido algun personaje, como Axterix, o algún tema, como en el caso de Sowth Park, me he animado a acercarme al cine.
Pero en esta ocasión lo he hecho empujado por el consejo de personas a las que me consta que les gusta el buen cine. Y me he llevado una sorpresa, gratísima por cierto. Es sorprendente que una historia tan compleja, como lo sucedido en IRAN en los últimos 30 años, se pueda contar tan bien con cine de animación y de una manera tan expresiva. Claro que a la guionista y codirectora le ha bastado con su experiencia personal para ahondar en el esperpéntico cambio que se produjo en su país con la caida del Sha y la llegada al poder de los Ayatolás.

Todos escondemos una parte, más o menos grande, más o menos importante, de nuestra vida. Sea una antigua relación, una pequeña traición en el trabajo diario o el desamor manifiesto de una pareja, todos tenemos pequeños secretos que, más o menos conscientemente, tratamos de ocultar. Con la excusa de contar la historia de tres mujeres "espias", Itziar Bollaín nos adentra, con la maestria que le caracteriza (y que demostró sobradamente en su anterior película) en ese terreno de lo que cada uno quiere conservar en su mundo interior. Personalmente suelo valorar el interés de una película contando el número de veces que miro el reloj a lo largo de la proyección para comrpbar cuanto falta para el final. En esta ocasión no miré el reloj e incluso el tiempo se me hizo excesivamente corto.

La llegada de esta película, invitaba al optimismo por varias razones. Presentación en Sundace, tema atractivo y muy actual, e incluso la extraña muerte de la Directora, generaban una cierta expectación y morbo ante el estreno en España. Pero no, no pudo ser. La cinta podia dar de sí mucho más a nada que se hubiera profundizado en un tema que se ha convertido en portada diaria de los periódicos. Es dificil creerse las reacciones de la protagonista en una sociedad como la americana, incluso en lo que se denomina la América profunda. Francamente, yo esperaba bastante más.

No tiene un oficio muy definido. No es abogado, pero media entre las partes en los litigios jurídicos. No es policia, pero se pasa la vida rastreando en los conflictos. Es simplemente el "conseguidor" de un gran bufete de abogados. Cuando un asunto se enquista, él interviene como mediador intentando llegar a un "apaño" entre las partes. Ese es el oficio de Michael Clayton que tan correctamente describe Gilroy y tan bien encarna Clooney, en esta historia de perdedores, traiciones y ausencia de ética de una multinacional por encima de sus intereses económicos.
Detrás de la historia se ve la mano del guionista de la trilogia de Bourne en este caso metido a Director, lo que hace con mucha pulcritud y manteniendo hasta el final la tensión del desenlace. Normalmente no me gustan las películas excesivamente largas, pero en este caso tras casi 120 minutos no me apetecia que la historia terminara. Queria más.

De Ken Loach siempre se puede esperar un discurso izquierdista, centrado en cuestiones de impacto social y con una clara orientación ideológica. No podemos esperar que cambie a estas alturas, ni seguramente sería deseable. En este caso es el tema de la inmigración, la precariedad, el trabajo temporal, las empresas que viven al hilo de esta corrupción de los valores explotando a los que vienen de fuera con la esperanza de sobrevivir en un mundo mejor.
No es lo mejor de Loach, con un tratamiento muy sencillo y simple del problema de la inmigración a veces poco creible pero efectivo, sin profundizar en las raices del problema en origen de este fenómeno tan de actualidad en toda Europa y tan de moda en el debate político en España.
A pesar de todo se trata de Ken Loach y su siempre esperado cine social.