El boom de los superhéroes en el cine podría comenzar perfectamente en el año 2000 (con todo respeto a ‘Blade’ del que hubo gente que no sabía que provenía de los comics), cuando en Julio se estrenaba ‘X-Men’, con las dudas propias de si un grupo de mutantes de la Marvel podría conquistar a un público que básicamente había visto a Batman y Superman, iconos de la editorial rival, en pantalla grande.

El resultado no sólo fue un bombazo, sino que además dio pie a más adaptaciones, entre ellas la ansiada ‘Spiderman’ que muchos años antes andaba atascada en un Estudio sin viabilidad económica (Carolco) y con promotores como James Cameron que se quedaron en el camino.

El arácnido, ‘Daredevil’, ‘Los 4 Fantásticos’, ‘Elektra’, ‘Hulk’, las secuelas de ‘X-Men’…parecía que los films se sucedían como churros, pero no vivían en el mismo universo, ese llamado ‘universo marvel’ y que se resistía por el hecho de ser personajes coproducidos por la Marvel Studios y la Fox, Universal o la Sony. Eso no permitía cruzar historias ni cameos entre ellos, hasta que el Estudio dio el golpe en la mesa.

La idea: producir de forma exclusiva la película y dar los derechos sólo de la distribución. Nadie tendría la libertad de hacer lo que quisiera con sus superhéroes a excepción de su propia casa, y el pistoletazo de salida lo daría el hombre de acero, el ‘Iron Man’ que iba a protagonizar Tom Cruise para la New Line Cinema en el 2005

Y entonces, simplemente ocurrió. En el 2008, cuando Tony Stark (Downey Jr.) volvía a aparecer tras los créditos finales del film, un Samuel L. Jackson, al estilo Nick Fury ultimates, soltaba las palabras mágicas: ‘Inciativa Vengadores’.

La tarea no era nada fácil, pero se iba materializando. Mientras nos ibamos enterando de la posibilidad de que la Marvel uniera a sus superhéroes tras el anuncio del rodaje ‘Thor’, ‘El Increíble Hulk’ se estrenaba tan sólo un mes después de ‘Iron Man’ y ya teníamos al Capi enterrado en el hielo en una ‘easter-egg’ del film y a Stark en una nueva escena post-créditos que confirmaba la ilusión: ‘Los Vengadores’ estaba en movimiento.

Y el film no decepciona: GRANDE, descomunal, verde y en proporción al mejor cómic puesto en pantalla de la historia. ‘Los Vengadores’ salen con todo y en tromba, y uno tan sólo puede dejarse arrastrar y disfrutar de lo lindo.

Casi dos horas y media de metraje, y lo difícil era entretenernos. Al final lo difícil ha sido no hacerlo. No decae, no flojea y no decepciona, con toda la espectacularidad que la técnica permite y aprovechando en cada fotograma el potencial que se tenía en las manos. Si tuvieran que colgar una imagen junto al término ‘blockbuster palomitero’, el traveling sobre los héroes en las calles de Nueva York sería la idónea.

Después del "boom" que supuso The Dark Knight, era muy difícil superar el listón que dejó tan alto Cristopher Nolan, de hecho, al principio ni él mismo quería dirigir una tercera parte por miedo a que no estuviera a la altura de las anteriores, pues bueno, se equivocaba a medias, porque esta tercera entrega supera con creces a Batman Begins pero se queda a las puertas de El Caballero Oscuro. Eso sí, es un digno cierre y la mejor película del verano de 2012. Más allá de sus ingresos millonarios (lleguen hasta donde lleguen, que ya lleva bastante) o lo que podamos criticarle cinematográficamente, no cabe duda que su influencia ya traspasó la pantalla grande. Es todo un fenómeno, una leyenda.

Lo que le ha pasado a esta película es muy sencillo: Ideas muy buenas y ejecución pésima. Los actores están muy bien elegidos pero los personajes que interpretan están muy mal escritos en el guión. El montaje es un caos en el que los flashbacks y la trama principal se enredan y la fotografia tan deprimente intenta hacer más oscura una película de un superhéroe que se supone que no debe de ser sombrío o apagado. Aun asi, la película tiene puntos bastante buenos, como un Henry Cavill que tiene mucho potencial y que ojala pueda ser explotado en proximas películas, una escenografía y un vestuario magníficos, una banda sonora que no tiene nada que envidiar a la de las películas antiguas y que esta entrega supone el punto de partida del tan esperado universo cinematográfico de DC Comics.

Adam Sandler sigue empeñado en pasarse de rosca una y otra vez. Después de su doble recital en Jack y su gemela, aquí lo tenemos dando vida a otro personaje pintoresco: un tipo maduro solo por fuera, camandulero, liante, pasota, rebelde sin causa aparente... De adolescente fue literalmente violado por una profesora, que quedó embarazada, fue derechita a la cárcel, etcétera. Ahora, tras muchos años de separación, el padre irrumpe inesperadamente en la vida del hijo, que siempre afirmó que su progenitor había muerto y está a punto de contraer matrimonio con una chica muy refinada. La comicidad de la película se fundamenta en el contraste de ese extravagante sujeto en el marco de una familia más bien estirada. Tiene momentos divertidos la película (como cuando el hijo reprocha al padre el nombre con que lo bautizó: ¡Han Solo!), pero su desarrollo es tan previsible como lo son el 99% de las comedias actuales.

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El creador de la popular serie "Padre de Familia" ha hecho lo que mejor se le da: una comedia entretenida.

En su opera prima, se ha rodeado de Mark Wahlberg y Mila Kunis, dando él mismísimo director la voz del osito Ted (en España oiremos a Santi Millán). La historia cuenta cómo el osito de peluche de John Bennett (Wahlberg) cobra vida, después de que su dueño lo pidiera como deseo. Años después, siendo ya treinteañero, el osito animado sigue siendo su fiel amigo, torpedeando su relación con Lori (Kunis).

La cinta es un fiel homenaje a los años 80, reflejándose no sólo en los diálogos de los protagonistas, sino también a las escenas que parodian las grandes películas de esa década. Se respira en cada plano mucho cariño a todo lo vivido entonces, dejando claro en qué época quedaron atrapados y marcados tanto McFarlane como sus otros guionistas.

La película te atrapa desde el principio, dejando a un lado la explicación infantil y disneyana del origen de Ted; pero ese efecto se diluye pronto, puesto que enseguida empiezan los tacos y escenas subidas de tono.

Para ser su primera película, McFarlane no lo hace nada mal, acostumbrado ya al ritmo que exige la televisión, y ayudado por unos protagonistas muy metidos en sus papeles; con un Wahlberg muy bueno si hay que tener en cuenta que rodó casi todas sus escenas hablándole a la nada y sin poder esperar la réplica, y con una bella compañera como es Mila Kunis, eso sí, con un papel muy parecido al interpretado en la divertida Con derecho a roce (2011).

En cuanto a Ted, está muy conseguido, pareciendo verdaderamente real. En su versión original es el propio director quien le pone la voz (al igual que hace con Stewie Griffin en Family guy); pero en España nos encontramos con un Santi Millán que lo hace igual de bien que con Paul (2011).

La trama de Ted no puede catalogarse como muy novedosa u original, pero puede presumir de embellecerla con muchos momentos impagables de auténtica y verdadera risa.

En resumen, nos encontramos ante una comedia deslenguada, salvaje y muy graciosa, pero se queda en menos de lo que podría haber sido, reduciéndose en algunos tramos a una vulgar comedia romántica de peleas y rupturas con repetidos intentos de reconciliación, así como un final excesivamente edulcorado.