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España España · madrid
Críticas de estella1
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
10
14 de octubre de 2009
28 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Deadwood, una serie maravillosa, es un buen ejemplo para evidenciar las tremendas dificultades a las que se enfrentan las producciones televisivas: todas son esclavas de los índices de audiencia. Una obra que requiera una gran inversión económica en cada episodio, como Deadwood, tiene que ser rentable para tener salida en el mercado. Es decir, debe ser una serie notoria, con el respaldo del público y alentado por los medios de comunicación. No basta con una ambientación espectacular, un guión exquisito o un gran reparto, y es una lástima.
Otra grandísima serie de HBO, The Wire (David Simon 2002), estuvo a punto de ser cancelada en su tercera temporada por falta de audiencia: su público, fiel pero minoritario, no rentabilizaba el gasto que suponía una serie tan colosal como la obra de Simon. Afortunadamente, The Wire salió adelante con sus cinco sesiones, pese a todo.
Deadwood no corrió la misma suerte, y tanto la productora HBO como su creador, David Milch, abandonaron este proyecto en la tercera temporada, mutilando de forma irreversible una serie que apuntaba muy alto.
Aunque su vida es corta y reciente, Deadwood está considerada como uno de los mejores western de la historia, junto a obras tan grandes como El hombre que mató a Liberty Valance (John Ford, 1962), o Sin Perdón (Clint Eastwood, 1992)
Esta serie sorprende y enamora por su lenguaje provocativo y shakesperiano, por su estética brillantemente sucia, por tener un personaje como Al Swearengen: Deadwood es el responsable de que Ian McShane haya explotado como el monstruo de la interpretación que es.
Éstas son algunas razones para pensar que tres temporadas no hacen justicia a Deadwood:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
estella1
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8
15 de noviembre de 2009
22 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando se pronuncia la cifra 1984, muchos pensarán en la oscura y sórdida novela homónima de George Orwell, pero Hollywood lo recordará como uno de los años más rentables y exitosos de su historia: Indiana Jones y el templo maldito, Superdetective en Hollywood, La mujer de rojo, Pesadilla en Elm Street, Termination, Amadeus, Loca academia de policía, Karate Kid, Los Cazafantasmas...
El cine comercial de entonces, fresco y juvenil, se abrazaba tanto con el público como con la crítica. En la década de los 80 Spielberg financió joyas como Poltergeist, Los Goonies, El secreto de la Pirámide, la trilogía de Regreso al futuro y por supuesto Gremlins, un clásico irrevocable del cine fantástico.
El trabajo de Dante y Columbus es genial porque esta película funciona como un artesanal cuento de Navidad, travieso y desvergonzado: duendes escamosos de estética punk, villancicos grotescos que causan ataques cardíacos, padres disfrazados de Santa Claus que se rompen el cuello al bajar por la chimenea en Nochebuena, o como decía el señor Futterman: "¡malditos extranjeros! Siempre logran meter en nuestra maquinaria sus malditos Gremlins..."
Al final, su fiel pala quitanieves se volvió contra él - en mi opinión, una de las mejores secuencias del film -
Dirigida a un público juvenil y con clara vocación comercial, Gremlins está repleta de guiños y homenajes al cine de ciencia-ficción y contiene saludables dosis de humor negro.
La peli de Joe Dante envejece bien porque es única e irrepetible, un clásico que ha marcado a más de una generación.
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estella1
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10
25 de junio de 2010
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es de extrañar que David Simon y Ed Burns reclutaran a maestros de la serie negra americana, como Richard Price (guionista de Clockers), Dennis Lehane (autor de Mystic River) o George Pelecanos, uno de los escritores más aclamados de la novela negra, ganador del premio Raymond Chandler entre otros, para crear ese milagro llamado The Wire.
Una novela visual de 160 horas de duración, desmesuradamente ambiciosa y exigente: "Que se joda el espectador medio" llegó a decir Simon en una ocasión. Y es que la diferencia entre The Wire y otras grandísimas series de HBO como Los Soprano o Deadwood, es que no se trata de una ficción realista, sino de una ficción "real". Es decir, la radiografía que hacen de Baltimore, abarca tantos puntos de vista, tantos estratos sociales, tantos personajes relevantes, que ninguno de ellos es el motor principal que hace funcionar la serie, como sí lo son Tony Soprano o Al Swearengen en sus respectivos shows: está claro que Jimmy McNulty es el alma de The Wire, pero también sabemos que en la cuarta temporada, su presencia es más bien anecdótica en el desarrollo de los acontecimientos. Porque en The Wire no prevalece el individuo, sino el Sistema, en toda su inmensidad y complejidad.
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estella1
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6
13 de enero de 2010
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Conocer con exactitud el mundo de Pandora puede llevar su tiempo, veamos: es una luna del planeta Polifemo, un gigante gaseoso que orbita alrededor de la estrella Alfa Centauro A (ACA), su atmósfera, tóxica para los humanos, es una mezcla de nitrógeno, oxígeno, dióxido de carbono, xenón, amoníaco, metano y cianuro de hidrógeno. La flora es bioluminiscente, y debido a la mayor densidad del aire respecto a la Tierra, tiene mayores dimensiones que la vegetación terrestre. La fauna está compuesta por bestias hexápodas y coloridas, aunque no muy originales. En Pandora habitan los Na'vi, una versión luminosa y vanguardista de los humanos, con su rostro felino y su cuerpo esculpido a base de fibras de carbono.
Todo esto y mucho más se pueden encontrar en los diversos blogs y demás redes sociales dedicados a la película Avatar. ¿Puro marketing promocional disfrazado de bestiarios para frikis siderales que quieren echar a volar su imaginación, y cuya única intención es la venta del producto, o es una inevitable consecuencia de una obra que realmente ha revolucionado el cine?
Lo cierto es que a partir de ahora, se abrirán nuevas dimensiones para explotar un formato con muchos recursos técnicos, Avatar es un ensayo de lo que vendrá en el futuro. Pero James Cameron se ha entretenido demasiado con los fuegos artificiales, y se ha olvidado del guión, o quizá tenía miedo de escribir algo distinto, y que a su vez atemorizaran a los productores de Hollywood. Por eso los Na'vi se tapan con pudor sus partes, los malos son encefalogramas planos con muchas ganas de disparar y la historia es tan maniquea y bien intencionada que le resultaría ingenua hasta un niño de 10 años. La voz en off de Sam Worthington no me dice gran cosa y su romance con Zoe Saldana es algo que todavía no logro comprender.
En mi opinión, no se puede llegar a la cima sólo a costa de los alardes visuales. Un guión tan previsible no sostiene una película que al final acaba tambaleándose como un castillo de naipes.
Eso sí, Cameron ha sabido vender el pescado, y su resplandeciente universo ha iluminado a cientos de críticos que le aplauden y bailan a su alrededor. Yo, que estoy cegada, prefiero recordar el mundo de Blade Runner, que es menos bonito pero infinitamente más original.
estella1
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8
20 de noviembre de 2009
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablar de la mafia en Italia - Sacra corona unita, Ndrangheta, La Cosa Nostra, Camorra... - es hablar de un descomunal monstruo sin cabeza que controla casi todos los aspectos de la existencia según en la región que opere. Como bien decía Roberto Saviano en su novela, la Camorra es el "Sistema" que perfora el tejido social de Nápoles hasta sustituirlo por el Estado. Para la mayoría de los napolitanos la mafia es algo más bien abstracto: se manifiesta de forma intermitente; un chantaje por aquí, unas extorsiones por allá, un ajuste de cuentas en el bloque vecino, es un virus que reseca la ciudad y agota hasta la última gota de vitalidad de sus ciudadanos. Pero es imposible definirla como un núcleo unido y visible, porque la Camorra tiene una estructura horizontal, compuesta por numerosos y dinámicos clanes que se disputan entre si el territorio.
Matteo Garrone describe con minucia como se lucran en el rentable negocio del vertido de residuos, como explotan a los trabajadores en la industria textil, como reclutan a niños para convertirlos en asesinos, como influyen en una juventud deshumanizada que ha perdido toda perspectiva.
Gomorra es una película que quiere (y debe) hacer justicia a la novela de Saviano, por eso funciona casi como un documental: es compleja, hiperrealista y anticomercial. La Camorra es el esperpento cotidiano de Nápoles, no el Miami de Tony Montana o la Nueva York de Vito Corleone. Pero la gente no suele mirar más allá de la punta del iceberg, y echa en falta todos los clichés y estereotipos que han caracterizado al cine que aborda el mundo del crimen organizado.
estella1
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