El defecto que le encuentro a esta interesante mezcla de ciencia ficción y documental es que pasa por alto el problema más gordo, la superpoblación.
Parece que el control serio de la natalidad sigue siendo tabú.
Lo demás está muy bien pero dudo mucho que se pueda controlar nada sin empezar por el principio.

Probablemente no sea éste el mejor ejemplo de cine musical aunque tiene todos los ingredientes clásicos: un guión divertido y no muy profundo, música alegre y danza.
Para los amantes de este tipo de cine tiene algunas curiosidades, por ejemplo es una de las pocas películas que hizo Bob Fosse como actor antes de pasar a la dirección. Las coreografías son suyas y ya se advierte el peculiar estilo que ahora podemos apreciar en Cabaret o Chicago.
Queda para la posteridad el número que interpreta junto al otro actor-bailarín, Tommy Rall (el casi invisible Flor de "Siete novias para siete hermanos").
Vale la pena ver la peli aunque sólo sea para disfrutar de estos pocos minutos de danza genial, para quitarse el sombrero.

Hace años alguien tuvo la feliz idea de hacer una peli basada en el drama que supone para una mujer elegir entre su vocación profesional y el otro gran amor de su vida. Como la mujer era bailarina de ballet se les ocurrió la estúpida idea de contratar a una bailarina profesional y un coreógrafo profesional, que además creó una pequeña coreografía adecuada al drama.
Supongo que hacer Las Zapatillas Rojas hoy en día sería muy complicado o muy caro, mantener la cámara fija mientras baila una profesional debe de ser muy aburrido y contar los traumas de una niña de manera sencilla sería poco intelectua y sobre todo poco comercial.
Hay que estar con la realidad actual y contar las cosas de forma que se entienda lo menos posible, con planos rebuscados y mucho movimiento de cámara, hay que poner un poco de morbo sexual (imprescindible en los tiempos que corren) y componer un batiburrillo entre ciencia-ficción, thriller psicológico y cuento de hadas con cisne bueno y cisne malo.
Según los expertos en cine no es una peli sobre ballet y seguramente los expertos en ballet se estarán retorciendo de risa viendo la analogía entre el cisne y la niña.
A lo mejor es una obra maestra como dicen pero huele a oropel y bazar chino.

Ahora que está de moda la soja verde como alimento altamente nutritivo me suenan a chiste las palabras "soy" (soja) y "green" (verde). ¿Sería precognición de Fleischer?
La película da miedo por lo cercana, por lo posible o por lo inevitable. Tal como van las cosas dejará de ser ficción para quedarse en ciencia pura y dura.
Y ya puestos a elucubrar con el título ¿qué tal la palabra "lentil" (lenteja) para complementar?
Superpoblación, es lo que hay.

Seguramente para los amantes de la acción será más interesante algo como Matrix, con toda su parafernalia de efectos especiales pero, si el cine es arte, se supone que los efectos especiales deben ser un instrumento más y no una finalidad.
2001 es un regalo para los sentidos, como toda obra de arte. Cada fotograma es una palabra del idioma que habla la cámara para contar la historia de manera escueta y sin adornos superfluos.
Efectos especiales, los justos y justificados. A Kubrick le sobraban recursos en el dominio de la imagen, como demostró claramente en Barry Lyndon.
Esta es una película para recrearse sin prisas.