El hecho de que unas zapatillas Converse aparezcan en un primer plano de una película basada en la estancia de Marie-Antoinette en el palacio de Versalles durante el siglo XVIII puede parecer algo nimio y sin importancia, e incluso algunos ni se habrían dado cuenta, pero nada más lejos de la realidad. Solamente ese fotograma ya es capaz de describir la personalidad del metraje en su totalidad.

Y eso, simplemente, me encanta.

Ya no es el simple hecho de que en el siglo XVIII ni de coña existian las Converse, a esta conclusión podemos llegar todos, ¿verdad? Si no lo que nos intenta decir Coppola con este gesto. ¿Puede un plano de unas zapatillas Converse describirnos la identidad de una película? A partir de ahora, si.

Unos zapatos, con unos zapatos totalmente diferentes a los que se llevaban en aquella época, Sofia Coppola nos dice: "¿Pero qué os pensabais? ¿Qué iba a hacer un muermo de biopic sobre Marie-Antoinette? Vamos, eso ni pensarlo"

Y eso es solamente lo superficial. Aquí las zapatillas cobran un significado impresionante. Con un plano de Marie-Antoinette probandose zapatos (y entre ellos, unas Converse), "la Coppola" ya nos dice, de manera simple e indirecta, que en el metraje reina la superficialidad, la simpleza y la apariencia; que lo importante aquí no es la profundidad (que también hace acto de presencia en algunos momentos necesarios) sino lo exterior; de eso no cabe duda, el vestuario, la fotografía y la banda sonora (que por cierto, un acierto increíble la elección de música moderna) lo demuestran de manera espectacular.

Esos zapatos son el reflejo de la situación en la que vivía la nobleza antes de la Revolución Francesa (que aparece en los últimos momentos del metraje): fiestas, comida, bebida, juego, diversión, superficialidad, rivalidad, sexo...las aventuras y desventuras de Marie-Antoinette y sus amigos (y no tan amigos) de la nobleza.

Y, es que, no paro de sorprenderme cuando veo lo que ha conseguido Sofia Coppola con un simple fotograma. Increíble.

Nota: Notable (8.0)

Un saludo, Vals.

PD: Kirsten Dunst, simplemente, perfecta.

Eres un director con un monumental respaldo económico apoyandote, declaras que te has dedicado muchísimos años a desarrollar un mundo fascinante y un guión para pasmarse. Puedes revolucionar, literalmente, el mundo del cine. Pero el "fascinante" mundo no es para nada original, y bebe mucho de diferentes fuentes; el guión se ha escrito en una semana, y para nada has revolucionado el mundo del cine. Has gastado vete tu a saber cuantos millones de dólares para aburrirte a la media hora de empezar el metraje.Te ha salido, en resumidas cuentas, un bodrio de tamaño monumental...eres James Cameron.

Nota: Floja (3.0)

Un saludo, Vals.

Si por algo destaca esta obra es por la visión sobre la vida y la muerte, o más bien, sobre la forma de vida que Akira Kurosawa nos presenta... un modo de vida basado en la búsqueda de la felicidad y el bienestar -tanto individual como colectivo- fundamentado por la dedicación al prójimo.
Asombra la evolución del personaje que interpreta (a la perfección) Takashi Shimura: un hombre que vive muerto (por denominarlo de alguna manera), que ve el mundo como un lugar en blanco y negro -muerto-, sin color, sin vida... que vive de la manera más autómata, sin corazón y de modo desalmado; y cómo ese hombre, a través de la manera más chocante posible, abre los ojos y redescubre los verdaderos placeres de la vida (el regreso del amor, la compañía humana...) y que recupera esa felicidad ausente por mucho tiempo por medio de la entrega a la humanidad.
Emociona el mensaje que nos enseña Akira Kurosawa a través de esta obra tan emotiva, pedagógica, viva y optimista...de esta obra tan humana.

Un mensaje que, sin duda alguna, ha quedado grabado en mi corazón de por vida.


Nota: Notable (8.0)

Un saludo, Vals.

Desde el primer minuto de la historia, tan breve como intensa, uno se da cuenta que no está ante una película cualquiera. No, desde el primer fotograma uno es espectador de sentimiento puro simbolizado en imágenes. No son diálogos profundos ni frases que nada tienen que aportar. Es una mirada, una sonrisa, una canción en un karaoke, una lágrima,un beso o un abrazo...que, sin necesidad de palabras, cautivan al espectador por su belleza y profundidad. No son simbolos que requieran de una concentración casi imposible para comprendelos; son simbolos simples, directos y hermosos. Es la búsquedad de sí mismos de dos personas totalmente perdidas en la grandiosidad de la multitud, y que gracias a un fortuito encuentro, iniciado por una sonrisa, se encuentran a sí mismos. Y es entonces cuando Sofia Coppola nos muestra el verdadero amor, en toda su esencia y fulgor. Sencillo e insondable, reflexivo y divertido, punzante y aunténtico, humano y férreo.
Esta historia no son solo simbolos. Es Scarlett Johansson; grande, espléndida, hermosa y radiante. Y es Bill Murray; excelente, natural e irónico.
Es entonces, cuando tenemos todas estas cosas en cuenta, que no estamos ante una obra cualquiera, que estamos ante una obra maestra. Una obra maestra que jamás, y repito, jamás, olvidaré.

Nota: Obra Maestra -excelente- (10)

Un saludo, Vals.

Para empezar, y sin más dilanción, deseo darte las gracias. Gracias por crear, en mi opinión, una de las películas más cojonudas que he visto en mi vida. No sabría decirte cuantas veces he visto Planet Terror, unas cuantas, eso seguro, y cada vez que la veo me parece más cojonuda que la vez anterior que la visioné. Tio, de verdad, has hecho un peliculón, y aventurarse a ver la pelicula en cuestión es una experiencia inolvidable. Planet Terror es hora y media de diversión en estado puro. Diversión de la buena, de la que se quiere repetir una y otra vez.
Decirte que tú película no la voy a olvidar, y que tienes mi aprecio desde este momento (entre tu y yo, sabemos que tu filmografía no es de lo más sobresaliente, esceptuando, dos o tres películas en concreto)

Ya me llamaste la atención con Abierto hasta el amanecer (una película entretenida, con alguna escena de lo más sorprendente), con Sin City ya me impresionastes (y mucho) y con Planet Terror has alcanzado la cima. Porque, mi querido amigo Robert, en cada fotograma de esta película demuestras un ingenio brillante que más de un director de cine quisiera tener.

Reunistes a los personajes más típicos del mundo cinematografico e hicistes de ellos unos personajes dignos (el personaje de Rose McGowan simplemente me parece genial, lo confieso); ¿y la historia? Mala, pero mala mala mala (aunque todo el tema que se esconde detrás del personaje de Bruce Willis es muy, muy ingenioso; y no me lo esperaba, la primera vez que ví la película obviamente, para nada.) Y, !qué mas puedo decir¡ Esta obra de arte no se merece un análisis técnico ni nada de esas mierdas, solo se merece una estatua honorífica, porque, Robert, como ya te he dicho, has hecho una puta obra de arte.
Una obra de arte dedicada a la diversión, a la acción frenética, a los personajes típicos (que tu transformastes), a las historias malas, y la actuaciones aún peores. Una obra de arte dedicada al cine exploitation.

Y, antes de despedirme, me gustaría hacer un brindis simbólico, por tu talento, por tu película, y por los mejores noventa minutos que me ha hecho pasar una persona, noventa minutos de puro descojone. !Chapeau¡

Un saludo, Vals.