Esta obra controvertida de Brian de Palma muestra con una estética deslumbrante y una puesta en escena elaborada y fresca el lado oscuro de las industrias discográficas, su poder de manipulación y moldeación de los artistas, de cómo tienen en sus manos la potestad de elevarlos hasta los más altos cielos del fanatismo o hundirlos y dejarlos olvidados hasta el resto de sus días, guíando a las masas al consumismo indiscriminado y apropiándose de los derechos y del control supremo.

Como algunas de sus contemporáneas, El Fantasma del Paraíso fue incomprendida por unos, endiosada por otros pocos, y llegada a nuestros días como película de culto gracias a alguna minoría despechada.

Tildada de pantomima post-hippie y recalcitrante parafernalia, no es sino una apuesta al musical (que en la década de los 70 tuvo sus más variopintas creaciones) que entremezcla el rock psicodélico con un argumento que casi con descaro nos hace recordar clásicos como “Fausto” de Goethe, “El Fantasma de la Ópera”, “Frankenstein” de Mary Shelley, e incluso hace un guiño escenográfico al magnífico Expresionismo Alemán.

Quizá esté en esa minoría despechada que la considera una película de culto, o quizá siento aprecio por los musicales (a cual más bizarro). Lo que sí sé es que es una de esas películas que se han de ver al menos una vez en la vida, aunque sea para crucificarla.

“Con cualquier traje sufriré la pena de las estrecheces de la vida terrenal. Soy demasiado viejo para limitarme a jugar y demasiado joven para morir sin deseos. ¿Qué podrá ofrecerme el mundo?” –Fausto- Goethe.

Para empezar la película no me ha decepcionado, puesto que no puse muchas espectativas en ella, me suele ocurrir con las adaptaciones literarias, prefiero no ilusionarme a tirarme de los pelos.

La evolución de los personajes es coherente y la trama (aunque en ocasiones parezca eterna) no aburre en absoluto. La fotografía es preciosa, aunque me sobran algunas secuencias documentalescas. La escenografía, el atrezzo y el vestuario: una maravilla que cualquier amante del decimonónico disfrutará seguro.

He echado en falta (por capricho personal) más protagonismo de Maggie Smith que está soberbia!

Una buena película para ver tranquilamente en casa, y que ante todo deja la esperanza como buen sabor de boca.

Al principio creí que era otra película más de "prepubers" para un público con ganas de forrarse las carpetas, pero fíjense que me equivoqué... en parte; o al menos hago la excepción con ella.

Sobre la trama y demás no creo necesario contar nada, puesto que no hay nada nuevo ni nada destacable; tiene algunos puntazos muy buenos, y que agradezco que no sean tan facilones y burdos como en otras películas del mismo género.

Tan poco es gran cosa, pero animo a todos los que se lo están pensando dos veces a que la vean, porque toda la chispa que tiene se la da ante todo Heath Ledger, que no es que me pareciera un actorazo ni mucho menos, pero es un tío que me caía simpático, que tenía carisma. Una pena.

La Ciudad de los Niños Perdidos, es la obra de dos mentes creativas y refrescantes, dos personajes que en estas últimas décadas han realzado el cine francés a nivel internacional: Marc Caro y Jean - Pierre Jeunet (ambos responsables de la fantástica: "Delicatessen"; y el último, creador de la entrañable y enternecedora: "Le fabuleux destin d'Amelie Poulain")

Es original, diferente, técnicamente interesante y atractiva, con una estética al más puro estilo Steampunk, escenografía decadente, con unos personajes que parecen sacados de un "Freak Show" entre depravados y entrañables. Y cómo no, una estupenda banda sonora (elemento que también caracteriza los films de este par de soñadores), está vez a cargo de Angelo Badalamenti.

Una película 100% recomendable.

Buff… he de coger aire para poder comenzar con la crítica de esta… ¿¿ película ??
Creo que he perdido “tropecientas” neuronas por terminar el visionado de este bodrio.

Hacía muchísimo tiempo que no me indignaba tanto una película.

Desde el comienzo ya se augura el fatal resultado del visionado. Un prólogo de lo más tópico para aclarar (por si nadie se había dado cuenta) que lo que vamos a ver es un film de terror (¿?), seguido de un comienzo de lo más soporífico (hay que dejar tiempo para que se vean bien los créditos ¡oiga usted!); y del resto del argumento poco se puede decir… una película más de estas oleadas de “niños-muertos-que-veo-porque-estoy-algo-perturbado” que nos están haciendo tragar desde hace unos años, y es que: “cuando hacen pop, ya no hay stop”.

Esta creación del señor Pascal Laugier, no es sinó una serie de escenas sin sentido (¿que es eso de duplicar la imagen de los personajes en ciertas escenas? Para un videoclip es perdonable, pero para un largometraje me parece de lo más cutre y obsoleto de los recursos habidos en el cine actualmente, y si tuviera algún sentido…), los diálogos son incoherentes, la interpretación de los actores ya no sé si es mala por ellos mismos o por el terrible error que han cometido con el casting de doblaje… y ya ni tan siquiera la banda sonora se salva…

Esta película solo es recomendable a aquellos que disfrutan con las bromitas de sustos que plagan internet, esas de estate mirando 10 minutos una imagen a ver si tienes memoria visual y de repente… buh! Una jeta muy fea.

Creo que el género de terror se perdió hace tiempo… debería llamarse Neo-Scream, o algo parecido, y así unos cuantos nos ahorraríamos disgustos.