La malograda realizadora ucraniana, fallecida prematuramente poco tiempo después, nos dejó un crudo filme ambientando en el frente oriental durante la Segunda Guerra Mundial. Aprovechando el relato bélico, Larisa Shepitko ahonda en temas como la dignidad, el peso de la conciencia, la maldad humana o el existencialismo en torno a la muerte.

El filme narra la terrible lucha de los partisanos y campesinos rusos durante la Segunda Guerra Mundial, desprovistos de provisiones y atrapados en la nieve. En esta situación dos soldados acuden a una granja cercana en busca de comida para todo el grupo. Una vez allí se toparán con una expedición de alemanes que hieren a uno de ellos. A partir de ese momento los dos protagonistas se verán obligados a realizar un brutal ejercicio de supervivencia, luchando contra el inhóspito clima, el hambre y los enemigos que andan al acecho.

La película cambia de registro cuando atrapan a los dos protagonistas, que serán llevados a un campo de prisioneros donde un satánico interrogador les obligará a soplar información si no quieren que se les torture. La obra carga duramente contra el colaboracionismo ruso en aquella época. El estilo que adopta la cineasta ucraniana es áspero, austero y sin artificios, mostrando paisajes inabordables que funcionan como metáfora del calvario que atraviesan los partisanos. Una cámara pausada transmite al espectador la pesadilla que viven los dos personajes principales, que poco a poco perderán cualquier atisbo de esperanza de salir con vida de esa situación en la que están inmersos. Shepitko emplea el zoom para mostrar la angustia de los dos soldados, algo que contrasta con los planos generales de unos paisajes rodeados de las inclemencias meteorológicas.

No es una película bélica más, y es de agradecer visionar una película sobre este tema tantas veces abordado desde un prisma distinto.

"Somos una tierra cuyo mayor tesoro es el pueblo"

Resulta imposible no compararla con "Persépolis". Si en la citada película se contaba el crecimiento de una niña durante los años posteriores a la caída del Sha de Persia, en "The Breadwinner" se narra la historia de una niña afgana en uno de los países más castigados por el exacerbado fanatismo religioso.

Una niña de ojos verdes acompaña a su padre en el mercadillo para ganarse la vida. Un día es detenido sin razón aparente. A partir de entonces la joven intentará por todos los medios encontrar a su padre y sacar a su familia adelante. Para ello se hará pasar por un chico, ya que en Afganistán las mujeres no pueden comprar alimentos ni vender ningún tipo de producto. La mirada de Parvana nos muestra una tierra desolada, donde apenas hay esperanza para las familias de clase baja, todavía menos para las mujeres, que son tratadas como meros objetos y que no pueden salir a la calle sin la presencia de un hombre al lado.

Kabul, capital de Afganistán, sea probablemente una de las ciudades más castigadas por los talibanes en el Próximo Oriente. Nora Twoney realiza una obra muy dura, enseñándonos un país en guerra permanente, donde las bombas, palizas, detenciones y ejecuciones están a la orden del día. Hay cierto paralelismo entre Parvana y Marjane(la protagonista de Persépolis), ambas son inteligentes, impulsivas, rebeldes y se preocupan por la miserable situación que viven sus preciadas tierras. La diferencia radica en que la película sobre Irán es más amena y no nos muestra escenas tan explícitas y dolorosas como las que nos ofrece la fantástica "The Breadwinner".

Otra película de animación con un gran fondo, que posee más valores que muchas obras del panorama actual. Gran año para las películas de animación en 2017, con tres pequeñas joyas como son ésta, "Loving Vincent" y la inolvidable "Coco".

Antes de morir prematuramente Melville dejó el pabellón bien alto con su última película. Para mi es su mejor film, y eso es mucho decir con la filmografía que tiene el director galo.

Comienza con un día de perros donde vemos a un coche aparcado cerca del Banco Nacional de París. En otro plano un policía se presenta a sí mismo con una voz en off. Después el francés nos traslada a la escena del robo en el banco y ahí empieza el festival de cine excelso.

El film muestra el estilo propio que se ha ido forjando Melville. Planos largos, miradas que dicen más que palabras, personajes fríos y calculadores, el silencio que predomina en cada fotograma, el cuidado de los detalles en escenas como la del tren (20 minutos sin casi palabras y te mantiene en una tensión agobiante), la importancia de los sonidos como el de una cerradura, un teléfono o las gotas de lluvia..

Su última obra es un cóctel con todo lo bueno del cineasta francés. Por si fuera poco tenemos a una Catherine Deneuve que parece un ángel rubio caído del cielo. Y el dueto Delon-Melville, un tándem maravilloso.

Para muchos "críticos" una de sus peores películas. Un 6,8 en Filmaffinity. Inexplicable. Para mí uno de los 20 mejores directores de la historia y sin duda(y mira que hay nivel) el mejor director francés de la historia. Tremenda película, tremenda trayectoria.

Una de las tres obras maestras que realizó Jacques Becker comienza con una fantástica secuencia que tiene lugar en un merendero cercano a un río, donde un grupo de maleantes bailan con damas de compañía, presentándonos el autor francés a todos los protagonistas de esta historia que relata un trágico triángulo amoroso.

El filme narra el complicado idilio amoroso entre una bella y conmovedora prostituta de los bajos fondos parisinos y un pobre pero valiente carpintero. La vida plácida y sin complicaciones de Georges comenzará a dar un vuelco cuando ve por primera vez a Marie, ante la cual quedará rendido, teniendo que enfrentarse a una banda de mafiosos para poder conquistarla. Ella interpreta a una peculiar "femme fatale", ya que en este caso, al contrario que en otras películas de la época, se mueve por puro amor y no por interés ni por maldad, aunque poco importa en el desarrollo de la trama, ya que llevará a su enamorado al camino de la destrucción.

La cinta se acerca al realismo poético francés que fomentó años antes Marcel Carné, aunque con el toque personal de Becker, como la perfecta utilización de escenarios naturales que la acercan a la corriente pictórica del impresionismo, evocando a esas pinturas cargadas de felicidad de Pierre-Auguste Renoir. Una obra dotada de un toque de gracia en cada escena, muy romántica pero sin pecar de sensiblería, mostrando el ambiente de la Belle Époque. Pese a que los diálogos están cargados de ingenio y humor, la película del realizador galo destaca por los gestos y miradas de sus protagonistas, ejemplificado en el rostro de Marie en la última y trágica escena final.

Ha habido muchos y buenos directores franceses a lo largo de la historia, pero sin duda que el infravalorado Jacques Becker merecería un lugar especial en cualquier lista que se precie.

Estamos ante una de las obras maestras del cine clásico norteamericano. De la mano Fred Zinnemann nos metemos de lleno en una historia que se divide en dos frentes: el terrible tratamiento al que es sometido un soldado por rechazar boxear en su compañía y el triángulo amoroso en el que están envueltos un comandante y sargento del mismo regimiento.

El director austriaco retrató como pocos la realidad social y las mentalidades americanas de la época con un estilo directo, al igual que Elia Kazan o John Huston. La cinta estudia el valor y el honor individual del hombre frente a las expectativas de la mayoría. Zinnemann critica el funcionamiento de ejército yankee y las degradaciones de muchos de sus soldados, algo que contrasta con la exaltación de las llamadas virtudes militares como el honor y la valentía que encarna el personaje interpretado por Montgomery Clift.

Un cine de honda preocupación de social y con una visión pesimista. Un clásico en toda regla al que quizás le priva de la matrícula de honor su excesiva masculinidad y el desaprovechamiento de las dos actrices principales.