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España España · Tarragona
Críticas de Luigi
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Críticas 413
Críticas ordenadas por utilidad
8
17 de abril de 2009
83 de 99 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás no sea muy buena idea meterse en una sala cinematográfica un viernes a primera hora para ver una película que gira alrededor del mundo de la política y del periodismo. Llevas arrastrando las tensiones de toda la semana y con este género cinematográfico sueles ver films de difícil comprensión a causa del sinfín de nombres extraños que aparecen, de saltos de guión de imposible comprensión y de finales cosidos, en muchas ocasiones, con hilo grueso.

A pesar de ello, no es este el caso. Haciendo un paralelismo con otra película del prolífico Crowe, "Entre copas", este film entra con la suavidad de los buenos vinos, no hay trampas en el guión, ni desarrollos abruptos argumentativos. Cada escena se justifica en la anterior y es causa de la siguiente; el ritmo es adecuado a la historia que se nos cuenta y no al revés.

Aparte de ello, hay aspectos muy interesantes, como esa descripción de una amistad masculina mantenida a lo largo de los años, a pesar de que sus protagonistas han tenido un desarrollo vital muy diferente; en este sentido, estupendo Russell Crowe en su papel de sabueso a la antigua usanza, y estupendo también Ben Affleck como congresista.

Otro aspecto interesante es el encuentro entre el cine en sala y el periodismo, dos medios que hunden sus raíces en siglo XIX, y que ahora palidecen ante la aparición y consolidación de internet. Desde el punto de vista puramente cinematográfico, no quiero acabar sin citar la escena final que se desarrolla en el silencio de una redacción de periódico tan sólo roto por el tecleado de un ordenador.

En fin, que esta película del escocés Macdonald, de denuncia política como las de antes, es una estupenda recomendación para este fin de semana o cualquier otro.
Luigi
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8
10 de enero de 2020
40 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
No puedo más que quitarme el sombrero. Vaya películón. Había oído hablar muchas veces del caso Dreyfuss, del manifiesto de Zola, de toda la polémica que se generó en aquel entonces, pero no sabía muy bien el detalle de la historia y su resolución. Como siempre el cine hace un servicio impagable a la Historia con mayúsculas, contándonos una historia que puede ser desconocida para el gran público.

No es Polanski uno de mis autores favoritos de las últimas décadas, aunque le reconozco mucho mérito. Ese mérito se lo reconozco con creces en este film. Muy alejado de todo lo que suponga artificio y banalidad, el director francés y polaco rueda de manera maestra, con unos actores que brillan con luz propia, una historia que podría ser algo pesada e incluso farragosa, ya que es básicamente un film político y jurídico, más que militar.

No sobra ni falta un plano. No se muestra a salvador de Dreyfuss, esto es, Picquart, como un héroe contra toda circunstancia ni a Dreyfuss como ser absolutamente angelical. Son personajes con sus grises en un mundo oscurecido. No hay concesión en la película para el espectador, pero no por ello es un film complicado; yo lo encontré entretenido y con un ritmo adecuado y solvente

No puedo acabar sin mencionar que además de la excepcional actuación, los decorados y la vestimenta son francamente impresionantes. Puedo asegurar que mientras estuve viendo el film me encontraba imbuido en los últimos años del siglo XIX y que cuando acabó la película y salí a la calle me costó un poco rencontrarme con el presente siglo. Otro de las cosas que hace del cine, visto en pantalla gigante y a oscuras, algo especial por lo que merece luchar.
Luigi
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7
9 de enero de 2009
45 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
Encomiable película, vaya por delante. Pasaré de puntillas sobre un supuesto debate respecto a una moda sionista en el cine actual, entre la que se encontraría, por ejemplo, "El niño con el pijama de rayas", más punzante ahora, si cabe, dada la devastación que sufre actualmente Palestina.

A estos efectos sólo me interesa el debate cinematográfico, y debo decir que el ya tan tratado holocausto judio por los nazis no me parece un tema agotado; lo que se hizo fue tan inhumano, tan devastador, tan cruel, que bien merece alguna película de vez en cuando, máxime cuando ésta aporta algo nuevo, y lo que se cuenta en "Resistencia" es tan sorprendente, tan ignorado, tan meritorio, que no podemos dejar de admirar: la historia de unos judios convertidos en supervivientes en los bosques de Bielorrusia, resistiendo durante años, en gran número, ante el poderoso ejercito alemán; recordemos que el 75% de las divisiones alemanas estaban destinadas al este de Alemania.

El film sigue la costumbre actual de hacer películas de duración en exceso generosa, pero a pesar de ello no te aburres en ningún momento. Edward Zwick, como en ocasiones anteriores, sabe combinar las acciones bélicas, la lucha de poder en el grupo, el amor en los tiempos del cólera, a ese héroe a la fuerza, casi a su pesar, a veces superado, salido de la nada; estupendo en este registro Daniel Craig, muy alejado de sus papeles de Bond. Especialmente interesante me ha parecido el tratamiento del conflicto entre hermanos. Decía el filósofo: "la guerra es la medida del hombre", pues bien, sepamos que, hace unas cuantas décadas, hubo hombres que dieron la talla, cuando todo se desmoronaba a su alrededor.
Luigi
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6
11 de octubre de 2012
40 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Blancanieves y los siete enanitos de Walt Disney es una obra maestra, del año 1939, en color y hablada sea dicho de paso. Para demostrarlo tan solo hay que fijarse en la escena inicial en la que el príncipe llega al jardín de la casa donde vive Blancanieves, descabalga de su caballo y coge una paloma para besarla, de modo que ésta le lleve el beso a la bella que lo observa, medio escondida, desde un balcón. Mientras todo esto ocurre, la cámara en un momento dado se distrae de ellos y se dirige hacia una oscura mujer, la madrastra que, agazapada y de negro, observa con rabia desde otra ventana la escena enternecedora que he descrito. Todo esto contado sin mediar palabra.

Pablo Berger ha optado para contar su versión de Blancanieves por prescindir de las palabras, no en una escena, sino en toda la película. Decía Godard que un travelling es un cuestión moral, y con esto quería decir que si un director escoge para contar algo un travelling, y no, por ejemplo, un plano fijo, lo tiene que hacer porque así lo pide la historia. Dudo mucho que una versión del cuento de los hermanos Grimm tenga justificada esa elección en blanco y negro y muda, por muchos homenajes que se quieran rendir. Quizás lo tuvo en “The Artist”, que iba precisamente sobre el paso del cine mudo al sonoro, pero aquí parece más un alarde técnico y artístico sin gran fundamento, y perfecta excusa para presentarnos un guion con tantos agujeros como un queso gruyer. Y con ello no quiere decir que en el cine mudo los guiones no fueran sólidos, que los hubo muchos y muy buenos, pero sí que en el inicio del cine muchas veces eran mero esqueleto armado sin mucho fundamento para mostrar unas imágenes en movimiento más o menos interesantes, intercaladas de rótulos que hacían avanzar la acción casi a toque de corneta.

Sé que nado a contracorriente, pero a mí este film me ha dejado más bien frío. Veo en él un guion tramposo que avanza a golpe del capricho del director buscando así el impacto en el espectador; es decir, una escena concreta no es consecuencia de la anterior ni causa de la siguiente. No estoy pidiendo que tenga una lógica humana; aceptaría de buenísimo grado una lógica de cuento, pero que se respete y no coja atajos peligrosos, una lógica interna podríamos decir.

El aislamiento imposible al que se ve sometido el matador, las visitas continuas de su hija, la escena de la manzana, las fotos con el matador muerto, la escena final, y en general casi todo el film está cosido con hilo grueso e incurriendo en grandes contradicciones, lo que resulta más fácil que el hecho de haber escrito un buen guion, lógicamente. No quiero acabar, no obstante, sin reconocerle cierto mérito a la película, por arriesgada y atípica, y por su estética gótica y años veinte bastante logrados, que en los tiempos que corren no es poco, pero para mí no suficiente
Luigi
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6
10 de septiembre de 2009
39 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
En las postrimerías del siglo XX, una inmensa nave extraterrestre llega a la ciudad sudafricana de Johannesburgo donde permanece suspendida y sin señales de vida, hasta que después de unos meses, entran las fuerzas especiales y rescatan a unos extraterrestres en un estado lamentable. Estos, a falta de un plan para retornarlos a su planeta, son confinados en un distrito de chabolas donde son, más o menos, retenidos y en donde se multiplican durante años hasta sobrepasar el millón de “almas” y crear un caos continuo en la gran urbe aneja con una actitud entre incívica y traviesa, al punto de plantearse su traslado a un lugar más seguro para los humanos; eso sí, con todas las garantías y derechos civiles o “humanos”.

Este es el interesante punto de partida de este film proveniente del hemisferio sur. La alegoría entre la Sudáfrica real y peliculera es obvia: sus minorías dominadas y dominantes, sus espacios cerrados confinando al diferente, sus conflictos interraciales; sin embargo, peca la película de un desarrollo argumental poco consistente, apreciando, eso sí, su sabor a serie B. Falta una mejor explicación y exposición de los extraterrestres, presentados, salvo excepciones, como unos bichos con la capacidad de hablar y poco más; el protagonista humano no les va a la zaga, un títere que se va rebelando contra su suerte, aunque ésta sea dar, como en otras tantas películas, su alma a un poderoso artefacto robotizado; no falta para variar la amistad de los protagonistas: humano y bicho, como son llamados en la película.

Se aprecia, ya para acabar, el esfuerzo en la denuncia del miedo a lo diferente; aunque, y mejor pensando, quién, en su sano juicio, no temería vagar por las calles de su ciudad y toparse con unos seres de dos metros y cara en forma de extraño bicho de las profundidades abismales comiéndose el caucho de un, al parecer, jugoso neumático.
Luigi
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