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España España · Palma (Mallorca)
Críticas de Miquel
Críticas 1.665
Críticas ordenadas por utilidad
8
20 de julio de 2006
38 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Producida por la Universal, en b/n, fue realizada por George Marshall. Se inspira en la novela "Destry Rides Again" (1930), de Max Brand, llevada al cine en 1932 (Tom Mix) y, también, en 1954 (Audie Murphy). Rodada en exteriores y en plató, se estrenó el 29-XII-1939.

La acción tiene lugar en la ciudad fronteriza del Bottleneck en 1880/90. Narra la historia de Thomas Jefferson "Tom" Destry Jr. (James Stewart), hijo de un famoso sheriff que luchó por la pacificación de Tombstone y murió asesinado por la espalda. En Bottleneck impera la ley del más fuerte, de lo que se aprovechan el alcalde y juez Hiram (Samuel S. Hinds) y el cacique local Kent (Brian Donlevy), que con trampas en el juego se hace con la propiedad de los ranchos que rodean la ciudad. Frenchy (Marlene Dietrich), cantante de salón y amante de French, colabora en las fechorías de éste. Tras una discusión, los hombres de Kent matan al sheriff y el alcalde nombra nuevo sheriff al borrachín Washington "Whas" Dinsdale (Charles Winninger), que reclama la ayuda de Tom Destry como ayudante.

La película desarrolla, en clave de comedia, un western sumamente atípico. Exalta la renuncia a la violenica de Destry, su rechazo al uso de armas de fuego y su opción por la lucha sin cuartel a favor de la ley y el orden y contra la injusticia. Satiriza las formas convencionales del heroismo masculino, basadas en la violencia, los enfrentamientos a pistola, la afición a la bebida, el lenguaje soez y la ausencia de sentimientos humanitarios. Destry no usa armas, bebe leche, rehuye los puñetazos y cuenta anécdotas pedagógicas y amables, mientras enamora a Frenchy y a otras muchachas del lugar. Satiriza, además, los comportamientos violentos de las mujeres, como la lucha a golpes que protagonizan en el salón Frenchy y Lily Belle (Una Merkel) y el lanzamiento de objetos contundentes de Frenchy contra Destry. Parodia las figuras prototípicas del borracho del pueblo, el juez corrupto, el cacique desalmado, los inmigrantes dedicados a tareas ínfimas. Añade dos personajes cómicos: el sheriff "Whas" y el inmigrante ruso Boris "Callahan" (Misha Auer).

La música, de aires "country", añade varios números musicales a cargo de Dietrich, que canta "Little Joe Wrangler" y "See What The Boys In The Back Room Will Have". La fotografía realza la comicidad gestual y visual y exalta la lucha colectiva de hombres y mujeres por la justicia. El guión desarrolla un relato satírico y cómico, que exalta el amor de pareja y alaba la inocencia de los niños. Las interpretaciones de Dietrich y Stewart, en sus primeras intervenciones en un western, sobresalen por la magia ambiental que crean. El director mantiene el interés y el ritmo del relato en un crescendo que culmina en una secuencia desbordante, a la que añade dos breves epílogos.

Western muy popular en su tiempo, que combina comedia, tragedia, romance, sátira e inversión de estereotipos. Exalta la no violencia y la ternura de los niños.
Miquel
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8
11 de marzo de 2006
38 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en hechos reales, fue dirigida por William Keighley. Escrita en estilo semidocumental, fue nominada al WGA al mejor guión sobre los problemas del país. Siete años después fue objeto de un "remake", "La casa de bambú" (1955), de Sam Fuller. Fue producida por Samuel G. Engel y se estrenó el 14-VII-1948.

La acción tiene lugar, a partir del 14-XI-1947, en "Center City", símbolo de todas las ciudades estadounidenses de tamaño medio. Narra la historia de Alec Stiles (Richard Widmark), que pretende dirigir una nueva banda criminal con métodos científicos, aprendidos durante su participación como soldado en la IIGM. El FBI infiltra a uno de sus mejores agentes, Gene Cordell (Mark Stevens), en la banda de Stiles.

La película muestra la proliferación de bandas cirminales que tras la IIGM afectó a las ciudades medias del país. Muestra, también, la respuesta de la policía y del FBI ante el problema, los nuevos medios técnicos de que dispuso y el eficaz entrenamiento de sus agentes. Desarrolla una historia dramática llena de intriga y grandes peligros. La tensión dramática se apoya en la personalidad neurótica de Stiler, la crueldad y brutalidad de sus métodos, su inseguridad personal, su ambigüedad sexual, la imprevisibilidad de sus reacciones y la desmesura de sus ambiciones. Frente a él se alza la maquinaria policial y, sobre todo, la figura de un agente de élite, que obtiene la confianza de Stiles y se infiltra en la banda, asumiendo enormes riesgos, patentes cuando surgen los contratiempos. El papel del malvado Stiles corre a cargo de un más que inspirado Richard Widmark, en su segunda intervención en cine. Había debutado el año anterior en "El beso de la muerte" (1947). Su interpretación, memorable, confiere al film fuerza, credibilidad y capacidad de sugestión.

La música, dirigida por Lionel Newman, incluye melodías inquietantes, de profundo aire dramático, tomadas de composiciones originales, como las canciones "Baby Face" (Harry Akst), "Beg Your Pardon" (Craig y Smith) y "I'm Looking Over A Four Leaf Clover" (Harry M. Woods). La música adicional aporta títulos tan acertados como "All Dressed Up With A Broken Heart" y "Bye Bye Blackbird". La fotografía destaca los claroscuros, los ambientes sombríos, las escenas nocturnas y los grandes espacios misteriosos. Se beneficia de un excelente juego de luces, en el que las cerillas tienen un protagonismo especial. El guión incluye un narrador que habla como un ser superior. Usa el silencio como elemento narrativo, anticipándose a obras como "Rififí". Desarrolla unos diálogos breves y bien construídos. La interpretación de Widmark llena la pantalla y la cinta de fascinación. Destaca la sobria presencia de Lloyd Nolan ("La casa de la calle 92", 1947). La dirección impone a la obra un ritmo prodigioso y un magnífico pulso narrativo.

Película emblemática del cine policíaco de la segunda mitad de los 40. Muestra la otra cara de la sociedad. Exalta la figura, muy discutible, de Edgar Hoover.
Miquel
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7
10 de febrero de 2006
38 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Obra culminante del coreógrafo Busby Berkeley. Con un presupuesto de 439 mil dólares, se rodó en los estudios Warner y Burbank (California). Adaptación al cine de la novela "42nd Street", de Bradford Ropers, obtuvo 2 nominaciones a los Oscar (película y sonido). El productor fue Darryl Zanuck, no acreditado. Se estrenó el 2-II-1933. En 1998 el National Film Preservation Board le otorgó el National Registry Award.

La acción principal, ambientada en 1932, tiene lugar en unos locales de ensayos de la calle 42, en otras localizaciones de NYC y en Filadelfia. Narra la historia de un prestigioso director de musicales de Broadway, Julian Marsh (Warner Baxters), que acepta el encargo de montar un nuevo espectálulo, "Pretty Lady", con premuras de tiempo.

La película integra dos narraciones entrelazadas: la del montaje y realización del musical y la de algunos personajes relacionados con el mismo. Reúne las figuras tópicas del género: joven inexperta e ingenua que sueña con el estrellato, rico inversionista caprichoso, director preocupado. Incluye una descripción emocionante, y desmitificadora, del mundo de los actores y actrices al otro lado de las candilejas: trabajo escaso, remuneraciones insuficientes, desesperación de los no seleccionados, en el marco de las angustias de la Depresión. Elogia el esfuerzo personal como base del éxito en la vida, el valor de la amistad desinteresada y el dolor de la amistad por interés. Son escenas destacadas los números de baile, la vista aérea de Manhattan que abre una progresiva aproximación a la calle 42 y la escena final de Julian Marsh.

La música, de Harry Warren, es excelente. Incluye tres canciones antológicas: "42nd Street", "Shuffle Off to Buffalo" y "You're Getting to Be a Habit with Me". La fotografía, de Sol Polito, se basa en una extraordinaria agilidad de la cámara, con encuadres picados y oblícuos, travellings, zooms y barridos, que resaltan la espectacularidad y el dinamismo de los números de baile y la dureza de los ensayos. Se beneficia de una iluminación magistral y de una coreografía magnífica, de diseño innovador, abstractizante y surrealista, de gran efectividad. Hace uso de bonitos juegos ópticos. El guión combina con coherenca las historias de varios personajes. La naturalidad de los mismos y su condición de personas sencillas hacen que el espectador se identifique con sus problemas y triunfos. En la interpretación descuella Warner Baxters, en un papel de director al borde de la extenuación y en situación límite. Son encomiables las intervenciones de Bebe Daniels, Ruby Keeler (en su debú en cine) y Ginger Rogers. Se dan algunas sobreactuaciones, impuestas por el guión. La dirección construye un musical delicioso, rítmico, que desborda optimismo y alegría.

La película revitalizó y renovó el género musical, tras su abuso a raíz de la introducción del sonoro. Cosechó un gran éxito de público, que salvó a la Warner de la quiebra. El tiempo la ha convertido en un icono del cine musical.
Miquel
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8
30 de octubre de 2005
38 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las mejores obras de Fassbinder, que asume las tareas de director, guionista, director fotográfico, cámara y montaje. Se rodó en Frankfurt, con escaso presupuesto.

La acción tiene lugar en Frankfurt, entre el 24 y 28 de julio de 1978, según precisa la obra. Narra la historia de soledad y desamores de Elvira/Erwin Weishaupt (Volker Spengler), un transexual, que tras ser abandonada por su novio Christoph, busca el amparo y el afecto de sus allegados más próximos, con la ayuda de su compañera de trabajo Zora la pelirroja (Ingrid Caven). A lo largo de la narración el autor presenta varias escenas estremecedoras. El encuentro con un grupo de homosexuales a orillas del Maine, por motivos profesionales (es trabajadora del sexo con hombres), se salda con una agresión múltiple, verbal y física, que inquieta por provenir de un grupo afín, con problemas de integración social comunes o similares. Su novio actual Christoph, que ha vivido a costa del trabajo de Elvira, la abandona subitamente por otra, la humilla con expresiones despiadadas y la deja maltrecha en la calzada. La visita al matadero en el que trabajó durante un tiempo muestra el degüello masivo de reses vivas y su despiece, con un realismo perturbador. Tras ser abandonada por sus padres, vivió acogida en un convento de monjas durante 14 años, que visita para que la hermana Gudrum le narre los recuerdos de su infancia en la institución, pero éstos contienen tanto dolor que provocan el desmayo de la protagonista. La escena en la que Elvira coincide con un suicida en un sótano es de un patetismo desolador. "Si quiere, puede mirar", dice él. Ella responde: "puede hacerlo cuando quiera". La visita principal para Elvira es la que le lleva al despacho de Anton Saitz, su antiguo amante, pero ésta será tan extraña y disparatada como decepcionante.

La música ofrece fragmentos de la 5ª de Mahler, melodías electrónicas, combinaciones atonales y composiciones de otras obras como "Lola", "Lili Marlen", etc. La fotografía desarrolla una narración visual sobrecogedora, de una plasticidad magnífica. Ofrece encuadres claustrofóbicos enmarcados entre paredes en primer plano, una iluminación sombría, contrastes de claroscuros con predominio de los tonos lúgubres y escenarios extraños semiocultos tras potentes focos de luz en primer plano. El guión construye diálogos sobrecargados, con citas de Schopenhauer y Goethe que suenan extrañas e inquietantes, definiciones de suicidio, vida, identidad, etc., que provocan un clima de gran tensión. La interpretación del protagonista, extraordinaria, se apoya en intervenciones muy correctas de los secundarios. La dirección construye una historia coherente, emocionante, lóbrega y estremecedora.

Película rodada en homenaje póstumo al que fuera amante y copañero de trabajo del autor. Es, tal vez, su obra más intimista y más personal. Tras el rodaje abandonó Frankfurt y trasladó su residencia a Berlín.
Miquel
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8
7 de abril de 2006
37 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Louis Malle dirige el film, en el que además interviene como coproductor y coguionista. Rodada en Figeac (Francia), fue nominada un Oscar (película de habla no inglesa). Ganó un BAFTA (película), un Crítics Awards (película), un NBRA (actor reparto) y un NSFCA (actor reparto). Se estrenó el 29-IX-1974.

La acción tiene lugar en un pequeño municipio del suroeste de Francia, entre junio y agosto de 1944. Narra la historia de Lucien Lacombe (Pierre Blaise), un muchacho analfabeto, de 18 años, trabajador de la limpieza, hijo de un miembro de la Resistencia detenido y deportado. El desinterés por el trabajo y deseos de aventura le llevan a solicitar la admisión en la Resistencia, que no obtiene por su escasa edad. Reclutado por los colaboracionistas de la policía, conoce a France Horn (Aurora Clément), hija de un sastre judío, de la que se enamora.

La película describe la actitud de la población ante la ocuapción nazi, alejada del mítico heroísmo de la versión oficial. El intercambio de colaboración por inmunidad y supervivencia definió el comportamiento ampliamente mayoritario. A Malle le gusta demoler mitos, en este caso el de la heroica resistencia de la población frencesa. La proyección del film levantó en Francia una encendida polémica y protestas públicas que alcanzaron niveles de paroxismo. La película no formula reproches: relata hechos de forma escueta y, en ocasiones, seca y áspera. La historia tiene por protagonista a un muchacho inmaduro, sin criterio propio, que se siente satisfecho con las ventajas que obtiene como colaborador de las SS. No es del todo inocente: es testigo de crímenes abominables y en algunos participa activamente. No desconoce la gravedad de los hechos, lo que convierte el relato en una reflexión sobre la pérdida de la inocencia.

La música, de acompañamiento, utiliza melodías fancesas de la época y jazz, al que Malle era muy aficionado. Se oyen solos de piano, de viento y fragmentos orquestales jazzísticos. La fotografía se beneficia de unos escenarios y un vestuario de época excelentes y de la buena mano de uno de los mayores directores de fotografía, Tonino delli Colli ("El verdugo", 1963). Las imágenes del caballo muerto son impresionantes. El guión elabora una historia trágica, exenta de juicios de valor, que aborda el tema tabú del colaboracionismo. La interpretación corre a cargo de actores y actrices no profesionales. Pierre Blaise inició una carrera prometedora, que truncó un mortal accidente de tráfico. Aurora Clément tuvo una prolongada carrera de éxitos. El secundario Helfer Lawenadler, en el papel de médico, obtuvo 2 premios internacionales merecidos. La dirección construye una pieza que recrea con acierto el ambiente de la Francia ocupada y sometida.

La película constituyó uno de las mayores éxitos del autor y, a la vez, la causa de una acalorada polémica, que le llevó a establecerse en EEUU.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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