No es una narración y su sentido se obtiene sólo mínimamente por alusiones, sobre todo a la literatura y la historia francesas (alusiones a Simone Weil, Chateuabriand y textos cuyas portadas pasan tan rápido que no pude identificar o he olvidado). Algún sentido, difuso, se obtiene por metonimia (proximidad), como es relacionar las imágenes de la zona industrial de París con Simone Weil y frases aisladas que son citas vaya uno a saber de qué textos, con alusiones a la última guerra y frases antinorteamericanas.

Típico ejemplo de intelectualidad francesa, destinada a épater le burgeois (sorprender al burgués), con un lenguaje poético asociado a imágenes aleatorias sin relación entre sí.

Reminiscencia de la época en que los franceses no sabían aún hacer cine, si le interesó lo anterior, véala, si no, no la vea, no, a menos que quiera romperse la cabeza o echar un sueñito.

Comedia dramática, satírica, pésimamente actuada por el protagonista y mal compaginada. Unos niños encantadores tratan de ponerle algo de simpatía, sin salvarla. Las lindas mujeres sonríen todo el tiempo como si estuvieran haciendo otra película, lo cual sería, en verdad, preferible. Tal vez divierta un poquito a algunos italianos. No tiene mucho sentido, ni destino, no merece tampoco más comentario. Vea otra cosa.

Es el intento de hacer una película sobre la locura con imágenes locas, enloquecidas, alocadas. Lo feo ha tomado la forma del arte (¿alguien puede creerlo?), sin ninguna justificación, lo repugnante, lo desastroso, como diría Freud, "el instinto de muerte" en acción. Sólo para psiquiatras, y habría que ver qué dicen, sólo para quien ansía colocar la muerte en el lugar de la vida, destruirlo todo por decepción, volverlo feo, decepcionante, de colores insoportables. Como una película hecha por adolescentes drogadictos, sobre drogadictos, locos, desquiciados o desesperados. Repito: no tiene justificación, no la vea, no pude yo verla entera por más esfuerzo que hice para tragarme todos los sapos en bien de la "objetividad". No, es una agresión al espectador para convertirlo en gil que paga por su propio sufrimiento. No la vea.

Largo e ingenuo drama carcelario, sobre una novela de Stephen King, que pretende convertir una prisión-infierno en una prisión-cuento de hadas por la sola presencia de un joven callado y aguantador que, en un alarde de romanticismo, hipnotiza a cientos de internos con música de ópera. Convierte en bebés de pecho a peligrosos delincuentes, en un pase mágico de "aculturación", pero sin alcanzar a los cuidadores de la casa, que son más delincuentes y criminales que todos los convictos juntos. Increíble show del bien y del mal, de la amistad, la esperanza y la paciencia. No es una mala película, sólo es idealista, utópica y romántica, como una historia imposible en un entorno donde el mal está permitido por el sistema. La historia sólo se sostiene por la buena actuación de Morgan Freeman y Tim Robbins (y James Whitmore en un rol menor), si Ud. puede soportar una mala y penosa historia durante 140 minutos.