Entre las diversas anécdotas que rodean a "La dama de Trinidad" se encuentra la que tiene que ver con la censura española. Resulta que como en la imagen de la portada les pareció demasiado sugerente Rita Hayworth, le dibujaron encima del vestido un jersey negro como más recatado, que encima creo que le queda mejor. Chismes al margen, lo que tenemos es una película que se inspira claramente en "Gilda" (1946), no sólo por el dúo principal formado por Rita Hayworth y Glenn Ford, sino por el villano, el triángulo amoroso, los números musicales y otros tantos detalles. En este sentido me pregunto si habrá torta de él hacia ella. Apuesto a que sí la hay, SPOILER.

Sin embargo, no sólo de "Gilda" bebe la presente sino que también se inspira en "Casablanca" (1942) o en "Encadenados" (1946). De esta forma, todo se junta para hacer de "La dama de Trinidad" un producto comercial que llegó a ser la novena más taquillera del año en los Estados Unidos. Sin embargo, acaba siendo decepcionante. Se trata de una película que va de más a menos, una trama que empieza con una misteriosa muerte y una más que probable relación homosexual pero que acaba degenerando en una tangana de espionaje internacional muy chorra. Siendo esto malo, lo peor es que se olvidan incluso de aclararnos quién y por qué mataron al hombre.

Adaptación española de la popular obra de teatro de William Shakespeare "La fierecilla domada", de las varias que se han realizado en la historia del cine, la más famosa la inglesa de Elizabeth Taylor y Richard Burton, "La mujer indomable" (1967). Vaya por delante que no he leído la comedia original así que mis comentarios versarán exclusivamente sobre la película de Antonio Román, que lo que hace es castellanizar la comedia de Shakespeare. Así que no estamos en Italia sino en Gandía y en la segunda mitad del siglo XV, por las modas, a veces muy anacrónicas, y las referencias históricas que hacen. No obstante es un trabajo de cierta calidad, de hecho podría pasar perfectamente por una de Errol Flynn o Burt Lancaster, en esa mezcla de aventura de capa y espada, comedia y romance, que no es demasiado habitual en nuestro cine y quizás por ese motivo se convirtió en un título muy popular que cosechó un éxito comercial considerable. Sin embargo el principal inconveniente que tiene es que la trama en sí es fea, rozando el maltrato y a menudo estúpida (SPOILER), pero esto es culpa de William. Lo peor es que Don Belrtán (Alberto Closas) no hace nada para enamorar a su mujer. Sólo la castiga para que se corrija y ella como que lo acepta.

Aunque en mi casa ha habido algunas divergencias a la hora de interpretar esta "La fierecilla domada" mi opinión es que Catalina (una espléndida Carmen Sevilla) empieza siendo una especie de protofeminista del siglo XV. Ella entiende que el hombre se mueve por el deseo de poseer y dominar, y por lo tanto en las relaciones afectivas o en el matrimonio la mujer se convierte en una esclava, motivo por el que rechaza de forma violenta a cualquier pretendiente, celosa de su libertad e independencia. Sin embargo el personaje termina cambiando cuando se enamora, se corrige de su postura inicial porque es "domada". De hecho acepta y hasta se complace con el mando varonil, como si mujer, amor y sumisión fueran aspectos indisociables e inevitables. Se dirá que este es el prototipo tradicional-patriarcal pero entonces me pregunto cómo encaja el personaje de Blanca (una francesita estupenda, Claudine Dupuis). En realidad es ella, y no la terca, varonil, arisca y boba Catalina, la que encarna el ideal de mujer derechista. Una chica que es totalmente femenina pero al mismo tiempo tiene el control, ella manda. Es sumisa porque se deja someter o bien porque su galán se ha sometido antes y por lo tanto le da la suficiente confianza como para entregarse.

Adaptación de Rafael Gil, director y guionista, de la novela más popular del escritor e intelectual falangista Manuel Halcón, antaño bastante famoso, llegó a ser procurador en Cortes y miembro de la Real Academia de la Lengua Española durante cerca de treinta años, pero que hoy día ha sido sepultado por el olvido. Esa es una de las cosas malas de ser franquista, que los "progresistas" te borran de la historia. En fin, es lo mismo que le sucede a esta película totalmente desconocida actualmente que llevó a la gran pantalla "Las aventuras de Juan Lucas", publicada en 1944 por Halcón, y que ahora aparece en la pequeña gracias a la 2 de Televisión Española.

Se trata de una historia puramente de aventuras y romance, diría que de capa y espada, pero con trabucos, facas y caballos, casi un cuento o un tebeo para niños por la ligereza con la que se desenvuelve pese a la temática bélica y a la violencia de ciertas situaciones. Nos encontramos con la invasión francesa de 1808 y la injustamente glorificada resistencia hispánica. Mal asunto cuando los asesinos y ladrones son presentados como héroes y la gente honrada y pacífica, como traidores o víctimas de estos patriotas avant la lettre. Y ya que estamos con el francés, la que acaba dando más guerra es la francesa Marie Déa. Regular, pero se deja ver.

Mezcla de cine negro y melodrama del prolífico Rafael Gil, con reparto internacional, la mexicana María Félix, una hembra imponente aunque personalmente no me acabe de atraer, y el portugués Antonio Vilar. "Una mujer cualquiera" está basada en un guión de Miguel Mihura, junto al propio Gil, que terminó convirtiéndose en una obra de teatro estrenada en 1953, que acabaría dando lugar a más versiones cinematográficas o televisivas. El caso es que tenemos a una señora de buen ver, Nieves (María Félix), que ante la necesidad termina muy, muy cerca de la prostitución pero lo que acaba es metiéndose en un turbio asunto con asesinatos y tráfico de drogas, todo muy fuerte para la época.

A mí me ha gustado la idea que deja paso al thriller (SPOILER) y por supuesto ese look de finales de los años cuarenta es muy favorecedor pero luego el desarrollo es un poco artificioso. Digamos para no desvelar demasiado que si el largometraje se defiende en el género policiaco se resiente por el lado romántico. Ahora bien, quien se crea que a finales de esa década las féminas no podían trabajar salvo de meretriz es que no tiene idea de nada. Otra cosa es que muchas no dispusieran de una formación adecuada, que con el oficio más viejo del mundo podían ganar más o lo más común que la pobreza o determinadas circunstancias, madre soltera, esto sí era un problema feo, las condenaran.

Coproducción hispano-germano-italiana rodada en distintos lugares de estos tres países. En realidad, esta versión de "El Conde Drácula" que nos vende Jesús Franco como la primera absolutamente fiel a la novela homónima de Bram Stoker, es un trabajo de serie B con unos medios muy limitados, se nota, a pesar de contar en el reparto con Christopher Lee, Herbert Lom y Klaus Kinski, entre otros. Por parte femenina sobresalen la austriaca Maria Röhm y la española Soledad Miranda, que realizaría aquí uno de sus últimos trabajos al fallecer trágicamente en un accidente de coche en Portugal, lo que le da cierta extraña dimensión a su Lucy, un poco a "El baile de los vampiros" (1967) con Sharon Tate.

Sobre el parecido con la trama original de Stoker pues se asemeja bastante pero la presente versión de Drácula es un gran ejemplo de que a veces una buena historia no es suficiente para rodar una película decente. Aquí fallan demasiadas cosas. Por encima de gruesos errores, como nos recuerda el usuario Rick Moranis, la película está acartonada, no tiene ritmo, ni siquiera lógica en sus idas y vueltas, por no hablar de su puesta en escena pobre e infantil. Los personajes actúan de forma estúpida pero siempre con una total indiferencia ante los portentos sobrenaturales o muertes a su alrededor. En resumen, está a años luz de la genial "Drácula" (1992) de Coppola, de la que no paraba de acordarme.