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Argentina Argentina · Buenos Aires
Críticas de MatiasR
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Críticas 39
Críticas ordenadas por utilidad
10
17 de abril de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No pensaba escribir nada acerca de esta serie. No porque no lo mereciera, por supuesto. Sino porque creo que todo ha sido dicho (y escrito) sobre The Wire. Acerca de sus (muchas) virtudes, su impacto cultural, su tardío reconocimiento o su influencia en las series venideras. En esta página hay varias críticas que le hacen total justicia. Sin embargo, decidí dedicarle unas pocas líneas a modo de homenaje/agradecimiento por los grandes momentos que pasé al visionarla.

Si tuviera que describir a The Wire con una palabra (majestuosa no cuenta), creo que “ambiciosa” sería una de las más apropiadas. ¿Por qué? Pues porqué, cuando comencé a verla, no imaginaba que esta serie se animaría a tanto. Pensé que “sólo” era una muy buena historia policial. Y sí, lo era. Pero, también, muchas otras cosas más. En principio, una representación cruda y descarnada de un sistema corrupto, violento, injusto y decadente, que no sólo no funciona, sino que además atraviesa cada estrato social, cada institución, cada ámbito cotidiano, en el cual la impunidad, el narcotráfico, la “rosca” política y la desidia son el pan de cada día. Cada paso, cada esfuerzo puesto en la solución de algún caso implica una “batalla” extra contra la burocracia institucional, funcional a los mismos de siempre. Y hasta la mejor de las investigaciones puede derrumbarse con un solo movimiento descendente de un pulgar.

Otra palabra que define a esta serie es el “realismo”. Narrado con un estilo casi documental, The Wire es una andamiaje complejo, y perfecto, que no deja afuera ni un solo rincón de Baltimore:
-Las esquinas, territorio de interminable disputa entre bandas y la policía (“no es una guerra –dice el oficial Carver- porque las guerras terminan”).
-Las oficinas de la policía, donde importan más las estadísticas del crimen que los muertos que riegan las calles de la ciudad.
-El ayuntamiento del Alcalde, donde valen más las disputas por los gestos políticos y la imagen pública que solucionar los problemas de los ciudadanos. Y donde, también, de tanto en tanto, circula algún “billetín” del narcotráfico.
-Los tribunales, en los cuales algunos criminales “desfilan” y otros, de cuello blanco, se salvan impunemente.
-Los puertos, el punto de partida de todo el circuito.
-Las escuelas, que fallan en contener a chicos que provienen de realidades muy duras y están más preparadas para que los alumnos aprueben exámenes, que para ayudarlos con los problemas de su vida.
-Y las redacciones de los periódicos locales, en las que, a veces, es más redituable una mentira funcional, que una verdad incómoda.

Como si no bastara con esto, The Wire está plagada de personajes para el recuerdo. Algunos de ellos, tal vez, sin demasiado desarrollo individual, pero cada uno está perfectamente incluido en el entramado de la historia y, a su manera, aporta su gramo de complejidad a cada trama. Ninguno sobra. Todos son indispensables. Desde Jimmy McNulty, el toca-pelotas por excelencia, hasta el ridículo hijo de Frank Sobotka. De Freamon, el mejor policía de toda la serie, a el Mayor Valchek, quien “no reconocería trabajo policial ni aunque se le apareciera delante”. O los legendarios Omar Little, que juega “al gato y el ratón” con cualquier traficante, y los hombres detrás de la cortina: Stringer Bell y Avon Barksdale. Y me detengo acá, porque podría escribir dos críticas sólo para referirse a los personajes.

The Wire no sólo es una serie recomendable. Es una experiencia televisiva obligatoria, que hay que ver y vivir. Y luego de verla, hay que vivirla de nuevo. Es una obra maestra sin parangón. Que impacta por lo real y lo cercano de lo que se muestra. Una mirada sin tamices, ni edulcorantes de la vida cotidiana. La verdadera e indiscutida “reina” de este gran juego, que son las series de televisión.
MatiasR
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6
6 de febrero de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estaba entusiasmado con esta nueva película a pesar de lo poco o nada que se sabía de ella. Sus dos predecesoras me habían gustado bastante (aunque por motivos diferentes) y me intrigaba mucho cómo encajaría en el extraño rompecabezas que se está armando bajo el nombre Cloverfield. Lamentablemente “The Cloverfield Paradox” me dejó sensaciones encontradas y me pareció la historia menos lograda del universo.

La película empieza bien. Muy bien, de hecho. Presenta la historia sin demasiadas complicaciones, plantea el conflicto con suspenso y mucha truculencia (las escenas de la pared y los gusanos), y explica algunas cosas que conectan con las películas anteriores, lo cual, para mí, generaba aún más interés en el desarrollo de la cinta.

Sin embargo, a partir de la segunda mitad, “The Cloverfield Paradox” comienza a desmoronarse por dos problemas: el primero es que cae reiteradamente en tópicos ya vistos en otras películas de suspenso espaciales que, además de carecer de originalidad, afectan la coherencia de la historia. Y el segundo problema, y para mí el más importante, es que la conexión con las películas anteriores queda reducida a una trama en la Tierra que no aporta absolutamente nada. No sólo porque está desaprovechada sino porque también corta el ritmo de la historia principal.

El segundo punto me molesta particularmente porque me deja la sensación de que la explicación es una mera formalidad para poder titular la película con este nombre y enzarzar un universo que, luego de su tercera película, está atado con alambres. Con una par de modificaciones, podría llamarse de otra forma y no cambiaría gran cosa el resultado final. Una pena. Porque, a diferencia de otras opiniones que leí, la idea rectora de “The Cloverfield Paradox” me pareció muy interesante y pienso que ofrecía posibilidades que no fueron aprovechadas en esta cinta.

Como puntos positivos a resaltar: el apartado visual, la banda sonora y un reparto de lujo (Daniel Brühl, David Oyelowo, Gugu Mbatha-Raw y Ziyi Zhang) que se destaca pese a las inconsistencias del guión.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
MatiasR
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8
27 de enero de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reconozco que cuando veo una película como esta, me enojo un poco. No por Room, por supuesto, sino por muchas de las otras. Es decir, todas aquellas que tienen presupuestos desmesuradamente grandes para guiones que no serían dignos de un simple capítulo de una serie mediocre de televisión. Room, por el contrario, es una película “chica”, pero brillante. Por muchos motivos. Pero el más significativo es que demuestra todo lo que se puede conseguir cuando se cuenta con un guión atractivo, un director talentoso y un elenco brillante y comprometido. El resultado es una película impactante, emotiva y, sobretodo, angustiante. Muy angustiante.

A pesar de las evidentes limitaciones de presupuesto, Lenny Abrahamson construye un ambiente tan estrecho como creíble, con el cual recrea una atmósfera opresiva y claustrofóbica que es palpable desde los primeros planos del metraje. Durante un largo rato, estuve encerrado en esa pequeña habitación junto a los dos protagonistas. Sentí la tortuosa monotonía de una rutina sólo soslayada por la inocencia de un niño y la voluntad inquebrantable de la madre, el ansia de una brisa en la cara, el miedo ante la recurrente amenaza del secuestrador y el esfuerzo sobrehumano de Ma para proteger a su hijo de ese infierno, mientras lidia con el dolor y la desgracia de siete años de cautiverio.

El dúo protagónico es la película. Primero, y principal, porque logran una increíble química como madre e hijo, que siempre es complicada, mas aún en una situación tan dramática. Brie Larson realiza una interpretación extraordinaria porque combina, de forma muy convincente, el amor que siente por su hijo y el trauma del secuestro, que la atormenta durante toda la película, y que en varios momentos pone esa relación en jaque. Amén de una caracterización física impecable (la palidez de su rostro y pelo, las ojeras), que le da aún más credibilidad al personaje. Jacob Tremblay (Jack) hace una proeza, porque no solamente actúa de maravillas, sino que lo consigue con un papel muy complejo (teniendo en cuenta su juventud). En este caso, también hay que darle gran mérito a la dirección del actor y al guión, que posibilitan que las frases de Jack se oigan bastante “naturales” para alguien de su edad. Excepto, tal vez, sus monólogos en off que, en algunas frases, parecen un poco “salidos” de la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
MatiasR
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2
15 de diciembre de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La publicidad engaña. El aparato mediático que apuntaló la serie “The Following” así lo demostró. Expectativa desmesurada para un proyecto televisivo que evidenció demasiadas carencias en muy poco tiempo y que fueron agravándose paulatinamente con el avance de la historia y que decantaron en un final que pareció una parodia de sí mismo.

De entrada, “The Following” tenía varios tópicos recurrentes en el género thriller de los últimos años. Por un lado, un asesinato brutal, que se llama Joe Carroll, pero carismático y que siempre está un paso por delante de sus perseguidores. Por el otro, un antihéroe (interpretado por Kevin Bacon) traumatizado, solitario y que, sin buscarlo, se encuentra con la posibilidad de una redención. El duelo de sagacidad y astucia está servido.

Hasta ahí, todo muy corriente. Sin embargo, esta serie introduce una alternativa interesante: Joe Carroll no está solo, tiene toda una secta de asesinatos que lo admiran y que lo ayudaran en su plan maestro. En este punto surgen dos inconvenientes mayúsculos: el primero es que Carroll no tienen ningún plan. O, por lo menos, no un plan que justifique rodearse de una treintena de psicópatas. La planificación fallida del villano es el motivo principal por el cual la serie no entusiasma al espectador, ni mejora a medida que se suceden los capítulos. Por el contrario, da vueltas en círculos, alargando excesivamente situaciones que no conducen a ningún lugar. Pasan muchas cosas, pero no se sabe bien para qué.

El segundo problema es que las motivaciones de los integrantes del culto están muy poco claras. Son personajes planos y que presentan un nulo desarrollo. La mayoría de ellos son extras. Sí bien hay un intento de explicación en los fanáticos de Carroll que tienen incidencia en los hechos principales, a través de flashbacks (otro recurso trillado), pero son muy breves y escuetos como para que den cuenta de un trasfondo emocional. Peor es el caso de otros personajes importantes como Roderick (segundo al mando de Carroll) o Molly (una infiltrada de Carroll en la vida de Bacon) que directamente caen del cielo en la trama.

Por su parte, los “buenos” no escapan de la mediocridad. Muchos mueren antes de que sepamos su nombre y otros sobreviven a situaciones increíbles. Por ejemplo, el agente Weston, quien sería el Robin de Bacon, y sólo está para ser secuestrado, golpeado, apuñalado sin que el orden de los factores altere el producto. La agente Parker es el único personaje que tiene una historia muy interesante como telón de fondo. Lamentablemente no se ahonda en ella.

El tercer gran problema que tiene “The Following” es la sucesión de hechos inverosímiles que son necesarios para que la historia avance. Muy pocas cosas son creíbles. Partiendo de la base de que Carroll organiza su culto desde la conexión a internet que tiene en prisión. Luego ira empeorando. Los personajes aparecerán y desaparecerán a gusto, sin importar si son buscados en todo el país o si están rodeados por las fuerzas policiales. Los seguidores del asesino se infiltran en todos lados: policía, SWAT, FBI.

Podría seguir, pero sería excesivamente reiterativo. No sólo no hay una idea clara que motorice las acciones a lo largo de varios episodios sino que tampoco hay resoluciones coherentes para las muchas situaciones que se desarrollan a lo largo de los capítulos. Los diálogos son otro aspecto mejorable, sobre todo los que mantienen entre sí Bacon y Carroll, primero en la prisión, luego por teléfono y en algunos encuentros puntuales. Las conversaciones iniciales tienen su atractivo pero rápidamente se vuelven reiterativas y tediosas.

El nivel de actuaciones es, en general, bajo. Kevin Bacon hace lo que puede con lo que tiene, que es poco. Está correcto en su faceta de hombre duro, pero es demasiado inexpresivo en otras vertientes que requiere su personaje. James Purefoy sobreactúa demasiado su faceta carismática. El resto no aporta nada. Sin embargo, las cosas siempre pueden empeorar. Habrá una segunda temporada por más que no se sepa por qué. Se estrenara en el 2014. No cuenten conmigo. Con “Game of thrones” me alcanza.
MatiasR
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Ataque a los Titanes (Serie de TV)
SerieAnimación
Japón2013
7,9
17.399
Animación
8
2 de enero de 2014
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me topé con el manga "Shingeki no Kyojin" por casualidad, como tantas cosas que uno encuentra en Internet. En principio, la historia no me parecía muy original en relación a tantas otras del mismo género. Es decir, un mundo apocalíptico en el que la humanidad enfrenta su extinción, sólo que esta vez a manos de unos misteriosos titanes. Sin embargo, decidí darle una chance por que (lo reconozco) me encantan esas historias. Sólo dos capítulos fueron suficientes para cautivarme. Me “devoré” el resto del manga en menos de una semana. Y por eso continúe con el anime.

La historia tiene una premisa simple: los humanos se encuentran presos, y paradójicamente a salvo, tras unos altos muros que los protegen del ataque de unos gigantes que sólo aspiran a devorarlos. Uno de los grandes aciertos del autor es su capacidad para trasmitir el miedo, el horror y la desesperación que viven los soldados que enfrentan a esos titanes. Si bien se focaliza en el entrenamiento de las tropas, este vale de poco cuando están cara a cara con monstruos de 15 metros y cuando la muerte es una posibilidad concreta que depende de la velocidad de un reflejo, de un movimiento o de la precisión de un golpe de espada.

Por otra parte, a medida que la historia avanza se desarrollan otros elementos que introducen giros en el guión o sorpresas que cambian el rumbo de la misma o, por lo menos, introducen nuevos horizontes de expectativas, al mismo tiempo que dotan de complejidad a la premisa original, en forma de personajes nuevos, lugares a los que llegar, o enigmas que habrá que desentrañar.

La serie de televisión tiene agregados específicos, propios del soporte, que logran aumentar todos esos sentimientos, como la brillante banda sonora que potencia el miedo, el valor, el dolor, la desesperación y también la amistad o el amor de los personajes, según lo precise la historia. La animación es excelente (mejorando notoriamente el dibujo falto de detalles que tiene el manga), ya sea el diseño de los personajes, de los temibles y horripilantes titanes, los escenarios o las trepidantes escenas de peleas.

Los personajes principales están bien delineados y cada uno tiene su personalidad definida. Eren, el protagonista, es un muchacho impulsivo, voluntarioso, inspirador y con un objetivo claro: erradicar a los titanes de la faz del planeta. Mikasa (la favorita de quien escribe estas líneas) quien tiene dos facetas marcadas: por un lado es una fría y extraordinaria guerrera y por otro es una mujer sensible, enamorada de Eren, y que está dispuesta a darlo todo para protegerlo. El trío se completa con Armin, un muchacho de nula habilidad física y de baja autoestima, pero de gran inteligencia y que es muy útil en momentos importantes. Los secundarios están bastante bien para la importancia que tienen y también evolucionan con el correr de los capítulos.

Por último, habiendo visto los 25 capítulos, debo decir que el cierre no me gustó del todo. En los últimos episodios, se tomaron varias licencias respecto al material original que nos privaron de algunos momentos memorables. Esto no lo digo desde el lugar quejoso de quien quiere adaptaciones inmutables. De hecho, gran parte del “relleno” (que no es mucho) está muy bien incluido y sirvió para mejorar algunas cosas, pero algunos detalles modificados pueden afectar la continuidad de la serie en una eventual segunda temporada y eso no se tuvo muy en cuenta.

P.D: actualmente el manga se sigue publicando y la calidad del mismo no ha bajado, por lo que hay material como para esperar otra temporada de alto nivel.
MatiasR
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