Lo más sorprendente de POLTERGEIST (2015) es que a la crítica, como se puede ver en esta página, no le ha disgustado. Sin embargo, al público, como se puede ver también por su nota, le aburre y abomina. Señal indeleble de que, cuando una película destinada al público sólo gusta a la crítica algo se ha hecho muy pero que muy mal.
Para empezar, este remake es extremadamente ruidoso. Ruidos y efectos especiales. Ese es su bagaje. La original no tenía tanto ruido ni tanto efecto especial, y consiguió atemorizarnos. Esta nos hace incluso sonreir ante sus ocurrencias espantosas.
No esperen ver ese "respeto por el original" que dice parte de la crítica. En este POLTERGEIST no vemos una familia en un entorno normal. No. Vemos una familia que se muda a una casa vacía, encantada, sobre el famoso cementerio (en este caso no se dice nada de indios). Qué curioso que los difuntos sólo se ceban con esta casa, y no con el resto, que también están construídas sobre sus tumbas. Qué curioso que haya que explicar que ella se queda en casa porque es escritora y no por ser ama de casa, eso tan mal visto hoy día. Qué curioso que se recurra a una fórmula para meter una cámara en la boca del lobo cuando en la original lo que daba miedo era precisamente no saber lo que había "al otro lado".
Qué curioso que haya que hacer una película como esta para revalorizar el original.

...pero de la vuestra, no de la mia."
Con esa lapidaria frase se vendía en el trailer español (supongo que también internacional) esta primera película de Steven Seagal.
Con más argumento del habitual en este tipo de películas y con una cierta sensación de estar descubriendo un héroe de acción "nuevo", Seagal tiene aquí su mejor película (tampoco es decir mucho) junto con "Alerta máxima". Curiosamente, las dos únicas en las que le ha dirigido Andrew Davis, un buen director, responsable también de "El fugitivo", con Harrison Ford.

No se dejen engañar por el 4 y pico que tiene la pelicula. Buena no es, pero tampoco es mala. Es un regular, como la copa de un pino, que gustará a los fans del cine de acción.
Eso sí... al lado del resto de peliculas de Seagal (repito, con la excepción de "Alerta máxima"), este "Por encima de la ley" es una obra maestra comparable a "Ciudadano Kane".

Imposible no echar un sueñecillo sin querer mientras ves esta tercera entrega de Ant Man... Completamente imposible.
Sobre todo porque la historia la hemos visto 100 veces, los quiebros de guión los conocemos 1000 veces y algunos recursos humorísticos o heroicos los hemos visto incluso recientemente en otras películas Marvel, Disney o Star Wars.
Y además, sólo hay efectos especiales, y mundos creados y recreados por CGI. Todo, todo es falso. Incluso las actuaciones de los actores.

Vaya por delante que Nadiuska está como un tren. Pero no como un tren de los de Extremadura, más bien como los AVE de verdad, los que te arrolan en cuanto los tienes delante.

Dicho esto, ULTIMO DESEO es una tontería suprema producto de las enfermizas mentes de la época de gente luego mucho más seria como Vicente Aranda o Joaquin Jordá (mítico documentalista). El inclasificable guión se puso en manos de un director solvente de género como Klimovsky, y se adornó con un reparto que igual te mezclaba a Teresa Gimpera con Paul Naschy.
Pero claro, la película es barata, y se rodó en los alrededores de Madrid porque irse a centroeuropa (donde supuestamente sucede) era carísimo. Así, vemos carteles de "Pastisserie" mientras en el mismo plano convive un anuncio de Trinaranjus o los Helados Camy así, en castellano. No hablemos de las cajas donde transportan los víveres, algunas de licores, pero otras de cosas muy castizas.

Pero todo se perdona, porque sale Nadiuska medio en pelotas y cuando está vestida es la que mejor actúa del grupo. Lo de Naschy es inenarrable. Tan pronto se muestra humanitario como se lía a tiros. Es un bipolar en toda regla. Lo de Fernando Palacios... pues no creo que le rentase en la carrera la humillación. Y de los demás, poco que decir, porque están en general bastante mal todos, supongo que porque las reacciones absurdas de sus personajes en el guión no las entendían ni ellos.

Difícil es ya de por sí acometer un remake de Hitchcock. El propio Hitchcock mordió el polvo remakeándose a sí mismo, pero él sabía dignificar lo indigno. En este caso, las postrimerías de una arruinada casa Hammer, tras concluir el exitoso ciclo Drácula-Christopher Lee, se arriesgan a producir nuevos títulos y lo hacen con este film donde los costes presupuestarios fueron demenciales para una pequeña productora. Los entonces de moda Elliott Gould y Shepherd encabezaban el reparto cobrando cifras inusuales para la Hammer, y los secundarios no se andaban a la zaga. Parecía un éxito seguro, así que se lanzaron a la piscina. El resultado en taquilla fue decepcionante, pero no lo fue menos el resultado artístico.