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Críticas de fresenius
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Críticas 205
Críticas ordenadas por utilidad
Miss Hokusai
Japón2015
6,0
734
Animación
7
25 de septiembre de 2016
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Katsushika Hokusai (1760–1849) pasa por ser hoy uno de los más conocidos pintores-grabadores japoneses del siglo XIX dentro, todavía, del periodo Edo. Entre 1831 y 1833 realizó una serie de grabados y estampaciones denominados como 36 vistas del monte Fuji entre las cuales se encuentra su obra más icónica, "La gran ola de Kanagawa".
"Miss Hokusai", hasta el momento última película de Keichi Hara, sitúa la acción en 1814 y, por tanto, Hokusai no había grabado aún la gran ola. No obstante Hara se permite el homenaje de mostrarla en esta interesantísima aunque extraña película. Eso sí, interesante desde luego si se tiene interés por conocer un poco sobre la vida de la "familia" Hokusai en 1814, porque la película es muy "japonesa" desde el punto de vista más contemplativo del término.
Desde que Keiichi Hara dejara de lado al insufrible Shin-Chan, ha realizado ya tres películas con una evolución más que notable hacia un cine mucho más adulto, que ya se mostraba claramente en "Colorful" (2010) y que sigue aquí. Si bien no plantea temas tan escabrosos como los que hay en "Colorful", no tiene inconveniente alguno en mostrar-insinuar algunas escenas de la vida cortesana.
En cualquier caso la película no se centra en Hokusai, sino en una de sus hijas fruto de un segundo matrimonio, Katsushika Ōi, que por aquel entonces convivía con su padre en su taller-estudio de trabajo llevando un estilo de vida bastante peculiar resultado de una personalidad (de ambos) excéntrica. Es en parte lo que quiere mostrarnos el film. Katsushika Ōi se casó poco después pero su matrimonio duró muy poco, se divorció y volvió a convivir con su padre hasta el momento de su muerte, los dos eran personas muy parecidas.
Basada en un manga de Hinako Sugiura estructurado en torno a historias cortas con Katsushika Ōi, la película de Keiichi Hara se resiente de ello pues en realidad no nos está contanto nada, simplemente nos está mostrando cómo trabajaban y sobrevivían padre e hija durante esa época, cuando Katsushika Ōi estaba a punto de firmar sus propios trabajos y ayudaba a su padre a terminar los suyos propios, incluídas las obras "shunga" (pinturas que tienen como tema principal la representación del sexo).
Visualmente deslumbrante, sobre todo en el apartado de fondos panorámicos que se quieren asemejar a las propias pinturas de Hokusai, la película hace un esfuerzo por mostrar las fuentes de inspiración de los artistas adentrándose en la contemplación de lo natural y de lo fantástico, la interpretación de los sueños y el alcance de la iluminación. Todo bastante taoista (o así me parece). Sin embargo, nada de esto se consigue, solo se atisba un poco y la película queda como a medio camino de ningún sitio. Ésta será seguramente la opinión de muchos respecto de una película en la que nada queda cerrado ni explicado. Lo que ocurre es que no es película que precise ni pretenda explicar nada.
fresenius
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7
11 de agosto de 2016
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aviso: GITS-The Rising puede ser considerada como una finalización de la trama que se venía contando en los cuatro OVAs de GITS-Arise. Así ha sido considerada por mi parte, razón por la cual la crítica se refiere a los cuatro OVAs de Arise y a esta película.
Doy también por hecho que el lector conoce el universo anime de GITS, las dos películas de Mamoru Oshii y la serie GITS-Stand Alone Complex de Kenji Kamiyama.
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Si el argumento de GITS-Solid State Society se considera cerrado después de la última película de Kamiyama, se podría pensar que la continuación de este universo debería ser, lógicamente, con nuevas historias y hechos posteriores al 2034. Pero también se puede contar lo ocurrido antes, que es por lo que se ha optado con GITS - Arise. Se trata de cuatro OVAs de una hora de duración cada uno lanzados entre el 2013 y 2014, cada uno con un director diferente aunque con resultados bastante parejos.

Tal como ya ocurría con GTIS-SAC, en Arise la historia entra "a saco" en su propio universo, es decir, el espectador debe conocer las claves del mismo ya que no se para a explicar nada sobre el porqué las cosas son así. Las historias y los casos que se resuelven son siempre bastante enrevesados, algo, por otra parte, muy japonés, mezclando las luchas entre corporaciones, la política y cómo se integran éstas en este mundo cibernético. Se sigue también con las dudas sobre la existencia del “espíritu” y la no pérdida del mismo, la intromisión de una persona en la red neuronal de otra para su pirateo, para alterar la realidad de lo que percibe, la duda de si los recuerdos del individuo son reales o implantados, etc. Todo esto es el pan de cada día en GITS y se supone que el espectador lo conoce, no precisa explicación.

En Arise la Sección 9 aún no se ha formado. Empieza en el año 2027, un año después de la cuarta guerra mundial convencional. La ciudad que se ha erigido desde las ruinas de esta guerra está ya a pleno rendimiento. En cada uno de los cuatro episodios de Arise se muestra la resolución de un caso mientras vamos viendo la situación en esos años (2027-2029) de cada uno de los futuros miembros de la Sección 9, porque a lo largo de los cuatro episodios se va a narrar también cómo se gestó el origen de la futura Sección 9. Sobre todo de Kusanagi, de la que se conocerá buena parte de su procedencia y del porqué es tan buena en su trabajo. Para el aficionado a este universo es quizás lo más interesante de esta nueva expansión de GITS, porque en lo que se refiere a las tramas en sí, es volver a la misma estructura de historias. Es lo ya visto en GITS-SAC pero contextualizado a las siempre complicadas intrigas políticas del país y de sus vecinos un año después de la guerra.

Además de ese "volver a la misma estructura de historias", existen otras deficiencias en Arise que no se pueden obviar. La principal es derivada del formato elegido para editar la obra, el OVA, que conlleva una pérdida palpable en la calidad del dibujo. Sobre todo de los personajes, no tanto de los fondos o en la concepción artística de la megaciudad. Los dibujos de los personajes son demasiado lineales, no se puede decir que son inexpresivos cuando no hay una línea clara que delimite la pretensión de dar inexpresividad a un ciborg y la de querer dibujar una sonrisa. Este problema de los OVA, el presupuesto que se reduce mucho y la simplicidad en los dibujos, aparece casi siempre.

El otro problema de Arise está en la elección del cuerpo prostético de Motoko Kusanagi. Tampoco es que sean todos mucho más jóvenes que en la película de Oshii, que estamos a dos años de los hechos narrados en la primera película e, incluso, el último episodio tiene lugar ya en el 2029. Así, si los rasgos de todos los protagonistas sí que son más o menos reconocibles el de Kusanagi está premeditadamente elegido así y debemos asumir que en este universo es el cuerpo elegido por la propia protagonista. Y, la verdad, es que cuesta adaptarse a esta Kusanagi.

Para terminar de redondear la trama general de Arise, la creación de la Sección 9, en el año 2015 se estrena una “arquitectura alternativa” a los cuatro OVAs de Arise en forma de serie de TV de 10 episodios. Cuentan lo mismo que las OVAs pero montado de forma diferente, con algún añadido para que todo quede igual pero de forma diferente.

El verdadero final de la "trama Arise", que desemboca en la película de Oshii, es Ghost in the Shell: The Rising, película del año 2015 dirigida por Kazuya Nomura. En realidad es como un quinto episodio de Arise alargado 30 minutos más. De hecho, aunque se puede ver de forma independiente, es muy recomendable haber visto antes los cuatro episodios de Arise antes de afrontar la película. La mejoría respecto de los OVAs, resulta obvio, está en la calidad del dibujo y de la animación en general y de los personajes en particular. Especialmente de Kusanagi, que incluso va como “evolucionando” (o a mí me lo parece) a lo largo de la película para parecerse más a la que aparece en GITS-SAC. El interés de la película, desde el punto de vista de conocer hechos nuevos, está en saber el origen de Kusanagi, de su nacimiento. Y lo bueno es que han sabido hilar bien pues lo que aquí se dice sobre el origen de Kusanagi no desentona con lo poco que se conocía por menciones en películas y series anteriores. También resulta interesante la idea de caducidad e inexistencia de actualizaciones para parte o para todo un cuerpo prostético, con la consiguiente revisión de la idea de muerte real o no de un individuo. Y poco más, porque el resto es otra trama excesivamente enrevesada, aunque con excelentes escenas de acción, con revisitación a lugares, procedimientos y hechos comunes de este universo.

Continuo en zona spoiler, sin desvelar nada.....
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
fresenius
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8
25 de marzo de 2018
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lucky es el final de un viaje, una película que, casualidad o no, muestra un plano de Harry Dean Stanton mirando a cámara y sonriendo que engrandece aún más a este actor por la forma que ha tenido de despedirse de este mundo. Aunque todavía lo podremos ver en otra película que está en postproducción, “Frank and Ava”, Harry Dean Stanton murió poco después de finalizar Lucky, una película que no pudo ver terminada y que, sin ser autobiográfica, sí que cuenta algunos recuerdos de su vida real.

Lucky es película que termina de cerrar un círculo. En 1999 David Lynch estrenó “Una historia verdadera” una rara avis en su filmografía y una película imprescindible, de las que te dejan marca. Tiene mucho que ver “Una historia verdadera”, película en la que también participó Harry Dean Stanton, con lo que el director John Carroll Lynch cuenta en Lucky. “Una historia verdadera” también supuso la última actuación de Richard Farnsworth y precisamente para mostrar una profunda reflexión sobre cómo el acercamiento del final de la vida, cómo lo que es inevitable pasa por encima de la tozudez que la ha marcado durante mucho tiempo, una película sobre la aceptación y el perdón. Y todo este peliculón nos regaló David Lynch con una historia de lo más sencilla. Pues en Lucky ocurre exactamente lo mismo, una historia de lo más sencilla, escenas rutinarias en la vida del protagonista que afronta el tramo final de su vida con necesidad de saber hacia dónde va a terminar. Y siendo un guion pensado solo y para Harry Dean Stanton, basado en sus propias apreciaciones vitales, la idea final que el actor expone me resulta de una sencillez y honestidad admirable.

La película es una tardía ópera prima del actor John Carroll Lynch, que ciertamente demuestra que sabe rodar y contar una historia que corría el riesgo de volverse aburrida porque realmente no nos está contando nada en particular. Sin embargo son los actores los que llevan la película a buen puerto, sobre todo lo que dicen, sobre todo Harry Dean Stanton. Hay otros círculos que se cierran aquí. David Lynch también participa y actúa en el film, y tiene papel relevante en una película tan relacionada con “Una historia verdadera”. Y otro momento, una escena en la que Tom Skerritt y Harry Dean Stanton hablan, de nuevo parece que autobiográficamente, de vivencias de la segunda guerra mundial,…, es otro círculo que se cierra, aunque éste es desde un punto de vista más personal, un círculo que empezó en 1979 cuando ambos actores estaban juntos en Alien y que treinta y ocho años después se cierra.
fresenius
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7
1 de julio de 2018
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Meari to majo no hana” (Mary y la flor de la bruja, 2017) es el tercer largometraje de Hiromasa Yonebayashi, un director que, hasta su anterior trabajo, “Omoide no Mânî” (El recuerdo de Marnie, 2014), aparecía relacionado con el estudio Ghibli. Es en este estudio donde debuta como director con la notable “Karigurashi no Arietti” (Arrieti y el mundo de los diminutos, 2010), habiendo trabajado anteriormente como “Key Animator” (es decir, asumiendo responsabilidad en la animación de las escenas en las que interviene) en algunas de las principales películas del estudio, empezando con Mononoke Hime en 1997.

El 3 de agosto de 2014, Toshio Suzuki, productor y uno de los fundadores del estudio Ghibli, anunció que pausaban la producción de largometrajes ante la necesidad de reestructuración del estudio. El resultado, hasta ahora, es que el último largometraje realizado en Ghibli es, precisamente, “El recuerdo de Marnie”. En el año 2015 el productor jefe del estudio Ghibli, Yoshiaki Nishimura y otros miembros del estudio, entre ellos Yonebayashi, fundan el estudio Ponoc, del que “Mary y la flor de la bruja” es el primer largometraje. Parece que la silueta de la protagonista, Mary, formará parte del logotipo del estudio, con un estilo similar al Totoro de Ghibli. Es también, quizás, una declaración de intenciones, de dejar claro que la esencia de las películas del estudio Ghibli, películas de las que ellos han formado parte, va a continuar de un modo u otro. Desde luego así me lo parece una vez vista y disfrutada “Mary y la flor de la bruja”.

Mientras vas contemplando la película de Hiromasa Yonebayashi es imposible no estar continuamente recordando escenas de muchas películas Ghibli. Aquí hay mucho, muchísimo de “El viaje de Chihiro”, pero aún lo hay más de “El castillo ambulante”. Visualmente son las referencias principales pero no las únicas porque también tenemos las islas volantes de “El castillo en el cielo”, los bosques de “La princesa Mononoke”, las peripecias de “Nicky, la aprendiz de bruja”, o, si me apuran, las rebeldías capilares de Fujimoto en “Ponyo en el acantilado”. Todas estas influencias no hacen sino favorecer una película que, visualmente, resulta ser una joya. No hay nada que se pueda reprochar, desde la animación perfecta a la exquisitez de los fondos de interiores o a los paisajes rurales, desde la magnificencia del bosque al detallismo de los rincones y la simpleza de la valla en la vereda como “puerta” de entrada al mundo mágico. Siempre hay una puerta. Un dibujo extremadamente cuidado y esmerado que es marca de la nueva casa y fruto de la experiencia de años de trabajo.

Adolece la película, no obstante, de cierta profundidad en la historia, bastante más sencilla (infantil no es la palabra) y predecible. Se echa de menos la superación, el viaje introspectivo de la protagonista, conocer sus miedos o preocupaciones. No parece que existan conflictos internos en Mary, o no se ha querido complicar la historia con ellos. Y no puede ser el motivo la falta de capacidad para hacerlo, porque en este sentido su película anterior, “El recuerdo de Marnie”, sí que lo hace, lo consigue y el resultado es, en mi opinión, bastante superior. En cualquier caso, “Mary y la flor de la bruja” resulta ser una película muy, muy, recomendable.

Un par de curiosidades/datos para terminar:
La actriz que da voz (seiyū) a Mary es Hana Sugisaki, que también interpreta, por si alguien quiere ponerle cara, a Rin Asano en la adaptación de Takashi Miike de “La espada del inmortal”. Anteriormente Hana Sugisaki ya había sido la seiyū del personaje de Sayaka en “El recuerdo de Marnie”
Por su parte la voz de Peter es de Ryûnosuke Kamiki, que también aparece en la última de Miike, “JoJo’s Bizarre Adventure”, película a la que no pienso ni acercarme. Mejor recordar a Ryûnosuke Kamiki por ser la voz de Taki en “Your Name”, de Makoto Shinkai.
fresenius
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El niño y la bestia
Japón2015
7,0
6.516
Animación
8
17 de abril de 2016
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aviso a navegantes: no es este escrito una reseña dedicada exclusivamente a "El niño y la Bestia". Más bien se trata de un repaso y puesta en común de los últimos largometrajes de Mamoru Hosoda.
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Dentro del panorama del anime japonés actual, en el ámbito del largometraje y con las limitaciones de acceso al mismo desde el occidente, Mamoru Hosoda se ha revelado ya como uno de los directores más interesantes, con una gran capacidad para contarnos la cotidianeidad de la vida, los sentimientos y las dudas pero, a la vez, enmarcando sus historias en un ir y venir entre un mundo real y un mundo fantástico paralelo.

Ciertamente, los cuatro últimos trabajos de Hosoda tienen este aspecto en común: el contar una historia muy humana en un mundo a caballo entre la realidad y la fantasía. Es por esto que muchas de las opiniones sobre sus películas van ligadas a la comparación con las películas de Hayao Miyazaki, aunque lo cierto es que, la comparación, no es única en el caso de Hosoda. También se ha hecho fundamentadamente con Makoto Shinkai (Viaje a Agartha -2011-) o con Hiroyuki Okiura (Una carta para Momo -2011).

Si obviamos los primeros trabajos de Hosoda, en las franquicias Digimon y One Piece, se puede decir que todo empezó en el año 2005 cuando pasa a ser director de staff del estudio Madhouse. A partir de aquí el Sr. Hosoda no ha hecho sino crecer cada vez más a lo largo de las cuatro películas que ha dirigido desde entonces. La primera, año 2006, Toki wo Kakeru Shôjo (La chica que saltaba a través del tiempo). Aquí, la habilidad de la joven Makoto para cambiar el presente, cuando descubre que puede viajar en el tiempo, es la excusa para contar una historia de transición entre la adolescencia y la madurez y sobre la importancia de sopesar las decisiones que se deben tomar. Desde luego las películas con saltos temporales casi siempre son interesantes porque mantienen al espectador que conoce las reglas especialmente atento, es lo que hace esta película tan dinámica, pero Hosoda mantiene a sus personajes con los pies en tierra, el don que tiene Makoto no lo utiliza para nada que no sea realista desde el punto de vista de lo que sería esta historia sin el elemento fantástico.

Tres años después Hosoda estrena Samâ Wôzu (Summer Wars). Con el inicio por entonces (año 2009) del auge de los mundos virtuales informáticos y las redes sociales, en Summer Wars el elemento fantástico viene de una suerte de red social, el Mundo de Oz, donde surge un poder que intenta superar sus propios límites. Pero de nuevo, ésta es la excusa. Eso sí, con una animación estupenda de dicho mundo. El trasfondo real, el que verdaderamente importa de la historia, está muy ligado a la importancia de la familia, al respeto a las decisiones y consejos de los mayores, sustentadas aquí por la abuela de la familia Shinohara, y a la necesaria supervivencia de las tradiciones importantes en el cuasi mundo virtual actual.

Ahora bien, si de algo adolecen estas dos películas, algo que poco a poco en las siguientes se va diluyendo cada vez más, aunque siga presente, es la excesiva monería amorosa adolescente. En Ôkami Kodomo no Ame to Yuki (Los niños lobo, 2012) la cursilería dura poco, es al principio y es la parte menos interesante. Quizás sea necesaria pues el elemento fantástico, la convivencia entre hombres lobo y humanos, debe ser presentado, las reglas deben ser planteadas para entrar en la parte real, en la emocionante historia de una madre que lucha y se antepone a todas las dificultades para poder criar y proteger a sus hijos. Y también a la aceptación de la diferencia, a la aceptación de la realidad de uno mismo y el respeto a dicha realidad. Una historia bellísimamente contada y una película muy, muy recomendable.

Y así llegamos a Bakemono no Ko (El niño y la Bestia, 2015), y Mamoru Hosoda se sigue superando. ............................
Continúo en la zona spoiler sin revelar nada
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
fresenius
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